Capitulo X

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CAPITULO X—RECUERDOS DOLOROSOS

Jade Evans

Removía mi comida, no tenía apetito en absoluto, podía sentir la mirada de Aiden que estaba a mi lado, había dado solo tres bocados y me sentía llena. Habían pasado unos días desde que llegamos a la casa de los padres de Aiden. Estuve algo decaída, no tenía muchas ganas de escribir y apenas había salido de la casa, solo alguna vez para ir a por café con Aiden o con su hermano al parque. Hace unas horas estuvimos en videollamada con Adam, Damien y Kelly; Damien contaba que su tía le había obligado a hacer compras navideñas y hacerse una foto con el Papa Noel del centro comercial. Kelly le dijo que estaría haciéndole bromas durante el resto de su vida y él puso los ojos en blanco. Zinnia y Kelly habían estado quedando varias veces y alguna que otra vez Kelly había dormido en su casa, Adam nos contó que dos de sus compañeros de piso se pelearon y volaron donuts por los aires.

Estábamos todos en la mesa cenando—sin contarme a mi— y como dije notaba la mirada de Aiden sobre mi varias veces.

¿Habéis conocido a personas nuevas? —el señor Leyden intentó establecer un tema de conversación.

—Conocimos a unas personas sí —Aiden le dio un sorbo a su refresco.

—Me alegro mucho.

—Jade, ¿te apetece otra cosa cariño? —la mano de la señora Leyden acarició mi hombro dándole un leve aprieto.

—Está delicioso, sólo no tengo apetito

Tan solo despertarme había recibido un mensaje de mi madre. Me pedía que fuera a casa para pasar la navidad con ellos. Le escribí un no rotundo, pero seguía insistiendo.

Mi bolsillo vibró e instantáneamente, lo saqué con el ceño fruncido, entreabrí los labios al ver el nombre en la pantalla.

¿Para qué llamará?

No lo contestes.

Si no contestas sabes lo que pasara.

También es verdad.

—Tengo que contestar una llamada.

Ellos asintieron y yo arrastré mi silla hacia atrás para levantarme, me coloqué mi abrigo cerrándolo, bajé las escaleras del jardín pisando la nieve. El teléfono volvía a sonar y cogí aire llevándolo a mi oído.

—Hola papá.

—Tu madre te ha pedido por favor que vinieras por navidad y pasas de ella.

Ni un hola, comenzamos bien.

—Estoy en casa de los padres de Aiden, se lo he dicho —miré mis zapatos pisando la nieve recién caída.

—Somos tu familia.

—Tú no estás en esa lista... —dije sonando más a un susurro.

—¿Mandarte a esa universidad te ha hecho perder la cabeza o qué? —supuse que estaba fuera de casa al escuchar el ruido de los coches.

—La universidad no me ha hecho perder la cabeza, sino tú.

El silencio se hizo presente tras el teléfono. Cada vez que nos llamábamos los dos salíamos igual de enfadados, siempre evitaba hablar con él, los únicos que sabían lo que pasó para que me llevara así de mal con mi padre eran Aiden y Zinnia; pero nunca sacaban el tema.

—Tienes seis días para volver a casa, si no quieres que vaya a buscarte.

Aparté el teléfono de mi oído volviéndolo a guardar, tenía un problema y era mi padre.

Caminando sobre las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora