2: Y si no regreso, sabes que te quiero.

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Para Rick fue como ver esos ojos felinos por primera vez, como si ella acabase de nacer de nuevo. Se podría decir que Alice lo hizo cuando despertó del coma en el que se encontraba. Se había sentido abrumada por la luz, que era tan intensa, que le impedía observar el entorno en el que había resurgido. Le dolían los parpados por estar cerrados tanto tiempo y las pupilas por verse expuestas a la claridad después de haberse acostumbrado a la penumbra. En su cabeza retumbaba un sonido molesto, un pitido incesante que se había apoderado de sus oídos y que hacía que le palpitase toda la cabeza.  Estaba mareada, con náuseas, hiperventilando y su cuerpo estaba entrando en un estado de ansiedad que le provocaría una taquicardia severa si no se calmaba. Los médicos a su alrededor trabajaban rápido revisando sus pulsaciones, decidieron introducirle un calmante a través de la vía intravenosa por miedo a que su corazón tuviese algún problema. Había estado casi 3 meses sin tener que bombear sangre apenas, y someterle a una gran actividad podría ser peligroso.

O eso supuso Rick, quien había estado parado, inmóvil en la puerta de la habitación. Cuando vio como el pecho de la mujer dejó de agitarse y dejó de hiperventilar, se acercó a ella mientras al mismo tiempo la mitad de los médicos de la sala se retiraban. Dejando al científico solo junto al Doctor que le había llamado por teléfono el día en el que entró en coma y a su auxiliar.

-Buenas noticias para usted Señor Evans- Rick sintió como su ojo se contraía en un ligero tic cuando escucho al sanitario referirse a él de la misma forma que el primer día, ¿Qué castigo divino era aquel que le sometía a ser confundido con el progenitor de su novia constantemente? Ignoró la crispación, tenía cosas más importantes en las que pensar, no obstante aclaró de nuevo que no era su padre dedicándole una mirada mordaz al otro hombre, quien se disculpó de forma avergonzada, ya era la segunda vez que le pasaba.

-Ha despertado y su cuerpo ha entrado en una especie de estado de alarma, en pánico. Por eso la hemos dormido para su seguridad, despertará en una media hora y aun así estará un poco dormida. Pero lo importante es que ha "resucitado" al fin- Rick se estremeció ante su desacertada elección de palabras, ¿De verdad la daban por muerta? Se ofendió mientras recordaba que él mismo había dudado sobre la fuerza de Alice, y para su desgracia sus dudas solían acabar siendo hechos. No en este caso, la mujer no solo le había callado la boca a los médicos que la daban por perdida, sino que había demostrado una vez más que las matemáticas de Rick podrían equivocarse alguna vez, parecía que no se cansaba de poner el mundo del mayor patas arriba, rompiendo de nuevo todos sus esquemas.

-Vamos a tener que hacerle un reconocimiento, adaptarla para que su cuerpo vuelva a funcionar y evaluar el daño. Me obligan a echarle de la habitación- el auxiliar de enfermería le tocó el hombro para dirigirle hacia la puerta.  Rick se separó rápidamente, furioso e impaciente, había esperado esa eternidad para ver a Alice, y ahora que había resurgido como su pequeña ave fénix iban a alargar la espera. El asesinato rozó la mente del hombre cuando pensó en ese enfermero de cuarta poniéndole las manos encima a su mujer. Sabía que estaba completamente loco, pero siempre le había dado igual, ese no era un momento para empezar a preocuparse por eso.

Se quejó hasta que amenazaron con llamar a seguridad, no tenía miedo a los gorilas, pero si tenía miedo de que le privaran de ver a la chica mientras estaba ingresada allí. De nuevo pensó en sacarla del hospital y tratarla en su casa, pero ahora más que nunca era peligroso someterla a algún barullo sin antes conocer su estado. Rick se sentó en las escaleras de emergencia en el exterior del centro y dejó caer su cabeza entre sus manos cuando volvió a analizar lo jodido que estaba, lo jodidamente enamorado que estaba de ella. Dejó un cigarrillo colgando de sus labios, estaba prohibido fumar allí, pero cumplir la orden del médico no le sometía a llevar a cabo todas las reglas a raja tabla, ¿Qué podía pasar? ¿Qué un viejo asmático del hospital se muriese? Mala suerte.

A un disparo de tí. | Rick Sánchez x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora