3: Todo va bien, nada puede salir mal.

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Respiró profundamente secándose las lágrimas antes de salir del baño. No podía hundirse ahora, no podía dejar que los nervios se apoderasen de ella en ese momento. Era su oportunidad, su "ahora o nunca". Habían creído en ella para presentar ese proyecto, si demostraba que podía hacerlo bien le asegurarían un puesto en la empresa. Dejaría de ser una triste becaria, para ser una tristísima trabajadora. Pero era esto todo lo que había buscado, a través de su arte, de su creatividad y de su perseverancia podría fundar los cimientos de su vida.

Todo iba bien, nada podía salir mal.

Encendió el proyector para mostrar sus cuadros con las manos casi temblando, pero a medida que iba hablando se iba soltando poco a poco. Nunca había sido buena para hablar en público, no obstante hablar de algo que le apasionaba era un motor para que las palabras le saliesen solas y con gracia. Algunos directivos sonreían y asentían con la cabeza, otros simplemente observaban indecentemente a Alice, eso la puso nerviosa, no quería que la mirasen a ella. Era una joven bonita, pero en el ámbito de trabajo su brillantez se encontraba en su arte. No en su cuerpo.

-Esto no solo enfoca a las juventudes que quieran vestir con la marca, también a los adultos que puedan acceder a una ropa elegante y asequible. Pero elegante de verdad, no podemos diseñar blusas lisas con cordones y decir que son alta costura- esbozó una sonrisa tonta esperando a que se rieran con el chiste, lo hicieron, dio gracias al cielo, la risa le hacía parecer carismática.

Al segundo empezó a parpadear la luz de los fluorescentes del techo, ella se asustó, pero sus jefes solo se dieron cuenta cuando el proyector se apagó de golpe. -Señorita Evans, ¿Podría arreglar la presentación? No hemos acabado la reunión- Habló el supervisor de la asamblea, el Señor Haidar Abadi , un pez gordo de la empresa que conservaba casi la mitad de sus acciones. Frunció las cejas confuso, no entendía por qué había apagado el ordenador, ya que la presentación le estaba gustando a toda la directiva, sentía pena por la pobre chica que empezó a sudar por las manos y a ponerse ansiosa, era visible.

-Disculpen, debe de haber fallado el ordenador- Alice intentaba no gritar, pero justo cuando se iba a girarse para inspeccionar el PC, la luz se apagó de golpe. Pasó del nerviosismo al miedo, se sentía extraño, tenía un extraño presentimiento de que algo malo iba a pasar. Iba a preguntar al aire que estaba pasando, pero antes de que pudiese hablar se escuchó un fuerte estruendo y unos gritos repentinos.

-¡Morty! ¡Te dije el cable de electricidad azul! ¡N-no el urrps rojo!- Una voz rasgada resonó por toda la habitación, venía del techo, más precisamente de los conductos. Una vez en ese mismo piso se había quedado una rata atascada, y sus chillidos se escuchaban por toda la planta. Después de eso Alice le había cogido pánico a las ratas y a los conductos de aire. Pensó que podía ser un técnico arreglando con algo, también podía ser una rata gigante.

-¡Pero Rick! ¡El rojo tenía la palabra "cámaras" escrita en un lado!- ahora se escuchaba más cerca, no era solo el eco. Esta era una nueva voz, una mucho más aguda, temblaba más. Empezó a creer que podía ser una broma pesada. ¿Lo que había escuchado antes era un eructo? Seguro que era un sabotaje de los demás becarios para evitar que la competencia se hiciese con el puesto. Los ruidos se escuchaban como si estuviesen ocurriendo en la habitación. Eran golpes metálicos, en la oscuridad daba bastante terror, sin saber a donde huir, sin saber de donde venían.

-¡Espera! ¡Enchufa esto! ¡No! ¡No pises ahí!- Entonces volvió la luz, pero tan pronto como recuperó la visión lo primero que vio fue el techo, el techo caerse. No podía ser real, no podía estar pasándole esto a ella. ¡Te dije que no presionaras el botón bomba del destornillador!- De los escombros vio salir dos figuras, no se habían hecho mucho daño aunque el derrumbe había sido dramático. Eran un anciano y un niño, este no debía de tener mucho más de 10 años. Las alarmas saltaron en su cabeza inmediatamente, pensó que podría ser un secuestro. ¿Qué clase de bicho raro tendría un destornillador bomba? Un secuestrador de menores, sin duda, lo había visto en una serie rusa.

A un disparo de tí. | Rick Sánchez x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora