Ser taxista parece una profesión aburrida, pero no lo era para Mateo. Él siempre disfrutaba porque cada destino tenía un paisaje diferente y cada cliente una historia nueva. Disfrutaba de las conversaciones con las personas que se subían al taxi porque creció siendo hijo único y nunca tuvo la oportunidad de relacionarse mucho ya que creció en un pequeño pueblo a las afueras de Barcelona. Se trasladó a la capital en busca de trabajo y compró un pequeño taxi. Le encantaba hablar y en el taxi lo podía hacer. Amaba su trabajo y siempre lo hacía con una sonrisa. También le encantaban las novelas de misterio.
Esa noche llovía mucho. Mateo hacía como siempre su trabajo. Estaba terminando, a punto de irse a casa ya. Como llovía a mares, tenía la sensación de que nadie más iba a solicitar sus servicios. Sin embargo a la altura de la Diagonal con Muntaner una mano saliendo de debajo de un paraguas rojo le paró el taxi. Se abrió la puerta trasera del taxi y de un salto, entró una chica muy joven de piernas muy largas, mojada melena castaña y una bolsa de gimnasio fucsia.
¡Pase, pase! ¿Qué manera de llover verdad?- dijo Mateo.
Uy sí, ¡menos mal que lo encontré!. A la Rambla con calle Hospital, por favor.
- Usted ha tenido suerte, me estaba retirando cuando la vi...
- Pues debe ser mi semana de suerte. Hace dos días me dieron un nuevo trabajo.- dijo la joven.La conversación se hizo cada vez más personal, porque Mateo era de esas personas que inspiraban confianza. La chica le contó que se llamaba Marina, que había estudiado danza clásica en la escuela municipal de su ciudad natal, Tarragona. Se había mudado a Barcelona en busca de una oportunidad y consiguió una prueba en el cuerpo de baile del Liceo. Había alquilado un apartamento en la calle Hospital muy cerca del mercado de la Boqueria y que estaba volviendo a casa después de entrenar en el gimnasio.
Con su primer sueldo Marina se había comprado un teléfono móvil marca Nokia: lo último del mercado y mientras hablaba con su taxista a través del retrovisor iba jugando a la serpiente, elegido como el juego del año aquel 1999. Justo en ese momento el teléfono emitió un doble pitido de SMS entrante: "El fin del mundo se acerca... Reenvía este mensaje a 10 personas si no quieres acabar en Xibalbá"
Esto de los Mayas me trae algo inquieta... - dijo para sí misma Marina, sin darse cuenta de que murmuraba demasiado alto.
¿Cómo dice? - respondió Mateo.
Ah, nada, nada. ¿Ha oído hablar de la leyenda Maya sobre el fin del mundo? No dejo de recibir mensajes sobre ese tema. Bueno, también sobre eso de que van a explotar todos los ordenadores, pero como no puedo permitirme uno me preocupa menos.
¿Se refiere a lo de la llegada del año 2000? Yo no creo en eso - dijo Mateo despreocupado. - ¿Dijo a la altura de la calle Hospital? Acabamos de pasar el Mercado de la Boqueria. Hemos llegado. Son 1425 pesetas.
Tenga, 1500. Quédese con el cambio. Me encantó su conversación. Es tan buen conductor como buena compañía. Buenas noches.
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La extraña desaparición de la bailarina Marina
Mystery / ThrillerMateo, un taxista de Barcelona conoció en su trabajo a Marina, una bailarina del Liceo. Lo que no sabia Mateo, es que ese viaje en taxi le cambiaría la vida.