La extraña desaparición de la bailarina Marina

Capitulo 2. Su desaparición

Despertarse con sol después de dos días lloviendo y tener la mañana libre eran dos muy buenas noticias para Mateo. Sobre todo porque iba a tomar un café con su madre, que la visitaba. Llamaron a la puerta. Mateo abrió pensando que era su madre y se dio una sorpresa: dos policías de uniforme altos y fuertes entraron.

Buenos días, señores. ¿Puedo ayudarles en algo?- dijo Mateo despreocupado
Verá señor, venimos a hacerle unas preguntas. Ha desaparecido una bailarina del Liceo. Sabemos que fue en taxi hacia su casa la misma noche de su desaparición y la descripción del taxi que nos da una testigo es el suyo. Se llamaba Marina. ¿La conoce?

Y así fue como Mateo terminó en comisaría como sospechoso de la desaparición de Marina. Como no tenían pruebas contra él tuvieron que dejar que se marchase pero seguía siendo el sospechoso número uno.
Lo pasó tan mal en el interrogatorio que decidió demostrar su inocencia a su manera. Tenía que encontrar a Marina. 

Mateo decidió empezar a buscar por el principio. Recordó que Marina le había comentado que la estaba ayudando un amigo que había conocido en el barrio. Se llamaba Guillermo y trabajaba como jefe de mantenimiento en el Hotel Moderno de la calle Hospital. Se dirigió a ese hotel en su busca. Una vez allí preguntó en la recepción por el tal Guillermo y un joven le llevó a un cuarto pequeño donde se encontraban cosas para limpiar, herramientas de fontanería y una escalera. Allí estaba Guillermo, era moreno, con un mono desgastado y un olor a sudor insoportable. A pesar de ser invierno, por lo visto se sudaba mucho en ese trabajo.                                                                                                                                 

Guillermo se limpió un poco y saludó a Mateo, que enseguida le contó los motivos de su visita. El chico le dijo que conocía a Marina desde hacía poquito tiempo pero le caía muy bien.                                                                                                                                        
                                                      
Marina es de esas chicas que parece que las conocieras de toda la vida. Si es tu novia, tranquilo que no tengo ni quiero nada con ella.
Ha desaparecido y la policía cree que estoy implicado. Debo encontrarla.
Estuve con ella hace un par de noches. Estuvimos tomando algo en el bar Absenta. Se pasó bebiendo y la dejé en el portal de su casa. No la he vuelto a ver desde entonces. Es una buena chica. Si quieres, te ayudo a buscarla. Termino a las 8. Pásate por aquí y vamos a ver si está en su piso.

Mateo salió del hotel y se fue directo al Liceo, pensando que ahí podía encontrar más información sobre la desaparecida. Llamó al timbre del personal a preguntar y la respuesta fue la misma. No sabían nada de ella desde hacía dos días y también estaban preocupados. La bailarina no llevaba mucho tiempo en el coro, pero era tan buena chica que ya la apreciaban todos. Entristecido por no encontrar más pistas, Mateo se retiró a descansar hasta la hora de la cita con Guillermo.
Se presentó a las ocho de forma puntual como hace siempre en el Hotel Moderno a buscar a Guillermo. Fueron juntos al piso de Marina, que estaba bastante cerca de allí. A la chica le gustaba el barrio, y como el Liceo estaba ahí mismo había buscado un alojamiento cercano.
Los chicos llegaron al portal, que estaba abierto. Subieron al segundo piso y llamaron al timbre pero nadie contestó. Guillermo recordó que Marina le dejaba unas llaves debajo de la alfombra de la puerta por si algún día pasaba algo. Las sacó y abrió la puerta de su casa. Una vez allí vieron que estaba  todo muy ordenado, la cama hecha, los platos lavados y la ropa guardada. Revisaron todo el piso por si encontraban pistas que les ayudasen en la búsqueda. Entonces Mateo se dió cuenta de la bolsa del gimnasio fucsia que llevaba Marina aquel día. No estaba en ningún sitio. Buscaron por todos lados y nada. Guillermo comentó que en su vida había visto la bolsa fucsia de Marina. Y eso que era muy llamativa.

Mateo quedó en verse con Guillermo al día siguiente para seguir buscando. Guillermo se mostraba preocupado y con ganas de ayudar. Parecía un buen amigo.