La extraña desaparición de la bailarina Marina

Capítulo 4. La mañana

Esa noche Mateo durmió poco. Seguía viendo esa palabra en su cabeza "Xibalbá". Pero como pensaba que la policía le tenía como sospechoso de la desaparición de Marina, debía seguir buscándola para demostrar su inocencia. Se levantó de la cama, se duchó y se fue en metro hacia el hotel de la calle Hospital. Había quedado con Guillermo en la recepción, pero uno de sus compañeros le dijo que no había ido a trabajar aquella mañana. Tampoco había dicho que estaba enfermo o que tenía algo que le impedía acudir al hotel. No se sabía nada de él.

Mateo aprovechó la ausencia de Guillermo para acordarse de que las facturas no se pagan solas. Volvió a casa en metro y cogió el taxi. Dio unas cuantas vueltas por su zona haciendo su trabajo. Pasaron los días y el último día del año llegó. Mateo, que no paraba de pensar en todos los acontecimientos que pasaron desde la desaparición de esa bailarina del Liceo decidió pasarse por la calle Hospital sin pensar mucho para qué lo hacía. Al pasar por delante del bar Absenta, abierto esa mañana miró hacia la puerta. Por esa puerta salía un hombre corpulento y muy moreno. Para su sorpresa ese hombre paró el taxi. Mateo se quedó paralizado, decidió actuar con normalidad y se paró junto al cliente.

Buenos días. ¿A dónde le llevo?
Buenos días wey... al Hotel Arts, que creo que queda en la pinche Villa Olímpica, por favor - dijo el hombre en un acento claramente mexicano.
Bonito hotel - dijo Mateo - Posiblemente el mejor lugar de Barcelona para despedir el año, con vistas al mar y todas las comodidades de los hoteles de calidad.
¿La noche? - dijo el cliente - No wey. Voy a descansar un poco porque tengo otros planes para esta noche. Va a ser una noche de poca plática y mucha acción, wey.  

Claramente el mexicano no quería contar muchas más cosas después de esa breve       conversación y Mateo lo llevó hasta su hotel en silencio. El mexicano pagó su viaje y le dio a Mateo una buena propina. Pero eso no hizo olvidar a Mateo que ese hombre daba muy mala espina.