Tontos y enamorados. [Goyuu-AU]

Primer encuentro

Tontos y enamorados.

I

El primer encuentro.

Escuchar el suspiro cansado salir de los labios del joven de cabello negro, mientras hablaba de como un chico seguía insistiendo en acosarlo incluso en el nuevo curso, después de todos los rechazos que había recibido, fue todo lo que necesitó para salir a buscar problemas.

“—Déjamelo a mi.”

Gruñó, mientras apretaba los dientes y los puños con fuerza. No había nada que lo hiciera enojar más que cuando alguien se atrevía a molestar a un miembro de su circulo cercano. Más específicamente sus amigos o en este caso, su familia.

Iba a hacer algo al respecto o su nombre no era Gojo Satoru.

 Caminó dando rápidas zancadas, con direccion hacia el edificio de los recién ingresados. Quien lo veía pasar le miraba o bien con cierto interés o con algo de recelo.

Dio un rápido vistazo a su alrededor, buscando entre los pequeños grupos de estudiantes novatos a su objetivo, sobresaltando a algunos que se encontraron con su mirada furiosa, hasta que por fin pudo distinguir a quien parecía la razón del porqué estaba allí.

Apretó el puño con tanta fuerza que estaba seguro que sus dedos tendrían una marca, aunque con lo que estaba planeando hacer, una marca en sus dedos sería lo de menos, sus nudillos era lo que lo preocuparía luego.

—¡Oye tú! —Gritó al chico que caminaba solitario por el pasillo casi vacío, y aunque era obvio que le hablaba ni siquiera se digno a mirarlo, eso le enfureció aun más.

Unos cuantos pasos más y se encontraba lo suficiente cerca, estiró el brazo y le tomó del hombro tirando con fuerza mientras empujaba su puño apretado con la intensión de dar un certero puñetazo.

—¡Aléjate de mi Megumi o te partiré la cara…!

Cinco segundos, todo había ocurrido en cinco segundos o quizás menos, lo que sabía era que su puño de alguna forma había terminado contra la pared, justo al lado de una cara de grandes ojos castaños que ahora le miraban con una sorpresa y un desconocimiento que no había esperado ver.

Esperaba encontrar hostilidad, no esos ojitos de cachorro que le miraban desde abajo.

El chico que era al menos una cabeza más bajito le empujaba la mano desde la muñeca, debía tener buenos reflejos si había logrado esquivar su puñetazo así de fácil, sin embargo no parecía emanar esa aura maligna y problemática que le habían dicho que tenia la persona a la que de hecho  tendría que tener contra la pared del pasillo.