Tontos y enamorados. [Goyuu-AU]

Primer encuentro 2

Tontos y enamorados.

II

El primer encuentro.

El día de Yuji empezó encontrándose de frente con su hermano gemelo en el pasillo, al salir de su habitación.

 —Buenos días, Sukuna. —Saludó con una sonrisa, esperando que fuese uno de esos buenos días en los que su hermano simplemente lo miraba mal y no le decía nada.

—Me enfermas con tu estúpida sonrisa, muérete. —Gruñó su hermano, empujándolo con fuerza haciendo que su hombro chocara con la pared.

Yuji se quedó quieto mientras se frotaba el hombro, no sabia si el dolor físico era igual o peor que el pinchazo que sentía en su corazón cada vez que Sukuna le rechazaba, aun si llevaba un tiempo siendo de ese modo simplemente no podía rendirse con él.

Después de lavarse la cara, los dientes y ponerse su uniforme se dispuso a preparar el desayuno  de sus hermanos mayores y los bentos de ese día. Todo estaba casi listo cuando Sukuna bajó las escaleras, llevaba puesto solo el pantalón del uniforme y traía el saco sobre el hombro.

Se acercó a la cocina robando un bocado del plato de Yuji mientras este fingía no estar viendo, después de comerlo rápidamente se alejó.

—Sukuna, tu bento. —Siguió a su hermano hasta la puerta, cuando este se giró y le gruñó.

—Tira esa porquería.  —Yuji se quedó en el pasillo con el bento entre las manos, con esta era la quinta vez  que Sukuna le rechazaba la comida. A pesar del rechazo no quería decir que se fuera a rendir con eso, simplemente dio un suspiro cansado y  guardo con cuidado  todo en el refrigerador. Las cosas desaparecían de allí, así que su hermano estaba comiendo cuando se le daba la gana.

Se preparó para  ir a la escuela, deteniéndose frente al espejo del recibidor para acomodar un poco su despeinado cabello. Aprovechó para mirarse un momento, era cierto que él y Sukuna eran parecidos; pues eran gemelos después de todo, pero, no le parecía.

Si bien, su estatura, cabello y complexión eran parecidas, había algo en su mirada que los diferenciaba. Choso siempre decía que Sukuna tenia ojos de maldición, sea lo que fuese que significara eso.

Aun así la gente continuaba confundiéndolos o tratando a Yuji con recelo pensando que era igual a su gemelo.

Mientras pensaba eso, la puerta se abrió y entro a la casa un hombre alto y fornido de cabello en un mechón oscuro. Parecía cansado, pero aun así sonrió al ver a Yuji.