Zanni había estado viviendo solo desde hacía dos años y medio más o menos, le había costado mucho separarse de su padre, no por el afecto que pudiera sentir por él, sino más bien porque no era económicamente estable, le toco empezar a dividir su tiempo entre las clases de la universidad y un trabajo de medio tiempo mal pago en la cafetería de la misma y otro los fines de semana como mesero en un bar, este último le dejaba más ingresos, pero debido a la pandemia el bar cerró sus puertas al igual que la universidad lo que lo dejo sin ninguna entrada de dinero ya que su papá nunca le había puesto las cosas fáciles con la excusa de que "el que trabaja duro llega lejos" y aunque no quería ya no le quedo más opción que aceptar quedarse en la casa de Fátima, ella había estado insistiendo en eso desde que se enteró que el chico al fin se había independizado, pero él no quería incomodar a Fátima, la cual había sido como su madre desde que era un niño y le había dado mucho más de lo que había necesitado, incluso había conseguido una beca universitaria para él, cosa que en un principio le molesto, pero luego le informaron que la beca se debía mantener y que en realidad no era un regalo sino una responsabilidad y dependía enteramente de él, sin embargo evitaba comentar el hecho de que su mamá le había conseguido la plaza en una de las universidades más importantes del país y es que teniendo en cuanta que había intentado ahorrar para pagar la carrera durante más tiempo del que quería admitir, aun no le alcanzaba, por lo que esa beca representaba mucho para él. Lo cierto era que aceptar quedarse en la casa de Fátima era un retroceso que su ego no le dejaba acceder, pero ahora era diferente, era eso o vivir en la calle en medio de una pandemia.
Todos los días trabajaba duro para tener las mejores notas, no era un esfuerzo demasiado grande, él tenía buena memoria y por demás amaba estudiar arquitectura, ya se había acostumbrado a vivir solo y le gustaba, le daba tranquilidad tener su lugar propio, pero el arriendo era bastante elevado y aunque hablo con su arrendatario para que le bajara un poco el precio debido a que todos los negocios estaban cerrando, el casero se negó y sin embargo al ver que Zanni decidió irse le dijo que le bajaría el precio un 2% Zanni no acepto la generosa oferta, en la casa de Fátima tendría un espacio y no tendría que pagar arriendo lo cual le dejaba conservar sus ahorros, pero como no todo puede ser bueno, le tocaba compartir el lugar con Freya, la hija mimada de sus tíos, Zanni no entendía como unas personas como Marta y Alejandro había tenido una hija como ella, era atosigante en exceso, engreída y orgullosa como ninguna, anteriormente su mamá Fátima le había pedido que intentara llevarse bien con Freya porque ella no era de tener muchos amigos, él sabía cuáles eran las razones de este hecho, pero nunca comento nada, se sentía en deuda con estas personas, el tío Alejandro siempre lo había tratado como un hijo más al igual que la tía Marta y los gemelos eran lo mejor, cuando estaba con ellos se sentía feliz, esos niños significaban mucho para él, Freya por el contrario era una piedra en el Zapato, en un principio intento ser su amigo de forma genuina, pero con el tiempo solo fue condescendiste, no había nada que hacer con esa chica, era un limón agrio que nadie soportaba y ahora tenía que compartir el lugar con ella, pero, lo positivo de todo esto es que estaban solos y ya no tenía que fingir que le agradaba y por ende no tenía que soportar su actitud infantil.
Zanni se quitó los zapatos, los puso en la bolsa y fue hasta la cocina a servirse de la bebida que había preparado Freya, se dio cuenta que solo era agua, pero había unas frutas y verduras en la mesa de la cocina, de todas maneras, el agua era mucho mejor que esas mezclas que solía tomar ella que básicamente consistían en una fruta, agua y un kilo de azúcar, vacío el contenido de la licuadora en el lavaplatos, la puso en su lugar y se fue a la que sería su habitación o más bien a la que había sido siempre su habitación, se fue directo al baño y se dio una ducha de agua caliente, había dejado la maleta y sus cosas en el recibidor, pero ya tendría tiempo para organizar todo, solo se puso el pantalón del pijama que ya tenía en sus cajones, empezó a revisar sus redes sociales, solo leyó más de lo mismo, el virus estaba arrasando con más personas en el mundo, cada día morían alrededor de doscientas personas en una ciudad y trecientas personas en otra ciudad y unas trecientas veinte en otra ciudad, cada día llegaban personas enfermas a los hospitales que ya estaban colapsados, había pocas camillas y nunca suficientes respiradores, muchas personas decidían quedarse en casa tomando medidas extremas para evitar contagiar a sus familiares y otros tantos no les importaba nada y seguían su vida con normalidad, mucha gente estaba asustada, preocupada y Zanni también, le preocupaba Fátima, la única persona que de verdad consideraba de su familia, aunque Fátima estaba con una amiga en loft rodeado de naturaleza en Noruega, tenían todo lo que necesitaban y no tendría que salir para nada ya que todo les llegaba por servicios de entrega, pero Zanni conocía bien a su madre y sabía que ella no podía soportar el encierro, su papá por otro lado era el tipo más cobarde del puto mundo, no saldría de la casa a menos que su vida dependiera de ello.
Casi sin darse cuenta se había quedado varias horas en el celular y solo se detuvo cuando este le informaba que se había descargado, intentado ahuyentar la preocupación y el miedo decidió salir por las maletas para organizar todo en su habitación, Freya estaba acostada sobre el sofá verde en la sala de estar con un libro en la mano, si la chica se había dado cuenta de la presencia de Zanni en la habitación lo había disimulado muy bien, el muchacho hizo exactamente lo mismo, la convivencia sería un reto para ambos, pero aún no tenían ni idea de eso.
—Deberías limpiar las maletas antes de meterlas a la casa —dijo Freya sin levantar la mirada del libro
—Ya las limpié —mintió— gracias por la preocupación
—No me preocupa
—Que amable —dijo Zanni con un tono sarcástico totalmente evidente
—De nada —respondió Freya del mismo modo
Zanni susurro algo que no se entendió pero que de seguro tampoco fue muy amable. Durante la primera semana todo marchó como debía marchar, Zanni se ocupaba de sus clases virtuales, hacer ejercicio y hablar por redes sociales, Freya se dedicó a hacer lo propio, dictaba clases a su vecino tres veces por semana, recibía clases virtuales y cuando tenía tiempo libre leía, ambos chicos se evitaban de manera calculada, cuando Zanni escuchaba los pasos de Freya por la casa procuraba no salir de la habitación y viceversa, no tenían ningún motivo para interactuar y estaban bien con eso.
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Todo este tiempo juntos
Teen FictionZanni y Freya se conocen de toda la vida y la mayoría de todo ese tiempo se han evitado, puesto que no se agradan, ahora, tras varios años de no saber nada del uno sobre el otro, se han visto en la obligación de guardar cuarentena juntos debido al c...