Paso un mes exactamente desde el accidente, y aún no parecía un donante para Miles tampoco mostraba alguna señal de que podría despertar. Todos venían a visitarlo dejándole regalos o girasoles, que cada cierto tiempo cambiaban. Hobie cada día iba al hospital luego de la escuela, llevaba consigo su guitarra acústica.
Tenía una mirada llena de ojeras por todos los días haber estado llorando también fumando, lo había dejado por que al boricua no le gustaba el olor al cigarrillo, pero ahora sentía que lo necesitaba.
Le hablaba un poco antes de sentarse en una silla frente a el, acomodando todo
–E estado...aprendiendo una canción que me recuerda mucho a ti, pensaba en dedicarte varias canciones pero cuando despiertes te las volveré a cantar
Sus dedos fueron a las cuerdas que empezaron a tocar la melodía de Your Are My Sunshine
Brown miraba atentamente la cara de Miles mientras soltaba una suave sonrisa, recordaba los momentos donde veía al menor feliz, triste, enojado, cada una de sus facetas eran muy lindas para el, amaba a Miles. Se arrepentía mucho no habérselo dicho..
–Your are my sunshine..my only sunshine, you make me happy..when skies are grey..
Sentia como su voz se le cortaba, pero igualmente seguía cantándole con una sonrisa. Al terminar de cantar, se acercó a Miles para besar su frente.
–Te amo, Miles...se que puedes escucharme y me arrepiento no haberte dicho antes esto que siento por ti ya desde hace mucho, amo cada cosa que haces, amo cada parte de ti. Amo todo lo que tenga que ver contigo..
El cardiograma empezó a sonar un largo chillido, que significaba que el chico estaba muriendo, Hobie se desesperó. Los doctores entraron a la sala, dos de ellos le dijeron que se retirará de la sala.
–No por favor, no me separen de el..Miles! Miles! Por favor..despierta Miles..
No pudo hacer mucho ante la insistencia de que se vaya, estaba ya afuera de la sala llorando desconsoladamente.
Milo se encontraba en uno de los campus de la academia, a pesar de que las clases ya habían acabado hace una hora aproximadamente no quería volver a casa, sus padres no le habían dirigido la palabra desde el incidente de Miles. Además que sentía toda la culpa.
El sabía todo el daño que le había hecho, pero nunca pensó que llegaría a este punto, quería arreglar las cosas pero ya era demaciado tarde y desgraciadamente espero a que algo horrible pasará para darse cuenta de todo el daño que hizo, empezó a llorar mojando la tarea que estaba haciendo hasta que sintió una mano en su hombro, asustandolo.
–Milo...¿Estás bien?
Tuvo el reflejo de alejarse con un poco de agresividad, volteando a ver a quién lo había tocado, solía ponerse muy sensible cuando lloraba. Al ver que era Ganke se tranquilizó un poco y solo asintió con la cabeza.
–Si..solo necesitaba pensar, ya sabes cosas de la escuela
–No estás bien, ¿Que sucede?..
–Te digo que nad-
–Gwen me contó todo –El moreno se quedó helado al escuchar esta oración, miro con miedo al asiático quien puso su manos en su mejilla– y tú necesitas ayuda, la necesitas, también debes decirle lo que sientas ahora a tu hermano aunque ya es muy tarde pero va a servir de algo..eso creo
Milo al sentir la caricia del que estaba parado frente a el, se acarició el mismo en su palma, tomando aire, le calmaba el solo echo de estar con aquel chico, no podía negar que había empezado a sentir algo por el pero no era el momento para eso, quería ir a hablar con sus padres y con Miles. Lo que no sabía era que su gemelo estaba durmiendo, sintió en ese momento una punzada en el pecho