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Chuya. 

Odiaba los malditos trenes, pero debía admitir que si me gustaba escuchar a Dazai hablando una y otra vez sobre estos y dándome algún tipo de explicación sobre la maquinaria.

Me gustaba mucho mas que el silencio que nos rodeaba ahora.

Observamos como la silueta de Kouyou desaparecía entre la nieve, pasos lentos, como una humana, definitivamente era capaz de pasar como una de ellos sin problemas. Y eso explicaba en parte que se encontrase con tantos asuntos pendientes en ese lugar, tantos como para no poder marcharse con nosotros.

Pensaba que los vampiros no llegaban a realmente a quedarse por mucho tiempo en un lugar, Kouyou lo hacía, observé a Dazai, en todo momento, no parecía realmente sorprendido por las acciones de ella.

- Estará bien, Chuya – me aseguró Dazai

Había perdido la cuenta del numero de veces que había dicho eso en los últimos minutos. Me limité a asentir mientras me encogía en el abrigo que tenía encima, era grande y pesado, me veía completamente ridículo con él.

- Tu herida – comenzó Dazai

- Esta bien – le aseguré – ya casi esta cerrada

Aunque en realidad ya lo estaba por completo, no deseaba recordar nada de lo sucedido en el callejón, con esos humanos, recordé a la perfección la expresión de Dazai, completamente dispuesto a asesinarlos, mi cuerpo había temblado y me había congelado, lo había detenido, pero nada mas.

Y si Kouyou no hubiese llegado en ese momento, ni siquiera podía pensarlo.

- ¿Qué hubiese sucedido? – terminé por preguntar, la nieve caía de forma lenta, dentro de poco tiempo terminaría por detenerse por completo

- ¿Sin Kouyou? – me preguntó Dazai, siempre un paso delante de mis pensamientos – probablemente hubiésemos terminado por volver a tener problemas con Bram

- Él no nos daría otra oportunidad

- Claro que no

Era un hecho, un error y nos cazaría de forma definitiva, dudaba el volver a tener el beneficio del perdón o siquiera contar con aliados en una nueva ocasión. Un dolor comenzó a instalarse en mi cabeza, persistente y molesto, no pensé realmente que podría volver a tener este tipo de malestares, un simple dolor de cabeza, demasiado humano.

El resto de los minutos pasó de forma lenta, que la temperatura descendiese cada vez mas no ayudaba, era como una pequeña tortura de la naturaleza, miré a Dazai sus ojos viajaban por doquier, como si esperase que algo sucediese, temía de sus presentimientos, no pude evitar adoptar una posición a la defensiva también.

Tan solo deseaba que ese tren se pusiese en marcha y alejarnos de todo ese peligro.

No tenía idea que tan solo uno de nosotros podría terminar por marcharse de ese país.

Fue cuando la maquinaria cobro vida, cuando comenzó el sonido de esta, cuando el humo comenzó a salir de la caldera, el desastre comenzó ahí. No me lo esperaba realmente, una parte de mi pensaba que lo peor ya había sucedido, no pensaba que realmente volveríamos a vernos con los militares, no pensé que volvería a tener un arma cerca mío tan pronto.

Las personas comenzaban a abordar los vagones disponibles para ellos, con asientos y comodidades, sin embargo, dio inicio una rutina de control y seguridad.

Primeros llegaron y se posicionaron en las entradas de los vagones, imponentes y armados, Dazai me miró de inmediato, ambos a una distancia cuidadosa, ocultos entre la nieve y los arboles, no podía considerarse la zona completamente un bosque, pero había suficientes arboles como para que pudiésemos ocultar nuestra presencia entre estos.

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