Capitulo Sexto

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La verdad es algo que jamás puede ser ocultado para siempre.

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— Rodrick, ¿Qué debemos hacer? —preguntó el beta, su mano derecha, y mejor amigo.

Se dejaba sentir una ligera brisa fría, las casas iluminadas de los habitantes de la manada proyectaban sombras espeluznantes, la inquietud le hacía sentir revuelto el estómago, pero allí estaba él Alejandro, el beta de la manada, llevando la misma edad que Rodrick, diecinueve años, tenía el cuerpo bien trabajado pero no más que el delta y alpha, cabellos negros y un mechón rubio se colaba por la parque derecha de su cabeza, había visto al su amigo y líder subir hacia lo más alto de su casa, a paso firme avanzo hacia el interior de la casa azul, doblando la manija hacia abajo siendo recibido por la Luna, se notaba preocupada y alterada, ya que recientemente había hablado con Rodrick, siguiendo por la derecha al llegar al primer pasillo que daba al vestíbulo se encamino  a las escaleras en forma de caracol que llevaba hasta la segunda planta, y siguiendo su recorrido hasta llegar a una puerta con cerradura electrónica, para pulsar los números y así abrirse paso hacia la terraza.

— Por el momento nada, —dudo aún de su orden —dile a Ryan que investigue bien lo que pasó, —sentía curiosidad —hay algo que tiene inquietos a todos, —una ligera sensación de peligro se sentía, y todos tenían sus instintos en alerta —y no creo que solo sea a nuestra manada —terminó por proyectar su sentir.

Rodrick, el alpha de la manada Blood Rose, recién ocupante del título de alpha, con sus cabellos rojos meciéndose al compás del viento, sus orbes entre verde y azul claro le daban un aire de superioridad, teniendo dos percings en el labio inferior, y dos más en cada oreja, dándole un aire de chico malo, al fin y al cabo era joven, un joven que venció a un alpha, y ahora no tenía ni la más mínima idea de que hacer, siendo muy calculador, un estratega en su máximo punto, con una imposibilidad que dejaba helado a cualquiera, siempre pendiente de cualquier problema, pero ahora confuso, pensativo, divagando dentro de su mente, no tenía ni la más remota idea de como proceder.

Desde niño había escuchado las leyendas, mitos e historias que involucraban el fin del mundo, su madre siempre inculcando respeto, honestidad, amor, paciencia y más que eso, lealtad y obediencia. Una lealtad hacia los hijos de la Luna. Muchas veces sentado alrededor de la fogata, escuchando al alpha contar esas maravillosas historias de un mundo antiguo, repleto de misterios que poco a poco su corta mente iba aprendiendo, creció creyendo que un día vería a los increíbles dioses de sus historias nocturnas, pero conforme pasaba el tiempo, y su crecimiento se hacia más latente, las historias dejaron de ser interesantes, hoy cambiaba eso, sintió un poder descomunal muy cerca, vio el cielo oscurecerse de forma tan repentina, escucho susurros de la oscuridad, y ahora tenía miedo.

—Entiendo, —se acercó al borde aferrándose a uno de los barandales —Erika está preocupada por ti —observando hacia un patio donde estaban correteando unos niños, —piensa que te has chiflado o algo —rió divertido ante la imaginación de la Luna.

—Ale, has lo que te e pedido —mientras posaba su vista en lo profundo del bosque, —lo de Erika lo arreglaré después —afirmó sin muchas ganas.

El beta sabía que Rodrick quería estar solo, así que solamente asintió, y estaba dispuesto a marcharse, cuando una presencia lo congelo en su lugar, sintiendo una presión tan grande que incluso el oxígeno le faltaba, se giro hacia la espesura del bosque hacia donde su alpha miraba y allí los vio, tres lobos imponentes se acercaban, el primer lobo era grande, más que sus dos acompañantes, con un pelaje blanco y una mirada perturbadora, los otros dos le seguían de cerca, uno de pelaje gris y el otro pelaje negro, pero antes de ingresar más hacia la luz volvieron a su forma humana, el lobo grande albino resultó ser un chico no mayor que ellos, con una imponente altura a pesar de ser humano, sus ojos castaños y las cejas pobladas, con risos cobrizos, de tez blanca, trayendo en su cuello múltiples collares, vistiendo unos jeans con una playera negra y chaqueta de cuero, otro chico emergió de la oscuridad, cabello negro, piel morena, cabello corto y lacio, ambos chicos muy atléticos, la última en aparecer fue una chica con un exótico cabello lila con ondas muy definidas, labios rojos, una blusa blanca y un jeans, a paso firme se acercaban hacia el hogar del alpha.

Luz De Luna (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora