Luz De Luna (En proceso)

Capitulo Séptimo

Al final, solo somos esclavos de nuestras propias decisiones
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-Ummm, ya comprendo -murmuró -desde que la viste sientes que la conoces desde hace mucho -a lo que el azabache asintió, dirigiendo su mirada hacia el firmamento, perdiéndose en la luz que irradiaba cada una de las estrellas.

-¿Crees que en mi vida pasada la conocí? -cuestionó confuso ante semejante suposición, admirando la belleza de la noche.

Paula solo pudo divagar en su mente, no estaba segura de que responderle, el dilema de su hermano era como un amor forzado a través de todas las eras, la última vez que los vió fue cuando ambos eran cambia formas, había vivido tanto, viendo morir y nacer a miles de seres humanos y no humanos.

-Quizás sí -tomándole la mano que estaba en la barandal de ese balcón -quizá debas hablar con ella, puede que sea lo mismo para ambos -instó persuadiendo al azabache.

El chico dejo de ver las estrellas y regreso la vista hacia su hermana, sus facciones eran tristes, un vacío estaba haciéndose presente en su ser, pero cuando oyó lo último que su querida hermana le expresaba, sonrió y asintió: -Tienes razón, pero no la e tratado bien -declaró mientras se pasaba la palma de su mano en la nuca -no creo que quiera hablar de ello, después de todo ella es hija de la señora Bellorous.

-Los títulos no importan Luke, creo que es el lema de los Bellorous, pero lo primero que debes hacer es disculparte con ella, y después pueden ser amigos, ya sabes -sonrió, intentando animar a su hermano, aunque por dentro tenía la ligera impresione de que no sería nada fácil, y más difícil que nunca.

-No lo se, es tan ... Aahhggg -mientras se pasaba una mano por su cabellera.

Paula sonrió ante el comportamiento de Luke: -Te complicas tanto hermanito -y empezó a reírse, ver a su hermano atontado y molesto consigo mismo era divertido.

-¿Ya están mejor? -preguntó una mujer de aproximadamente 30 años de edad, -Luke -le nombró para después darle una cálida sonrisa -les e traído algunas frutas.

Luke se sobresalto al oír de repente a la mujer de cabellos lacios y oscuros como la noche, se relajo tanto que no pudo sentir la presencia de esa mujer, pero rápidamente se compuso: -Mucho mejor, gracias por preguntar, pero no consumimos nada de alimentos, solamente ingerimos sangre -se excusó para rechazar las frutas.

-Entiendo, pero estás frutas son especiales, a mis niños les encantan, prueben -les acerco la bandeja repleta de las frutas más exóticas jamás conocidas en el mundo, y otros un tanto peculiares -incluso muchos de los los vampiros que conozco, basan su dieta en las frutas «especiales» -los hermanos se miraron, con duda y desconfianza tomaron una fresa que en vez de ser roja era dorada, muy suave y dulce al paladar.

En cuanto dieron el primer mordisco, pudieron percibir un ligero aroma a hierro, y el sabor dulce combinado con la sangre, era como comer fresas con crema pero en vez de crema, era sangre, sin duda alguna era toda una exquisitez.

Mientras Luke tomaba una manzana plateada con pequeños rayones color jade, algo hizo click en su mente: -antes mencionó mi nombre -su mirada ahora estaba centrada en la figura de la mujer, Paula solo miró la escena, un descuido costaría tanto -¿De dónde me conoce? -preguntó curioso.

-Mi niña lo menciono, se quejaba de un chico azabache llamado Luke, -y el azabache trago duró -aunque cuando lo hacía, no se veía molesta ni nada, todo lo contrario, sonreía cuando lo hacía -eso descoloco a ambos vampiros, -era como si lo hubiese estado esperando de toda la vida -afirmó sonriendo ante lo último dicho.

Lo último dicho por la mujer de ojos grisáceos le conmovió un poco, sin embargo no estaba seguro de que decir, no conocía la vida de ninguno de los hijos del matrimonio Bellorous, desde el día en que su familia fue acogida dentro de clan, jamás les fue mencionado la existencia de estos chicos y chicas, a excepción de Cristal, la única hija que conocían, no hasta hace poco cuando ellas mismas se presentaron aquel día en la academia de vampiros, pero todo en cuanto a estos nuevos personajes se trataba era un gran misterio que giraba en torno a ellos, si bien años atrás llegó a percibir cuchicheos entre los que servían la gran mansión, jamás les presto atención, en ese momento no le importaba nada más que no fuese saldar su deuda con Monserrat Bellorous.