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Dos horas después, los monarcas seguían saludando y conociendo a las demás gente. Seguían compuestos enteros, erguidos y sin sudar una mínima gota de sudor, a pesar de llevar horas bajo el sol, que daba bastante calor, saludando ya la entrada del verano en un escaso mes.

Yo seguía a Dione con la mirada de forma disimulada, aún seguía pensando en el percance de hace un rato. La forma en la que la corriente eléctrica me sumió tan profundamente en un atontamiento, y que fuera exactamente igual que con Afrodita, me daba mucho que pensar.

-Te la estás comiendo con la mirada, ya sabemos que es guapa pero ¿no crees que te pasas un poco?.-rió Jeongin.

Le miré un tanto confundido ya que no había prestado mucha atención a lo que me había dicho. Me gané unas carcajadas generales.

-Minnie, ven aquí un momento.-dijo mi madre señalándome el asiento a su lado que mi hermana y Chan habían dejado libre al levantarse para hablar con los otros.

Me disculpé con mis mis amigos un momento y me senté entre mis padres.

-No vamos a dar muchas vueltas al tema ni a soltarte un sermón pero necesito que me digas si cuando has tomado la mano de Dione, has sentido algo...Algo como una corriente eléctrica.-dijo mi padre mirándome muy seriamente.

Miré a mi madre, quien me observaba de la misma manera, confundido, y quizás un poco asustado ya que de lo que menos podía esperarme hablar con ellos ahora, era exactamente esto. Por la seriedad de sus caras dudé si decirles la verdad u ocultarsela, ya que no pareciera ser algo precisamente bueno. Era un tanto curioso, ya que igualmente pudiera ser cualquier cosa como cuando tocas algo métalico y crea electricidad.

Finalmente opté por decirles la verdad. Si fuera algo malo, hubieran dicho algo hace tiempo, pero como no ha sido el caso, no me importaba mucho contarlo.

-Sí, la verdad que ha sido extraño, pero también me pasó con otra chica. Imagino que mi cuerpo albega energía estática o algo de eso.-me encogí de hombros restándole importancia.

Ambos analizaron mis palabras en silencio. Me comenzaba a perturbar un tanto sus miradas, llevaban un minuto sin decir nada y seguían igual de serios.

-¿Pasa algo?

Mi madre y mi padre se miraron el uno al otro con caras un tanto preocupadas y suspiraron. Asintieron y volvieron a dirigirse a mi, pero justo cuando mi madre separó sus labios para dar comienzo a la explicación, un sonido sordo, estridente y muy fuerte sonó. Un sonido que podía tomarse como una bomba.

Poco después, los chillos y gritos de la gente se hicieron paso a través del humo que salía de uno de los palcos de enfrente. Justo donde se encontraba la princesa saludando.

-¡Guardias! Traed a la princesa al palco real, no dejéis que le ocurra nada.-vociferó el rey.

Los guardias reales desaparecieron tras del humo ante la atenta mirada de las personas que se habían amontonado al otro lado de la avenida.

Giré mi vista hasta el palco real y vi una sombra moverse. Creí haber visto mal por lo que agudicé mi mirada. Un hombre encapuchado y vestido enteramente de negro, había entrado en la zona del palco, llevaba una especie de mochila a su costado y tiraba de una figura femenina, que pude reconocer perfectamente.

-¡La princesa no está! ¡La princesa ha desaparecido!

Los monarcas enloquecieron de un momento a otro, los guardias iban de un lado hacia el otro corriendo en busca de la princesa Dione. La reina estupefacta se giró a nosotros en busca de respuestas, estaba totalmente llena de ira, la cual se incrementó en el momento en el que en el suelo del palco afectado, vieron la estampa del reino vecino, la marca del rey Lee Minho. Sin dudarlo ni un segundo llamé a mis amigos y señalé por donde había ido el encapuchado.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2023 ⏰

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La princesa de Nemea. Kim SeungminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora