5th MASK

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Llegué a casa a las seis menos diez. Bajé del coche de Ryan muy animada y a pocos metros de la puerta principal me volví para despedirme con la mano.

-¡Miren quién apareció! -Exclamaron al verme entrar al salón. Rocío, la mujer que nos cuida, bueno, más a Willy que a mi, sonrió y se despidió.

-Oh, lo siento, me quedé esperándote en el estacionamiento.

-¡AHORA! ¡YA! ¡NOOOOO! ¡WILLY, VÉNGAME! -No sé para qué me esfuerzo en hacerlo sentir mal. Despeiné el oscuro cabello de Willy y subí a mi habitación. Cuando me dejé caer en la cama, con una tonta sonrisa en la cara, Connor apareció por la puerta. Mis sonrisa permaneció pero le di la espalda.

-¿Tu felicidad a qué se debe? -Y yo que quería evitar sus odiosas preguntas. -Deberías estar muy enojada conmigo.

-Bien, lo estoy, pero no estoy de humor para hacerte entender que eres un mal amigo.

-¿Con quién estabas? -Preguntó sentándose junto a mí. Me incorporé en la cama quedando frente a él.

-Estaba con Ryan. -Le dije con más emoción de la que pretendía.

-OH MY GOD. -Dijo como lo haría April.

-No puedo hablar seriamente contigo.

-Es que la verdad no sé qué hacías con él. Pasé por ti pero no estabas.

-No pienso decirte nada. -Sólo buscaba sacarlo de quicio, no hicimos gran cosa, pero todo aquello pasó rápidamente por mi cabeza.

~Flashback~

-¿Qué sabor quieres? -Preguntó dirigiéndose a mi.

-Vainilla estaría perfecto. -Me miró incrédulo. -¿Qué?

-Puedes pedir todos los sabores que quieras y ¿eliges vainilla? No es nada en contra pero mira, el de frutos rojos es delicioso, y ni hablar del chocolate y... -Examinó un poco más los sabores. -¡Hay de arándanos! -Su cara era de felicidad pura. -Señorita, el mío con arándanos. -La joven sonrió y anotó.

-Arándanos para Ryan. -Sonrió. Al parecer es un cliente frecuente.

-¿Qué dices? -Eché un vistazo a los sabores de nuevo, todos se veían deliciosos y en mi cabeza había una batalla, tenía que elegir y a mi eso de descartar cosas simplemente maravillosas no se me daba bien. -Lo sé, puede ser muy difícil escoger... pero creo tener un poco más de experiencia que tu. ¿Me dejarías escoger por ti? -La petición me pareció extraña pero hasta cierto punto se veía con mucha ilusión.

-Claro.

-¡Genial! Tienes que probar el de arándanos. Tienen el mejor. -Y antes de continuar me preguntó -¿Eres alérgica a algo?

-A las picaduras de los insectos. -Se volvió hacia la joven que nos observaba con ternura. Terminamos comiendo una canasta de helado, con tres sabores, barquillos, chispas de colores, crema batida y la cereza en la cima. Me había escogido Nuez, Arándanos y un tipo extraño de Chocolate pero estaba delicioso. Dios hecho un sabor de helado. Él por otro lado eligió Frutos rojos, Limón y sus preciados Arándanos. No dudaba en decir que eran los mejores helados.

-¡Espera! Prueba mi favorito primero. -Dijo y obedecí. No exageraba, de verdad.

-Dios. -Estaba casi segura que mi cara fue un poema porque Ryan rió. -¡Este es el mejor helado del mundo!

-¡Lo sé! Hace mucho que no venía. Tenemos que venir más seguido. -Lo miré un poco extraño mientras disfrutaba el de chocolate. -Los dos, vendrás conmigo.

-Está bien. -Acepté y seguimos disfrutando nuestro postre. Aunque su petición me pareció apresurada y ya me empezaba a extrañar su actitud, supo como hacerme olvidar de todo.

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