Capítulo 25

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El olor a putrefacción impregnaba la nariz de Renjun, lo que hizo que se encogiera antes de que sus ojos estuvieran siquiera abiertos. Quería abrir los párpados, pero era casi como si no pudiera hacerlo. No debía de tratarse del Taser. Sentía el cerebro empañado y la lengua demasiado grande para la boca. El hedor a putrefacción se sintió mucho más cerca en cuanto Renjun se percató de que estaba sobre un colchón. ¿Era de allí de dónde venía? Un dedo con una uña irregular le trazó a lo largo de la mejilla y el olor a tierra mohosa hizo que Renjun se retorciera. Reconoció el olor de inmediato y trató de preservar el contenido de su estómago en cuanto unos labios agrietados se arrastraron sobre los suyos.

Max. ¿Por qué? ¿Cómo es posible que esto le volviera a suceder? Renjun se quedó allí, con los ojos cerrados, esperando que su antiguo arrendatario no lo violara mientras pensaba que Renjun estaba inconsciente. Trató de mantenerse flácido hasta que Max se alejó, dejando un rastro de saliva en la barbilla de Renjun. —No tienes que fingir conmigo, Renjun. Puedo sentir la forma en que tu respiración aumentó en cuanto te besé. Las drogas ya deberían haber desaparecido. Abre los ojos.

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que escuchó esa voz nasal y jadeante? ¿Tres años? ¿Cuatro, quizás? Todavía hacía que el estómago se le encogiera y todo su cuerpo se sintiera pesado por culpa del miedo. Max siempre había sonado medio sin aliento, incluso cuando estaba sentado tranquilo, acariciándole la cabeza a Renjun resoplaba y decía a Renjun que valía cada centavo pagado, con esa voz quejumbrosa y repugnante. Renjun no quería abrir los ojos. Si miraba a Max, entonces todo esto sería algo real, todo estaría sucediendo en verdad, y una vez más, la oportunidad de Renjun de vivir en un cuento de hadas le sería arrebatada.

—No me presiones, Renjun. Me he tomado muchas molestias por ti. Lo mínimo que puedes hacer es mostrarme la cortesía de mirarme a los ojos.

Renjun podría hacer eso. Incluso era bueno haciéndolo. Había estado fingiendo desde que tenía memoria. Solo necesitaba ganar algo de tiempo. No pudo llegar a terminar el mensaje de texto. Ni siquiera supo si lo estaba escribiendo bien, pero había tenido demasiado miedo de usar su voz para enviar los mensajes. ¿Jaehyun lo entendería? ¿Lo encontraría a tiempo? Renjun luchaba contra la bilis que se le subía por la garganta. Preferiría morir antes que someterse a lo que Max tenía en mente para él. Simplemente no podría con eso. No otra vez. Pero, podía fingir... Ese sería su objetivo. Pretender y fingir interés para ganar tiempo hasta que Jaehyun lo encontrara.

Jaehyun. Por favor, encuéntrame. Por favor.

Renjun se obligó a abrir los ojos y a sonreír débilmente. —Lo siento —gruñó antes de aclararse la garganta y volver a intentarlo—. Lo que sea que me diste me dejó aturdido.

Max no había envejecido bien, aunque estaba claro que había tratado de ocultarlo. A pesar de tener más de cincuenta y tantos de años, el hombre se había teñido el escaso cabello con betún de negro para zapatos, sus labios se veían hinchados como si le hubieran puesto inyecciones de botox, y su rostro sin arrugas parecía brillante, como si estuviera demasiado apretado. Era como una máscara. Una máscara grotesca.

—Te ves... diferente. Bien. —dijo Renjun, tratando de ignorar el hedor que emanaba del hombre y de su ropa sucia y sin lavar.

Renjun se obligó a sentarse, con la cabeza dándole vueltas y el estómago revuelto al notar que la habitualmente oscura habitación del motel estaba inquietantemente brillante por la iluminación de un escenario, las cámaras rodeaban el viejo colchón que alguna vez había compartido con Jeno. Fue como volver a ser absorbido por una pesadilla después de haber luchado tanto para escapar de ella. Las paredes, que alguna vez contaron con un tono sucio de blanco, ahora estaban deformadas y salpicadas de marrones manchas de agua, la alfombra oscura tenía una fina capa de pelusas que Renjun sólo podía imaginar se trataba de moho real. El moho era lo que había matado a Jeno. La rabia estalló en sus entrañas. ¿Por qué diablos Max lo traería de regreso a este lugar?

【𝖘┃ 𝖕┃ 𝖊】 ||ᴊᴀᴇʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora