28/09/22
<<< Holaa guapa, hoy sales, no? Acaban de estrenar una peli q seguro t va a gustar en el cine, si quieres vamos a verla. Empieza a las 5:30 asi q podemos quedar a las 5 dd la heladeria q esta cerca de mi casa y ya vamos juntas hasta el cine, q t parece? :D>>>
<<<Holaa, vlee. Nos vemos a las 5:30 :)>>>
Paula siempre encuentra la manera de convertir un día con expectativas de ser como otro cualquier día aburrido en uno divertido. Por eso y por muchas cosas más es mi mejor amiga. Me miro en un espejo, tengo un aspecto horrible. Así no puedo ir al cine. Ya son las 16:15, con un poco de suerte me dará tiempo a bañarme. Voy abriendo el grifo de la bañera mientras elijo que ponerme. No me gusta arreglarme, pero nunca se sabe si él estará en el cine... Me decanto por unos tejanos rectos, un top de tirantes negro, una chaqueta ancha gris y unos playeros blancos. Voy con toda la ropa al baño y la poso en el lavabo. Me quito los pantalones del pijama y la camiseta de cuando mi padre era joven que llevo utilizando desde que el cerro los ojos para no abrirlos nunca más hace casi ya dos años. Las lágrimas se deslizan por mis mofletes sin que yo pueda hacer nada para detenerlas, la camiseta me trae demasiados recuerdos dolorosos. Como dice mi psicólogo: "los recuerdos están ahí, ocultos en las cosas más sencillas que nos podamos imaginar, eso no se puede evitar. Lo que si podemos cambiar es lo que ellos producen en nosotros, ese dolor hay que transformarlo en alegría, en buenos recuerdos de buenos tiempos, debemos aprender a que los momentos más dolorosos nos transmitan paz". Pero eso a mí no se me da bien y por eso al quitarme esa camiseta es como si con ella se fuera lo único que quedaba de mi padre. Solo de pensarlo en estómago se me revuelve y tengo que correr al váter a vomitar. Me sujeto el pelo con una mano y con la otra me intento secar las lágrimas. Nadie dijo que perder a un padre fuera fácil de superar.
Después de 10 minutos ya no me quedan ni siquiera ganas de vomitar. Me echo en el suelo. Lo que más me apetece ahora mismo es intentarme una escusa para no ir al cine aunque Paula se daría cuenta enseguida de la verdadera razón de mi ausencia, porque es por lo mismo que llevo casi sin salir estos últimos años, y me obligaría a ir. Como no tengo fuerzas para discutir acabo dejando las cosas como están. Me levanto despacio para no marearme, me quito la poca ropa que llevaba puesta y me meto en poco a poco en la bañera. El agua está muy caliente y hace que un escalofrío recorra mi pie. Me sumerjo aguantando la respiración debajo del agua. Cierro los ojos y me veo a mí y a mi padre escuchando música en mi habitación. Él siempre me ponía canciones que no concia, nuevas para mí y viejos recuerdos para e, a mí me encantaban, al fin y al cabo teníamos el mismo gusto musical. Nos poníamos de pie en mi cama y saltábamos y bailábamos hasta que mi madre entraba y nos mandaba a la cama. Era tan feliz entonces. Ya no puedo aguantar más la respiración, saco la cabeza para respirar, me acabo de bañar y me visto. Me hago una coleta alta, me miro en el espejo y me doy el visto bueno. Son las 16:55. Cojo el móvil, la cartera y las llaves de casa, lo guardo todo en el bolsillo de la chaqueta y me voy hacia la heladería. Ahí sentada en un banco me espera Paula, la cual al verme corre hacia mí y se tira en mis brazos. Yo la agarro mientras intento no perder el equilibrio. Después vamos juntas hacia el cine. El camino es corto, sin embargo lo suficientemente largo como para que a Paula le dé tiempo a contarme lo enfada que está con su "novio" porque la verdad es que ni ellos saben muy bien lo que son. Al parecer el otro día le había preguntado que si salía y el dos horas después de haber leído su mensaje le contesto que no podía porque tenía entreno, entonces ella salió con su hermana y de la que volvía para casa lo vio con una chica en la calle de enfrente. Mientras me lo contaba su voz sonaba cada vez más suave, como si en cualquier momento se fuera a romper, y el color de sus ojos se estaba ocultado poco a poco por un mar de aguas que descendía delicadamente por su mejilla. Yo no entendía como podía sufrir por un tío que no la merecía para nada, él era bueno y se notaba que estaba enamorado de ella, pero no lo parecía, actuaba como si fuera un completo gilipollas. Al poco llegamos al cine, no había cola así que entramos pedimos dos de palomitas grandes y dos coca-colas y cogimos asiento en la primera fila. La película era de amor y en todas las escenas en las que parecían los dos protagonistas juntos me imaginaba que éramos él y yo, juntos a tan poca distancia, sin distracciones sin problemas.
Cuando acabo la peli y ya estamos en calle Paula recibió un mensaje, sus ojos brillaban, me miro y me pregunto casi saltando de alegría si me importaba ir sola a casa, que Jorge le había escrito pidiéndole disculpas y si podían verse que le quería explicar todo. Estuve a punto de decir que no por ella, ese imbécil, por mucho que la quisiera, no se merecía nada de su amiga después de haber jugado de esa forma con sus sentimientos, pero ella estaba tan contenta... que acabe cediendo. Paula se marchó corriendo y yo fui caminando hacia mi casa. Me puse los cascos y debajo de la lluvia, que había empezado hace poco, me dirigí a mi casa. En la calle no había nadie, el olor del asfalto mojado estaba en el aire y se colaba en cada respiración. Llovía con tanta fuerza, que incluso al cerrar los ojos el agua, que había empapado mis cortas pestañas, goteaba por toda mi piel, hasta llegar a mis labios. Doble la esquina y proseguí mi camino. En esa misma calle había una pareja, el de unos 17 y ella de 15, intentaban escapar de la lluvia, él la llevaba a caballito y ella sujetaba sobre su cabeza una mochila de Nike que probablemente fuera de su novio. Un coche paso justo a su lado y los mojo más de lo que estaban, tanto esfuerzo para nada. Sin embargo ellos se rieron y siguieron tal y como estaban, cada vez más rápido. Yo me quede quieta embobada mirándolos, eso era amor, sin duda alguna, me daba igual que toda la gente pensara que a estas edades alguien no se podía enamorar, que eso solo era una confusión, esas dos personas, aquella chica y aquel chico se querían y no hizo falta más que unos segundos para que me diera cuenta. Probablemente para darse cuenta de que mi madre y su novio se quieren haría falta estar observándolos de cerca unos cuantos meses y así con casi todas las parejas adultas. Ojalá yo algún día tenga a alguien que me quiera tanto como ese chico a su novia y que yo esté tan enamorado de el como lo estoy d... como de la persona que ocupa ahora mismo mi mente todas las horas, que no se puede ir de mi mente ni aunque lo intente. Y mientras pensaba en ellos dos ya había llegado a mi casa.
Entre en mi habitación, me puse unos pantalones cortos viejos y la camiseta de mi padre, me quite la coleta,me seque el pelo y me tumbe en la cama. Desde ahí podía ver el cielo, tan negro con esos pequeños puntos de luz que lo iluminaban, que nunca los abandonan, que lo acompañaban siempre daba igual el destino ellos siempre estarían allí. Esos puntos de luz para mí eran mi padre, pero ahora y año estaba y sin esa luz mi vida no tenía rumbo, no tenía nada por lo que luchar y entonces apareció él, así de repente, una persona que siempre estuvo ahí a mi lado, pero que, sin embargo, hasta ese momento yo no había visto y se convirtió en mi luz, mi sentido, por eso él es tan importante para mí, porque aunque sé que jamás estará conmigo, jamás me llevara a caballito debajo de la lluvia para que no me moje aunque ya este empapada, en mis sueños si, y mientras pueda sonar con él, tendré algo por lo que luchar.
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Una última noche
Подростковая литератураUn día todo va bien y al día siguiente ni siquiera sabes quien eres. Todo puede cambiar tan rápido. Esto es lo que le paso a Abby, una niña de 14 años que hasta hacía poco su mayor problema era como conquistar a su crush. Sin embargo, tras el accide...