05/10/22
Estaba a gusto, hacía mucho que no me sentía así. El calor de las mantas sobre mi piel, el olor a café recién hecho y el ruido del viento al chocar contra los cristales de la ventana, hacían para mí un despertar perfecto. Sin embargo, eso sería lo único perfecto que habría en mi día.
Abrí los ojos poco a poco, todo estaba muy borroso. Hice un esfuerzo por soportar la luz que se colaba por la ventana e intenté entender donde me encontraba. Estaba en una habitación bastante pequeña, parecía de hospital, puesto que estaba llena de aparatos que conectaban con mi cuerpo. Dejé de observar mi entorno y me centré en los cables que salían de mí, intenté arrancarlos, pero eso solo me provocó fuertes dolores por todo mi cuerpo. No me podía mover y cada minuto que pasaba desde que me había despertado me hacía estar en peor estado, ahora también mi cabeza me propinaba buenos sufrimientos, sentía que me iba a explotar. Visioné mi móvil en la mesita al lado de aquella cama de hospital, estiré el brazo e intenté cogerlo. No recordaba apenas nada, de lo último de lo que me acordaba era de estar en el coche con mi madre camino a casa porque Adrián había desaparecido... una fuerte tristeza se apoderó de mí y casi con las lágrimas en los ojos me apresuré a encender el móvil para ver si había noticias de él, pero lamentablemente estaba sin batería: ¿por qué todo me tenía que salir mal?, ¿por qué tan mala suerte?, ¿acaso estaba destinada a ser una asesina en serie y por eso todo el mundo estaba contra mí? Maldije casi gritando y tiré el móvil contra la cama, pero este rebotó y cayó al suelo, despertando a la persona que llevaba toda la noche en un sillón rojo, viejo e incómodo, que había en una esquina de la habitación y que hasta ese momento no me había percatado de su presencia.
-Abby?-dijo en un susurro
-¿sí?-entre la poca claridad y que no me podía incorporar en la cama todavía no sabía de quién se trataba la persona que me estaba hablando.
-menos mal que estás bien, es todo culpa mía yo-o- Adrián se abalanzó encima de mí y me abrazó con toda sus fuerzas- lo siento, lo siento mucho- me susurró al oído con las lágrimas brotando de sus hermosos ojos.
-AYY- me quejé. Créanme, si no me doliera tanto todo mi cuerpo no me hubiera importado estar así el resto de mis días, pero en este preciso instante el tacto suyo sobre mi piel se sentían como disparos continuados.
Inmediatamente Adrián se apartó.
-Sé que probablemente sea lo último que quieres oír después de todo, pero deberíamos hablar sobre lo que me dijiste en el bosque... sobre lo que pasó...-
-¿qué bosque?, ¿de qué me estás hablando Adrián?, ¿qué hago aquí?-
Adrián miró hacia la puerta, estaba nervioso, había algo que le preocupaba. Se oyeron unos pasos y fue entonces cuando decidió romper el silencio.
-Da igual Abby... solo recuerda que tenemos una conversación pendiente y que tú también me importas mucho - contestó Adrián y tras esto se marchó de la habitación.
Muchas preguntas y ninguna respuesta, eso era lo que tenía ese viernes por la mañana. Necesitaba saber a qué se refería Adrián con "lo que le dije en el bosque" ¿y qué hacíamos en un bosque?, ¿y por qué estaba en una habitación del hospital con el chico que me gusta, que supuestamente estaba desaparecido? No entendía nada, pero no me iba a rendir tan fácilmente. Tenía que averiguar qué había pasado desde que estaba en el coche hasta que aparecí aquí.
Una enfermera entró en mi habitación, parecía preocupada y desconcertada.
-Hola, Abby, sabes qué día es hoy?-
Corrió las cortinas dejando pasar toda la luz, recogió mi móvil del suelo y me dio un cargador.
-Pensé que lo necesitarías, tienes que ponerte al día y para ello estoy yo, te voy a intentar ayudar-prosiguió.
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Una última noche
Teen FictionUn día todo va bien y al día siguiente ni siquiera sabes quien eres. Todo puede cambiar tan rápido. Esto es lo que le paso a Abby, una niña de 14 años que hasta hacía poco su mayor problema era como conquistar a su crush. Sin embargo, tras el accide...