-Te crees mucho, ¿no es así chica araña?
-No me creo, lo soy tortuguita~...
▷Una tortuga y un insecto juntos, ¿quién lo diría?◁
⚠️Advertencias⚠️:
1-. Ninguno de los personajes me pertenece excepto mi Oc y algunos que yo inventé, todos los demás le p...
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32. THE FUCKING FAMILY MEETING
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LA LLUVIA CAÍA CON FUERZA SOBRE LA CIUDAD DE NUEVA YORK.
El cielo estaba oscuro, sin ningún indicio de algún rayo de aquella estrella a la que llamamos "Sol".
En el cementerio, se encontraba un gran grupo de personas vestidas de negro, con sombrillas y las miradas bajas.
Nuestra protagonista se encontraba junto a Miguel y Delilah los tres bajo una gran sombrilla, el rostro de Luz estaba empapado por sus lágrimas, mientras veía como los ataúdes de las personas que más amó se mojaban con la lluvia.
—Ahora, le daré la palabra al oficial George Stacy— habló el padre quien era cubierto por una sombrilla gracias a un pequeño niño que estaba a su lado. Luz ya había dado su discurso sobre Gwen y su abuela, así que ahora solo le quedaba escuchar.
El antes mencionado aún con su sombrilla en mano se puso en medio de los dos ataúdes y se limpió el rastro de lágrimas de su rostro tratando de verse más serio.
—Primero que nada, gracias a todos por venir. Honestamente, nunca creí que me encontraría en esta situación, se supone que esto debería ser al revés, yo debería ser quien esté tres metros bajo tierra, no mi hija.
Luz juntó toda la fuerza de voluntad que tenía para no soltarse a llorar y hacer que sus sollozos opaquen el discurso de su tío.
—Gwen siempre fue alguien algo extrema, pero también conocía sus límites, aunque hubo numerosas veces en las que ni siquiera pensaba antes de actuar. Recuerdo que cuando era niña trató de hacer un giro triple con sus zapatillas y terminó esquinzándose el tobillo. Aunque le pasó lo mismo cuando trató de hacer un paso que muy pocos bailarines logran y se enojó tanto que se negó a salir de cuarto en una semana, ¿recuerdas Luz?.
La antes mencionada soltó una pequeña risa que se mezcló con sus lágrimas por lo que Miguel la abrazó por los hombros y la pegó en su pecho para que pudiera llorar con un poco más de libertad.
