Por mi

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Miguel se mantuvo sentado en el comedor mientras frotaba lentamente su rostro, se sentía frustrado y molesto, pero no entendía del todo la razón. Sabía que su molestia nacía de saber que su hermano menor se había marchado de su hogar junto con el castaño. Lo conocía lo suficiente como para saber lo que pasaría, lo que seguro que ya estaba pasando. Se levantó haciendo que la silla callera hacía atrás por la brusquedad del movimiento, avanzó de un lado a otro por su cocina, no quería que su hermano estuviera con el menor, le hacía hervir la sangre el solo imaginar que se besaran. Sintió su celular vibrar y lo ignoró por un momento, no quería hablar con nadie, además los únicos que tenían su número eran su hermano y los proveedores, dudaba que estos últimos le estuvieran llamando.


Suspiró cuando la vibración se detuvo solo por un momento antes de dar paso a otra más corta, con fastidio sacó el dispositivo de su bolsillo notando que era un mensaje de Gabriel, chasqueó la lengua mientras desbloqueaba el teléfono.


Gabriel se encontraba en un callejón cruzando la calle de donde vivía, esperaba con paciencia mientras miraba alrededor, mandó otro mensaje antes de notar a su hermano yendo a su hogar, sonrió ampliamente alejándose al ver como tocaba la puerta y era el castaño quien abría.




Se alejó mientras guardaba su celular, tenía la esperanza de que pudieran charlar, incluso de que intentaran algo más, pero quizá sería pedir demasiado. Se las arregló para no regresar en toda la noche, cuando consideró que era bastante tiempo para lo que fuera que pasara ya hubiese terminado volvió a casa. Se adentró con cuidado mirando alrededor en busca de cualquiera de los dos, pero incluso en su habitación no había nadie. Pensó un poco antes de salir de nuevo de su hogar dirigiéndose a la florería viendo a su hermano preparándose para abrir.


 

― Hey, ¿Dónde está el cachorro? ─ Cuestionó mirando alrededor dentro de la florería dudando en su subir, no quería encontrarse con el otro desnudo en la cama de su hermano, aunque no pudo evitar sonreír levemente, igual y no le molestaría verlo.


 

― En la universidad. ─ Respondió como si nada continuando su labor moviendo algunas macetas ignorando como su hermano le escaneaba con la mirada.


 

― Ya veo, el cachorro es bastante responsable, uno pensaría que preferiría descansar para reponerse.



― ¿Reponerse de qué? ─ Le cuestionó al no entender a que se refería. Gabriel se quedó en silencio por un momento sin apartar la mirada de quien le cuestionaba porque no decía nada.



― ¿Pasó algo entre ustedes? ─ Sintió la frustración crecer en su interior al ver como el mayor negaba. Tenía una enorme necesidad de darle un par de golpes a su hermano mayor, había pasado toda la maldita noche en un motel de mala muerte para darles privacidad ¿Y el par de idiotas no habían hecho nada? ― ¿Ni siquiera un beso?



― ¿Por qué nos besaríamos? Somos amigos, creo.



― No, lo que son es un par de pendejos.

Blue HyacinthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora