Café

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Peter se despidió de Gabriel tras pagar y le miró salir tambaleándose un poco del bar. Le hubiera gustado ayudarlo, pero tenía que cerrar y limpiar antes de poder siquiera pensar en salir del bar. La hora marcaba casi las cinco de la mañana, Peter se quejó bajo al pensar en lo poco que dormiría esa noche. Con desgana salió del bar junto a Hobie que insistía en que dejara la universidad, pero ambos se detuvieron al ver al menor de los O’Hara dormido en la acera.


― Solo dejémoslo ahí.


― Hobie. ─ Regañó.


― Tienes razón, primero revisemos si tiene algo de valor. ─ Bromeó ganándose otra reprimenda del castaño. Terminó por ayudar a cargar a aquel sujeto hasta el departamento de Peter. Soltó sus piernas dejándolo caer al suelo sin cuidado. ― ¿De verdad lo dejarás quedarse aquí? Podría ser un loco.


― No seas así, es un buen tipo. Es el hermano de quien me ayudó con el asalto.


― Ah, con el que dormiste. ─ Le dio un leve codazo notando como el aludido se sonrojaba levemente.


― Si, pero no de la manera en que lo dices.


― ¿A si? ¿De que manera lo digo? ─ Insistió acercándose para sujetarle de la cintura haciéndolo reír por las cosquillas.


― ¡Basta! ─ Pidió mientras le sujetaba de las muñecas intentando alejarlas de su cuerpo mientras reía con fuerza.


― Está bien. ─ Retrocedió un paso al soltarlo dejando su atención en el sujeto que seguía dormido en el suelo. ― Pero si tienes problemas llámame, ¿De acuerdo?


― Claro, pero te lo digo, es inofensivo. ─ Se despidió de su amigo cerrando la puerta del departamento cuando salió antes de darse la media vuelta y desordenar su cabello. Tenía muchas cosas que hacer en muy poco tiempo; lavar su uniforme, subir a Gabriel a la cama o al sofá, preparar sus cosas para el día siguiente y lograr dormir lo más rápido posible para no perder más tiempo de sueño.



El despertar de Gabriel no pudo ser peor que ese; giró en la cama creyendo que se encontraba en la de su hermano, pero pronto se encontró con el final de la misma cayendo de cara al suelo gritando mientras se sentaba y frotaba su rostro por el dolor.


― ¡¿Qué pasa?! ─ Despertó asustado el castaño sentándose en el sillón mirando hacía todos lados sin poder distinguir nada por traer sus gafas. Se apresuró a levantarse tanteando la mesita de centro frente al sillón donde estaban sus gafas para ponérselas a prisa.


― ¿Dónde estoy? ─ Preguntó desorientado quien se levantaba mirando alrededor sin reconocer el lugar deteniendo su mirada en el castaño. ― Tú, ¿Qué hago aquí?


― Pues, te quedaste dormido en la calle, mi amigo y yo te trajimos aquí. Es mi hogar. ─ Hasta ese momento se sintió un tanto apenado por el deteriorado lugar, por suerte a Gabriel no parecía importarle eso mientras se sentaba en la cama soportando el dolor de cabeza y de su rostro por la caída.


― ¿Qué hora es? ─ Preguntó al aire mientras revisaba sus bolsillos en busca de su celular, pero no estaba, únicamente traía su cartera consigo, maldijo en voz baja.


― Son las siete. ─ Respondió el castaño mientras se acercaba preocupándose un poco al ver como un hilito de sangre salía de la nariz del otro. ― ¿Te encuentras bien? ─ Vio como el otro simplemente limpió la sangre con el dorso de su mano notando la sangre.


― No te preocupes, solo me caí. ─ Se rio burlándose de si mismo. ― Así como te caíste frente a nosotros, esa si fue una entrada.


― Por favor olvida eso. ─ Dijo un tanto avergonzado. Quería volver a dormir, pero no podría tras despertar con aquel susto, lo mejor era prepararse para la universidad y no perder más clases. Se levantó dejando al otro en la cama, se dirigió al baño para comenzar su rutina matutina; una ducha, salir en toalla, cambiarse y salir a la parada de autobús antes de llegar a la estación.


― Deberías tener más cuidado de ti mismo. ─ Habló al fin Gabriel que no se había levantado de la cama hasta ese momento, de unos pasos llegó hasta el más bajo que terminaba de abotonar su camisa.


― ¿Cuidado con qué? ─ Preguntó confundido cerrando los ojos y quejándose cuando el otro desordenó su húmedo cabello antes de entrar en su baño. No lograba entenderle, no es como que alguien fuera entrar a robar algo de ese lugar, no tenía nada de valor y estaba seguro de que si alguien tenía la tonta idea de entrar en su hogar en busca de obtener algo, solo encontraría decepción. Terminó de vestirse colocándose un suéter color vino sobre su camisa de botones al sentir esa mañana un poco más fría, no se molestó en arreglar su cabello más allá se deslizar sus dedos hacía atrás entre las hebras de su castaña cabellera y se colocó los lentes notando como el otro salía ya del baño.


― Ya estás listo, ¿A dónde vas? ─ Preguntó con curiosidad.


― A la universidad.


― No lo había pensado antes, pero ¿Cuántos años tienes?


― Veinte. ─ Gabriel lo miró sin creerle demasiado por un momento hasta que el castaño buscó entre sus cosas mostrándole su credencial del campus.


― Vaya. Todo un traga años.


― ¿Qué significa eso?


― No importa, solo me alegra que no seas un menor de edad. Sería terrible terminar en prisión o algo.


― ¿Por qué terminarías en la cárcel si fuera menor de edad? ─ Cuestionó sin entenderlo.


― Debería irme, pero no sé donde estoy. ─ Cambio el tema, después de todo no estaba pensando en él cuando dijo de alguien terminando en la cárcel si fuera menor. ― ¿Puedes decirme como regresar a la florería? ─ Ciertamente no tenía cabeza para recordar como es que había ido al bar en primer lugar, el dolor de cabeza le estaba matando, aunque fingía estar bien lo mejor que podía.
Siguió al castaño que le dijo indicaría el camino, pero se encontró siendo acompañado en el autobús y el metro, en más de una ocasión pensó en decirle algo, pero no había algún tema de conversación en ese momento, menos cuando solo quería tirarse en su cama y dormir, pero en cambio tenía que llegar a la florería a ser regañado, con algo de suerte lo mandarían a hacer inventario de nuevo y dormiría un rato en la bodega del lugar. Asintió con la cabeza repasando su plan maestro antes de ser traído a la realidad por el castaño que le indicaba que estaban en su estación. Caminaban juntos mientras Gabriel maldecía una y otra vez el que el sol se encontrara en lo alto del cielo agravando su dolor de cabeza.


― ¿Puedo invitarte un café? ─ Habló Peter teniendo la atención del otro. ― Después de todo ustedes me ayudaron mucho la otra noche y hasta me dieron un gran desayuno. ─ El aludido asintió con la cabeza mientras se detenía frente la florería y Peter seguía andando hacía la cafetería de la esquina.


― ¡GABRIEL! ─ Dio un respingo al escuchar a su hermano mayor. ― ¿Dónde carajo estabas? ¿Ya viste la hora? ─ Lo sujetó de los hombros moviéndolo un poco notando la expresión de dolor de este.


― Lo siento. ─ Puso sus manos sobre los brazos del mayor mientras respiraba profundo. ― Si me mueves así de nuevo siento que vomitaré. ─ Fue soltado rápidamente antes de seguir a su hermano dentro de la florería. Vio a su hermano tomar un valde para ofrecérselo, no creía vomitar, pero lo tomó de todas formas.


― Si tienes que hacerlo, hazlo ahí. ─ Le vio asentir con la cabeza y se cruzó de brazos. ― Ahora explícame donde estabas.


― Fui a un bar.


― Ya veo, por eso decidiste gastar dos semanas de tu salario con mi tarjeta. ¿Verdad?


― No gasté tanto. ─ Se defendió notando como el mayor fruncía el ceño con mayor molestia antes de que la puerta del lugar fuese abierta llamando su atención.


― Menos mal que estás aquí, creí que había pasado algo. ─ Decía el castaño mientras se acercaba a ambos con tres vasos de café ofreciéndole uno primero a Gabriel antes de dirigirse a Miguel. ― No sé como les gusta, así que pedí capuchinos para los tres.


Miguel miró alternadamente entre el café que recibía, el de su hermano a Peter y a Gabriel de nuevo, todas las piezas parecieron encajar a la perfección. Miró con decepción al castaño antes de cruzar miradas con su hermano que daba un sorbo a su café antes de apresurarse a hablar.


No es lo que crees.


¿De verdad? ─ Dio un sorbo a su café haciendo una expresión de desagrado. ― Gracias. ─ Le dijo al castaño que se había decepcionado al ver su expresión. Estaba claro que no le había gustado el café.


― Puedo conseguirte otro, solo dime que te gusta.


― Así está bien, gracias. ─ Repitió dejando el vaso cerca de la caja registradora.


Lo digo en serio, no es lo que piensas.


¿Qué es lo que pienso, Gabriel?


Vamos Miguel, no pasó nada entre nosotros, solo dormí en su casa. ─ Si antes la posibilidad de que le creyera eran mínimas, ahora eran nulas.


― Creo que mejor me voy. ─ Interrumpió Peter, parecía una discusión seria y él ahí quedaba como un entrometido.


― Espera, antes de que te vayas, dile que no pasó nada entre nosotros.


― ¿Nada de qué? Solo dormiste en mi casa.


Hasta lo haces mentir por ti, me alegra que se hayan divertido mucho. ─ De nuevo Peter sentía que no tenía nada que ver con eso, así que retrocedió en silencio mientras ambos comenzaban a discutir nuevamente. Pudo salir de la florería y comenzar su andar hacía la universidad mientras daba algunos sorbos a su café un tanto triste por la manera en que había terminado todo, solo quería ver de nuevo al mayor.



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Muchas gracias por leer

Cada vez que se pregunten si les tengo consentidos recuerden este día que no tengo Internet, pero me pasé el documento por Bluetooth de la laptop a mi celular y con los datos del celular estoy subiendo este capítulo jajajaja así que si hay errores me disculpo.

La canción esta vez es Rush Hour - Crush, J Hope.
Y si ya no quieren que les ponga canciones díganme con confianza jajaja en fin, se pudo doble, no creo que triple.

Nos leemos~ (⁠ ⁠˘⁠ ⁠³⁠˘⁠)⁠♥

Blue HyacinthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora