¿Los días cuentan?

final alternativo 1

Parte final

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El ambiente estaba tranquilo y la suave brisa de la noche se colaba por las ventanas, la luz de la luna también se infiltraba acompañando a la recién formada familia.

— Solo faltas tu secuaz...

Susurro.

Ambrosius cayó rendido en el hombro del omega. El moreno acomodo a los niños en sus cunas para después acomodar al alfa. Se quedó mirando al rubio, el cual tenía ojeras y estaba todo desaliñado, también noto que su cabello había crecido más, sonrió después de todo al fin tenía un poco de paz.

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— Hola...

Hablo una voz ronca.

Ballister miro a su hermano que recién se despertaba.

— No crees que es mejor que te cambies en vez de andar así por el castillo?

Opinó Ballister agitando una mamadera.

— Hey! Por fin puedo dormir en paz después de cuidar a esos retoños durante la noche con ese idiota.

Respondió ofendido.

— Claro que dormiste bien...

Hablo bajo Bally.

— A que te refieres?

Pregunto sentándose en el sillón.

— Por Gloriana, si vas a pasar una noche de pasión asegúrate que todo el mundo duerma.

Respondió tomando en brazos a uno de los gemelos.

Luke se puso como tomate, talvez y en la noche no descanso... Pero si liberó estrés acumulado...

— Niños no creen que hablar de eso en la sala de convivencia es algo raro?

Se escuchó. Ballister y Luke miraron de quien se trataba. Al ver que era la reina el beta se puso aún más rojo. En ese momento la vergüenza era lo que reinaba en su cabeza.

— No es para que todo el mundo se entere!

Hablo fuerte.

La familia rio por las reacciones que daba el pobre beta. Ya un poco más tarde cuando todos se habían levantado, se juntaron en el comedor para desayunar. Cómo la familia que eran.

Valerin no paraba de mimar a sus nietos, Ballister miraba contento la situación. Su hermano estaba con su pareja hablando de cosas que ellos entendían. Y su alfa, el tomaba una taza de café mientras respondía a las preguntas ocasionales de la reina.

Las tres primeras semanas se pasaron  volando, en la habitación del moreno, los niños dormían profundamente mientras que Ballister alistaba una pañalera.