Capitulo 3

264 32 11
                                    

Una emboscada había sido preparada para recibirlos juntos con la luz del sol, el enemigo había sido rápido al tomarte de rehén. No eran tontos y sabían bien a quien se enfrentaban por lo que usarte de escudo les proporcionaba ciera protección contra las llamas de tu guardián. Aquel grupo de hombres se sonrió al ver qué su plan había funcionado pero antes de que pudiera exigir sus demandas fueron interrumpidos.

—Sueltala— la voz de Dabi helaba la sangre, su mirada tenía el odio impreso en ella, la presencia que empezó a emanar del pelinegro hizo que todos los presentes comenzarán a temblar.

El ojiazul estaba furioso, por más que intentaba mantener el control el ver cómo ese sujeto te tocaba lo estaba sacando de sus cabales, entonces Dabi dio un paso al frente provocando que todos los demás retrocediera, fue inevitable que el miedo no se apoderará de quién te sostenía haciéndolo vacilar un segundo, segundo que le costaría la vida pues por error el cuchillo que te amenazaba rozo tu piel dejando un pequeño hilo de sangre a su paso.

Eso fue todo, un parpadeo y los tres sujetos estaban ardiendo en llamas azules. Todos había pasado demasiado rápido, ahora estabas a espladas del pelinegro mientras esté te cubría de la vista que él mismo había causado, aún que los gritos que escuchabas te perseguirán por días. Poco después el silencio se hizo presente pero aquellas llamas no se detuvieron hasta consumir por completo a sus objetivos.

Una vez terminado el trabajo Dabi se giro a ti, iba a tocarte pero al ver tu cuerpo temblar mientras que con tus manos te cubrías los oídos se detuvo, en ese momento entendió algo muy importante, mientras que tu desconocías lo que era la violencia de una guerra sus manos estaban manchadas con demasiada sangre así que se abstuvo de acercarse.

—Debemos continuar— dijo con el tono de voz más calmado que pudo y lo suficientemente alto para que lo escucharás con claridad —camina en esa dirección— señaló —solo unos cuantos pasos y espérame mientras limpio este desastre— con el cuerpo aún temblando asentiste y le obedeciste sin levantar la mirada.

Corriste hasta donde te dijo sin mirar atras, por un segundo paso por tu mente la idea de ir más allá, de perderte entre la espesura del bosque pero lograste detener tu cuerpo a tiempo. No podías detener los temblores, tu corazón martilleaba a toda velocidad y tus manos sudaban, tu visión empezó a nublarse y entonces comprendiste que estabas llorando. Te dejaste caer en el suelo mientras con tus manos cubrías tu boca para silenciar tus sollozos, tu mente empezaba a asimilar lo que había pasado, habías presenciado un asesinato a sangre fría.

Dabi se aseguro de no dejar más rastro que las marcas de fuego en el suelo, una advertencia obvia para cualquier que se atreviera a seguirlos, recogió sus cosas e inspeccionó a su alrededor buscando algo de valor, después fue hacia ti solo para encontrarte en medio de una crisis. En cuanto escuchaste sus pasos te giraste y el pelinegro sintió dolor en su pecho al ver la mirada llena de miedo que le dirigiste. Su primer instinto fue acercarse a reconfortante pero se detuvo al ver qué retrocediste. Suspiro y maldijo para sus adentros.

—Sigueme— fue lo último que dijo antes de emprender el camino que solo él conocía, se detuvo a una distancia prudente al ver qué no lo seguías, pero sabía que solo podía esperar.

Mientras te observaba comenzó a reflexionar, tal vez se había excedido un poco pero es que al verte herida su cuerpo se movió por si solo y la furia lo cego. Esto también era algo nuevo para él pues a veces olvidaba que este reino donde se encontraban disfrutaba de relativa paz, no había guerra, las personas no tenían que presenciar escenas como la que el había protagonizado hace solo unos minutos. Entonces una esperanza brillo en su interior mientras le acompañaba una punzada de dolor, tal vez el miedo podría separar sus caminos, después de todo la vida que le había tocado había estado plagada de muertes desde que era un niño ¿Cómo podría comprenderlo alguien que solo conocía la paz?

Tardaste un tiempo en tranquilizarte, tus lágrimas se habían detenido y tú respiración se regularizaba, desde donde estabas lograbas ver a Dabi darte espacio. Los temblores de tu cuerpo aún no se detenían pero tu mente comenzaba a razonar lógicamente en lo que había pasado. Tu tío te había advertido que esto podría pasar, por más que él te mantuvo a salvo todos estos años era inevitable que tarde o temprano alguien buscará acabar con tu vida, te lo había dejado claro, habría ocasiones en las que todo se reduciría a matar o morir y tú no podías permitirte perder la vida, si lo hacías el futuro de muchas personas perecería contigo. Además te había dicho que contrato al mejor para protegerte por lo que era obvio que sería alguien versado en el arte de matar.

Tenías miedo, todo tu cuerpo estaba en alerta pero de algún modo ahora tu mente comprendía que si el pelinegro no hubiera actuado así la vida que se habría perdido sería la tuya, después de todo él solo hacia su trabajo así que tendrías que mentalizarte pues lo más probable es que situaciones como esas se volvieran a repetir pues tu cabeza tenía precio y él la orden de mantenerte viva a cualquier costo.

Agradeciste que Dabi no te presionará a continuar así que cuando por fin sentiste que recuperaste el control de tus extremidades te pusiste de pie y caminaste hacia él. En silencio recorrieron la ruta que estaba en la mente del pelinegro, solo deteniéndose para asegurarse de que nadie los siguiera, caminaron hasta que tu cuerpo no podía más, en el momento en que Dabi noto tu agitada respiración comprendió que era momento de detenerse así que busco el lugar adecuado y te informo que ahí pasarían la noche.

Habían recorrido todo el camino perdido la noche anterior así que el sol ya estaba por ocultarse, está vez no te pidió que le ayudarás con nada. Poco a poco monto el que sería su campamento esa noche y encendió una fogata, te mantenías inmóvil abrazando tus piernas, temblando con cualquier sonido que te tomara por sorpresa. Dabi te observaba de reojo pues no quería asustarte más, preparo un poco de alimento que tenía guardado y sin decir nada te ofreció un tazón de comida pero fuiste incapaz de probar bocado, la escena que habías vivido te había hecho perder el apetito.

—Si no comes no podremos continuar mañana— menciono el pelinegro pero al ver qué lo ignorabas no tuvo más opcion que amenazar —si no tienes fuerzas tendremos que permanecer más tiempo aquí, lo que aumenta las probabilidades de que den con nosotros y entonces tendré que deshacerme de ellos, yo también quiero evitar usar mis llamas tanto como sea posible así que si fueras tan amable de cooperar...—

Por respuesta comenzaste a comer, te forzabas para pasar el alimento pero harías lo necesario para evitar ser culpable de más muertes, por qué eso era lo que ocupaba tu mente, la culpa pues de no ser por ti aquellos sujeto no habría perdido la vida. Dabi reconoció la expresión de tu rostro inmediatamente, la había visto antes y la conocía perfectamente, después de todo su madre se mantuvo años sumergida en el dolor de no haber hecho más, responsabilizandose por algo que estaba fuera de sus control.

—Ellos sabían bien lo que hacían— soltó —los que escogen esa vida saben que la suya acabará de la misma manera que las que ellos arrebatan—

—¿Entonces tu también esperas ese final?— fuero las primeras palabras que le dirigías desde el incidente y no pudiste evitar darles un toque de desprecio pues aún que comprendías su actuar en ese momento solo podías verlo como un asesino.

—Lo espero— acepto sin inmutarse —pero irónicamente ya he sido salvado dos veces de ser consumido por mis propias llamas, después de todo parece que los Dioses aún quieren jugar un poco conmigo—

—¿Culpas a seres que no sabes si existen por tus decisiones equivocadas?— lo miraste fijamente y él percibió la molestia que te causaban sus palabras.

—No me malentiendas, para mí no fueron desiciones equivocadas— respondió —hice lo que tenía que hacer, y lo volvería a hacer si con ello la vuelvo a salvar—

—¿Salvar? ¿De que hablas?— la curiosidad hizo que el odio que comenzaba a formarse en tu interior se desvaneciera.

—Mi vida y mi alma están consagrados a proteger a un solo gobernante, y si ella lo pide matare, no, si ella lo necesita, matare y si ella me pide que viva, viviré. Y para tu desgracia su deseo hacia mi es que viva—

—¿Quién es ella?— Dabi suspiro al ver qué había guiado la conversación al tema que quería evitar, pero algo le decía que ya no importaba realmente.

—Ella es la mujer que la Madre Luna me dio y me arrebato—


Un regalito de mi parte ❤️
Seguimos en pausa, nos vemos próximamente ✌️

Siempre detrás de ti [Dabi y tú] PAUSADA "Saga De La Madre Luna"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora