13
Presente
Si pensaban que convivir con un amigo podía resultar una buena idea, es porque nunca han convivido con Juan Pablo. Si bien él era mí mejor desde la escuela y me bancó en muchos momentos difíciles de la vida, convivir los dos en un departamento pequeño se había convertido en mi peor pesadilla. El dejaba todas sus cosas tiradas, no secaba la ducha luego de bañarse, no le importaba mi privacidad ni mucho menos mis tan deseados momentos de relax. Era volver de la escuela y encontrármelo en el sillón jugando a la Play Station a toda volumen. Y lo que era peor se acercaban las vacaciones de verano y tanto él como yo éramos docentes, lo que implicaba que íbamos a convivir las veinticuatro horas del día bajo el mismo techo por semanas. Necesitaba que venga un multimillonario me seduzca y me lleve al caribe de emergencia. Con soñar no perdía nada.
Ese día estaba a punto de estallar, había dejado sus calzoncillos colgados en mi ducha como trofeo, yo me disponía a ducharme y ver eso me saturó. Pero por suerte mi humor cambió cuando recibí un mensaje de Fede:
Fede: Vecina, tengo la solución a tus problemas, como es de costumbre. Mi familia tiene una casa en Mar del Plata, y yo tengo días de vacaciones para tomarme. ¿Qué te parece si nos vamos juntos como amigos a pasar unos días allá? Te prometo que no hay segundas intenciones.
Y si las tenía tampoco me parecía tan mal, es que era eso o pasar mis vacaciones con Juampi agarrándonos de las mechas encerrados en aquel departamento. No lo dudé mucho sinceramente, el plan era la respuesta a mis plegarias.
Dani: ¿Cuándo nos vamos y qué hay que llevar?
Le respondí, y la verdad que viéndole el lado positivo, que Juampi estuviera instalado en mi departamento me permitía dejar a Rocky al cuidado de alguien. O estaba dejando a Juampi bajo el cuidado del gato. No sabía eso con certeza. De igual manera iban a ser solo unos días. Hacía mucho que no me iba de vacaciones y el solo pensar en relajarme mirando el mar, leer un libro escuchando las olas, me emocionaba demasiado. La última vez que había visitado aquella ciudad fue antes de que mi padre muriera, volver allí implicaba cerrar heridas que aún seguían ardiendo en mi corazón como pequeñas salpicaduras. No me disgustaba pensar que volvería con Federico aunque solo fuéramos amigos, sabía que su compañía me hacía bien, me daba fuerzas para dejar atrás las cosas que me hacían mal.
—Amigo, te tengo buenas noticias, la semana que viene me voy a Mar del Plata con Federico. Tendrás todo el departamento para vos. Eso sí, tenés que cuidar a Rocky.
—¿Te digo lo que realmente pienso o finjo que no vas a vivir una luna de miel?
—Somos amigos... sé que le cuesta entender a esa pequeña cabeza de homo sapiens tuya que exista eso entre Fede y yo. Pero decidimos ser amigos, somos adultos y responsables. Ni yo me creía eso, pero no le iba a dar la razón.
—Claro... claro... bueno te doy mi bendición siempre y cuando me traigas alfajores. Vos y yo la vamos a pasar bomba— le dijo a Rocky mientras lo acariciaba. Rocky lo miró con indiferencia, se llevaban bien pero no lo adoraba.
—¡Sí le llega a pasar algo a Rocky, te mato!
—Tranquila confía en mí.
—¿No volviste a hablar con Luciano?
—Sí, él quiere que vuelva, pero no sé, si las cosas no van a cambiar no le veo sentido en seguir una relación así.
—No seas duro, él te adora.
—Puede ser, pero a veces hay que dejar ir a las personas que no nos hacen brillar.
—A veces sos tan salame pero a veces decís cosas súper profundas, no te entiendo— me burlé para quitarle un poco de peso a la charla. El tiempo iba a terminar diciendo que era lo mejor para ellos. Tal vez tenía razón, el solo hecho de querer a alguien no era razón suficiente para seguir a su lado. Yo no era quién para negárselo.
—Me imagino que vas a llevar ropa interior linda, ¿No?, vamos que te ayudo a armar el bolso.
—Bajo ningún motivo tus sucias manos van a tocar mi ropa interior, ni mucho menos la vas a ver. Pero ahora que lo pienso no tengo trajes de baño. Voy a tener que comprarme.
—Qué sean pequeños, a ver si de una buena vez te das cuenta que tenes un lomo tremendo.
—Gracias por subirme la autoestima.
—Para eso son los amigos—pasó sus brazos sobré mis hombros y me dio un reconfortante y cálido abrazo. De esos que todavía necesito cuando mi cabeza va más rápido que la realidad. Tenía toda la razón, podía ser un desastre la convivencia, pero su amistad era muy valiosa y necesaria para mí.
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Solo quedamos vos y yo
RomancePasado, presente. Federico y Daniela se conocen desde adolescentes ambos iban a la misma escuela, pero la vida y el destino los separó. Cuando Daniela termina con su ex novio, se muda un nuevo departamento junto a su gato. Lo que ella nunca se ib...