17
Pasado
Como le había prometido, aquel día salimos con Fede. Me resultaba extraño salir con alguien más chico que yo, aunque tampoco era que yo tuviese mucha experiencia en citas, pero tenía que cumplir con mi palabra. Aquel día me pasó a buscar por casa y fuimos caminando hasta el cine del barrio. Él ya tenía todo planeado de ante mano, había comprado tickets para ver una película romántica y todo. Ni bien llegamos compró una bolsa de pochoclos y dos bebidas. Hicimos la cola para entrar a la sala y una vez que entramos nos ubicamos en nuestros asientos. Tenía que admitirlo me lo estaba pasando muy bien con él. Todo resultaba fácil, teníamos gustos parecidos y nos reíamos de lo ridícula que era la película.
Durante la función el paso su brazo por encima de mis hombros y yo dejé que lo hiciera, se sentía bien y además nadie nos estaba mirando. Me imaginaba que distinto hubiera sido si yo estuviera allí con Juampi en vez de con él. Seguramente estaríamos besándonos, porque últimamente era lo único que parecía interesarle a él de mí. En cambio Fede, si bien había notado que se me acercaba varias veces, no había intentado ni una sola vez besarme.
Ni bien hubo terminado la película, nos fuimos a comer a un local de comidas rápidas. Pedimos unas hamburguesas con papas fritas. Todo estaba delicioso. Realmente se notaba que el había pensado en esta cita con mucha dedicación.
—Tengo que reconocerte que la estoy pasando muy bien— le dije mientras me comía las últimas papas fritas mojadas en ketchup.
—Me alegro, yo también lo estoy pasando muy bien—dijo y se aceró, con la yema de sus dedos me limpió La Mancha roja de la nariz. Y luego se chupó el dedo. Me resultó tierno el gesto pero a la vez me generó un calorcito interno que me recorrió el cuerpo.
—Tenías kétchup— me dijo. El tacto de su dedo en mi nariz me dejó temblando por lo que me costó unos segundos responderle. No sabía porque mi cuerpo reaccionaba así cuando estábamos cerca. Me incliné y le pasé el dedo por la mejilla.
—Tenías mayonesa— le mentí.
—No siento que tenga la cara sucia pero si vos lo decís, ¿tengo más en algún lado?
Mis ojos se fueron directo a sus labios, tenía unas ganas impresionantes de besarlos. De volver a sentirlos junto a los míos. Y no lo pensé más. Me acerqué y le di un beso en la comisura de los labios.
—Tenías un poquito ahí— le volví a mentir.
El me miró fijamente, tomó mi rostro entre sus manos y me besó. Primero suavemente y luego con un poco más de fuerza. Me encantaba su manera de besar, me hacía sentir mil cosas en la panza. Seguimos besándonos unos minutos más. Seguimos tranquilos como si nada disfrutando de la cita. Todo era perfecto y lo estaba pasando de maravillas con él.
Más tarde salimos del restaurante, empezamos a caminar para ir a mi casa. Seguíamos jugueteando entre besos y abrazos hasta que sonó mi celular. Atendí porque era una llamada de mi mamá:
— Hola, ¿Qué pasa, Má? Ya estamos volviendo.
— Hija... estoy en el hospital... tu papá...tuvo un—se interrumpieron sus palabras por un sollozo ahogado.
— ¿Un qué, mamá?—pregunté desesperada y a los gritos.
— Un infarto.
Dos palabras que se quedaron grabadas en mi memoria para siempre. Le pedí la dirección del hospital y le comenté a Fede que me tenía que ir corriendo. Él no me dejó ir sola y se ofreció a ir conmigo. Ni bien llegamos, buscamos por todos lados a mi mamá. No la encontraba y me estaba por volver loca. Hasta que Fede preguntó a una enfermera y nos llevó con ella. Mi mamá estaba sentada, con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Qué pasó?, ¿Cómo está Papá?—pregunté arrodillándome frente a ella y apoyando mi rostro en sus piernas. Necesitaba que me diga que el estaba bien, que todo iba a estar bien. Pero me miró destrozada y me dijo:
—No aguantó, papá falleció.
El mundo se me vino abajo en ese instante. No recuerdo muy bien cómo sucedieron las cosas a partir de ese momento. Recuerdo a Fede abrazándome y llorando a mi lado. A mi mamá gritando y teniendo una crisis de nervios. Familiares y amigos que llegaban. Yo solo quería salir corriendo de ahí. Mi papá, ese hombre que era mi héroe ahora ya no estaba más conmigo. Y lo peor de todo era que no iba a poder despedirme si quiera de él porque el ya no estaba vivo, si tan solo hubiera llegado antes, si el hubiera aguantado un poco más.
Recuerdo que de alguna manera volvimos a mi casa y le dije a Fede que no era necesario que se quede más tiempo, ya eran como las 2 de la mañana. Solo quería acostarme a dormir y que todo hubiera sido una pesadilla horrible. Él no quería pero se terminó yendo. Me recosté e intenté dormir, pero me dolía mucho la cabeza. Solo podía llorar de la bronca que tenía. Inevitablemente en algún punto de la noche me dejé vencer por el cansancio.
Al día siguiente mi familia paterna organizó un velorio, cosa que yo no quería pero nadie me escuchó. Tuve que ver como personas que nunca se habían interesado por nosotros, vinieran a hablarme como si me conocieran de toda la vida. Quería salir disparada de ese horrendo lugar. Miré una sola vez al cajón donde se hallaba mi padre y casi me descompongo. Ese no era mi padre. No era como lo recordaba, no se parecía a él.
Me hubiera ido del allí si no hubiera sido porque aparecieron mis compañeros de escuela y con ellos Juampi. El me abrazó y me contuvo y me refugié en él. No podía pensar con demasiada claridad en esos momentos. Cuando Fede apareció en el velorio, nos vio abrazados pero no dijo nada, se unió al grupo que se había formado a mí alrededor. Una parte de mi quería decirle a Fede que venga y me abrace, pero no me animé. Y como la cobarde que era me quedé abrazada a Juampi todo el tiempo.
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Solo quedamos vos y yo
RomancePasado, presente. Federico y Daniela se conocen desde adolescentes ambos iban a la misma escuela, pero la vida y el destino los separó. Cuando Daniela termina con su ex novio, se muda un nuevo departamento junto a su gato. Lo que ella nunca se ib...