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Sus manos están llenas de sangre, sangre de lo que más amaba.
Todo se había convertido en un caso de la noche a la mañana.
Mientras más sonreía más doloroso se hacía.
>. Era lo que más pasaba por su mente.
>.
Una luz en aquella habitación se ence...
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— Mira a la cámara — se escuchó su asquerosa voz. La mujer en la silla intensificó su llanto solo asiendolo sacar una carcajada.
Maldito.
— ¡Por favor!... ¡Ya déjame ir! — una bofetada la calló por milésima de segundos. Mi pecho se removía en rabia. Se cómo se siente, lo había vivido en carne propia.
— ¡Ya cállate! — su voz pareció enfurecerse al mismo tiempo que salía de detrás de la cámara y era grabado.
Apreté mis dientes mientras hacía mis manos puños y mi corazón parecía quemarse con mi fuego interno.
Era él.
Era X.
Su piel color canela, su cabeza calva, las arrugas en su rostro, sus ojos negros de mirada tan sádica, sus labios finos dejando ver por doquier esa sonrisa tan desagradable y aterradora que aún me hacía temblar en mi puesto.
Mis respiración se hizo un desastre cuando miró a la cámara. Parecía que me estuviera mirando a mi, que lo tenía de nuevo frente a mí.
Cómo quería borrar su sonrisa divertida de un golpe.
Queria golpearlo.
Quería hacerlo sufrir.
Así como nos hizo sufrir.
Sentí un sabor metálico en mi boca que sabía bien que era mientras un rastro tibio se creaba desde mis labios hasta el final de mi mentón.
Sangre.
— Nash... — Jordan tomó mi mentón preocupado examinando seguramente mi labio roto.
¿Me había mordido tan fuerte el labio?.
¿Tanto me costaba mirarlo?.
Jordan tomó un pañuelo negro del interior de su saco pasandolo por mi labio mientras me pedía hacerle presión.
Seguí mirando el vídeo cuando algo llamó mi atención.
Esa habitación... Esa habitación era la misma donde aquella chicas hacían el ritual.
Era la iglesia.
Soltando el pañuelo y dejandolo a mi lado pause el vídeo notando el mismo candelabro y la estrella en el suelo.
Si, no tenía dudas era esa misma habitación.
Seguí mirando detalladamente el vídeo cuando por fin X se mostró completamente a la cámara notando su ropa. Parecía la ropa que utilizaba el líder...
Oh Dios.
Esto no podía ser cierto.
Atrasé el vídeo hasta la parte donde por primera vez se mostraba a la mujer en la silla dándome cuenta que estaba vestida igual que las chicas de la iglesia. Era algo parecido a un traje de las típicas monjas.
