EXTRA: Especial 14 de febrero

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8 años después.

- ¡Tasya, Dionisio es hora de irnos! - el grito de Jordan llamando a los terremotos de la casa fué lo primero que escuché antes de ver a mis dos hijos entrar a la cocina peleándose por un juguete creo.

Esto de tener hijos no es tarea fácil.

- ¡Cielo! - llamé a mi esposo alarmada al notar que la sartén dónde se supone que Jordan había dejado cocinado los huevos estaba rodeada por llamas provenientes de la estufa.

- ¡Oh por dios! - el castaño corrió más rápido que flash y yo como pude alejé a los dos niños que aún seguían peleando por un muñeco.

Jordan tomó el extintor de la sala de la posada y sin previo aviso una ráfaga de polvo blanco salió disparada en dirección a la estufa apagando casi de inmediato las llamaradas de fuego.

Un silencio bastante tenso se apoderó de la cocina y mi esposo casi que temblando se volteó a mí con una sonrisa de angelito que pronto se borró por una expresión de terror.

Eleve una ceja mientras apoyaba mis manos en mi cadera negado con mi cabeza repetidas veces.

- Creo que se me olvidó apagar la estufa - Jordan me sonrió tratando de apaciguar el ambiente pero resultó todo lo contrario.

- Fuera de mi cocina, ahora - remarque lo último señalando con mi dedo índice la entrada de la sala.

- A papi lo regañaron - los niños hicieron algunas morisquetas mi entras reían dejando atrás sus diferencias por el juguete que mágicamente desapareció de sus manos.

Debía admitir que mis hijos eran raros.

- Ustedes cállense, ya vámonos - Jordan tomó a los mellizos de las orejas los cuales solo reían ante el color rojo que se apoderaba de las mejillas de sus padres.

- Uff... - dejé salir un suspiro de cansancio - creo que era mejor aceptar que los cuidara la niñera de la empresa - me reproché pensando en las maravillosa semana que hubiera pasado a solas con Jordan.

No me mal entiendan, amo con locura a Tasya y Dionisio pero a veces provocaba dejarlos encerrados en su habitación como la madrastra mala de Rapunzel lo hizo con ella.

Bueno, ok no.

El motivo de nuestro viaje a Venecia es por una vacaciones de una semana que había planeado Jordan con anticipación por lo cual casi todo el mes pasado fué una locura adelantando trabajos y ocupándose en todo loq ue podíamos para tener estos días de descanso con la familia.
Independientemente de todo, hace tiempo no estaba a solas con mi esposo y menos este último mes el cual todo se fué cuesta abajo, casi no nos veíamos, no teníamos tiempo para hablar y casi nunca dormíamos juntos por qué algunos se quedará a trabajar hasta tarde.

Un caos total.

Como pude preparé unos sandwiches y algo de jugo de naranja para que al menos en esta mañana tan caótica comieramos algo decente.

- Mamá, ¿Hoy no pasaremos el día juntos? - la vocecita de Tasya llamó mi atención.

- Hoy no amor, tengo unas cosas pendientes y tú padre igual, hoy los cuidarán los abuelos y empezando mañana visitaremos todo lo que ustedes quieran, ¿Bueno? - propuse dandole un ligero pellizco en las regordetas mejillas de mi hija quien asintió sonriente y siguió comiendo de su desayuno.

De pronto el ringtone de un celular resonó por todo el lugar.

- Es el mío, disculpen - Jordan tomó su celular de manera rápida ya lgo torpe desconcertandome cuando salió del lugar camino a la cocina.

El Misterio De Nash  ✓TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora