¿Qué fue lo que sucedió? Su cuerpo fue incapaz de moverse, los reflejos que había entrenado arduamente no fueron lo suficientemente rápido para esquivar la katana... ¡Exacto! Eso era, nada nunca había sido suficiente.
El cuerpo de Kaigaku se estaba desmoronando, se convertía en cenizas que serían olvidadas sin más. Podia seguir percibiendo sensación electrificante y el dolor del corte, a pesar de que su cabeza ya estaba separada de su cuerpo. Lo que quedaba de sus pupilas observaba fijamente a aquel chico que tanto odiaba, ¡lo detestaba tanto! ¿Por que él siempre obtuvo lo que él luchaba tanto por tener? ¿Por qué? Kaigaku se había esforzado mucho, demasiado. Siempre lo había hecho.
¿Por que Zenitsu puede obtener el reconocimiento de otros? ¿Por que puede recibir afecto? — ¡No es justo! — Sus labios exclamaron aquellas palabras antes de desvanecerse. En los últimos segundos de su existencia solo podía observar la espalda de lo que siempre había querido superar. Y al mismo tiempo... Tal vez lo admiraba, lo admiraba un poco. Alguien tan patético que conseguía cosas que él mismo nunca pudo. ¿Al final, quién es el más patético?
Desde que tuvo uso de razón Kaigaku siempre busco algo. Algo siempre le faltó, lo ansiaba con mucha vehemencia. Nunca fue una buena persona, al menos, no recuerda haber hecho algo bueno. Siempre arruinaba todas las oportunidades que le brindaba el destino. Cuando por fin a la edad de 8 años lo acogieron en un templo budista que un joven ciego cuidaba, robó. Tomó el dinero que era destinado al cuidado de todos y lo uso en sí mismo.
Siempre había sido egoísta, para que negarlo, era una muy mala persona. Cuando los niños se dieron cuenta que él había tomado un poco del dinero lo echaron del templo, estaba oscuro, hacía frío y daba miedo. En ese momento Kaigaku experimento levemente lo que era el arrepentimiento. Sin embargo, el dinero jamás volvería. Así que corrió, corrió, porque era un cobarde y quería escapar de la noche.
Había tropezado con una rama cuando lo sintió, aquella sensación de terror rodeaba su cuerpo, sus rodillas se debilitaron y fue incapaz de mover una extremidad. Un aura de muerte lo rodeo. Sus pupilas se dilataron al observar una silueta difusa, una risa que hizo que su cuerpo se estremeciera más de lo que ya hacía sonó en medio de la noche.
No quería morir. Tenía miedo. Así que se volvió un asesino. Se arrodilló ante aquel monstruo que por muchos años sería visto en pesadillas. Kaigaku era una persona orgullosa pero haría cualquier cosa por sobrevivir, cualquier cosa para no morir antes de llenar aquel vacío que lo atormentaba. Suplicó con la voz temblorosa por su vida.
Aquella risa de desprecio, jugando con él como un gato y un ratón. Kaigaku odiaba estar arrodillado, detestaba encontrarse a la merced de los demás. Sin embargo, no sería la primera vez ni la última que suplicaría.
"A cambio de tu vida quiero la de los demás huérfanos del templo"
¿Lo merecían? Ni siquiera él mismo lo sabía, ellos lo habían echado, si no lo hubieran echado nunca se habría encontrado con aquel demonio. Repetía aquellas palabras mientras que se armaba de valor para colarse al templo, su corazón latía desbocado, pero el miedo a la muerte fue lo que ganó.
El arrepentimiento vino a él apenas apagó el incienso de glicina. Estaba asustado, tenía miedo y no podía hacer nada. No era nada más que un mero niño que cualquiera podría pisotear, un niño que nunca había tenido alimento suficiente o refugio. Y aquel templo lo había protegido durante al menos un tiempo. Sus piernas se movieron antes de que procesara la situación, el demonio había entrado al templo y Kaigaku corrió.
Escuchaba los gritos de los niños a la lejanía. A pesar de correr tanto, su cuerpo estaba lleno de un sudor frío. Una sensación helada que hacia que su cuerpo se estremezca. Aquellos niños lo habían echado en medio de la noche, ¡se lo merecían! Repetía como una mantra en su cabeza, al contrario de sus pensamientos sus dientes castañeaban y sus piernas temblaron, ya no pudo correr más. Sus rodillas volvieron a ceder y se arrodilló en la tierra, sintió pequeñas piedrecillas clavarse en las palmas de sus manos. Sintió tanto frío que parecía que su corazón se congelaba y se entumecía.
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Kimetsu no Yaiba Historias Cortas
FanfictionLa verdad no sé muy bien como describir esto. Simplemente son One Shots (sobre personajes y también parejas BL), sobre situaciones dentro y fuera del canon. Cuando publique un One Shot dejaré una sinopsis corta del One Shot en el capítulo "Sumario"...