Kimetsu Gakuen [One Shot]

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El mayor de la familia Kamado se encontraba un poco nervioso aquella mañana, como siempre se había despertado temprano para ayudar a su familia con la panadería, pero debido a un pequeño inconveniente, realmente no era uno, sin embargo desde su punto de vista si lo era, el problema era que durante algunas semanas estaría yendo a otra escuela, todo por un proyecto de intercambio.

Por suerte no estaría solo Zenitsu uno de los miembros del comité iría también, pero nadie más con quién tuviera una estrecha relación iría. Inosuke no fue escogido, porque, creo que era muy obvio, su comportamiento dejaría mal parada a la academia. Aunque a pesar de eso tenía otro pensamiento, ¿cómo podría dejar a Nezuko en la Academia Kimetsu a tiempo y llegar a la otra la cual estaba un poco más lejos? Se había despertado a la hora habitual, el tiempo no le alcanzaba. Por lo que se comenzó a preocupar.

Pero todo ello fue arreglado por su madre, la cual le aseguro que ella podría hacerlo por ese día, hasta que Tanjiro se acostumbrara a aquel cambio, por una parte al de la cicatriz no le agradaba la idea, pero después de un rato gracias a las insistencias de la mujer termino por aceptar, se despidió con una sonrisa y un abrazo de su madre, y les dio una palmadita en la cabeza a cada uno de sus hermanos antes de irse.

Nunca había ido a la otra Academia, pero tenía el conocimiento de que estaba sólo unas calles más arriba que la suya. Se sentía algo nervioso, lo normal en ese caso. Se preguntaba cómo serían las aulas y más importante aún, los estudiantes que allí se encontraban.

Iba caminando hasta que pudo observar algo, tan sólo unas cuadras más adelante un chico de cabello rubio iba corriendo como si su vida dependiera de eso. Casi al instante lo reconoció ver aquel color de cabello no era habitual, estaba seguro que era Zenitsu, así que acelero sus pasos. — ¡Zenitsu! — Llamo cuando estuvo a tan sólo una cuadra del contrario, el contrario freno al instante y se dio la vuelta. — ¡¿Tanjiro?! ¡¿Que haces tan relajado?! ¡Vamos a llegar tarde el primer día de intercambio! — Exclamó el otro chico lleno de pánico como si fuera a ser crucificado.

La cara de Tanjiro pasó de sonriente a una confundida, estaba seguro que todavía faltaba  aprximadamente 20 minutos para que iniciaran las clases, ya se había acostumbrado a los gritos del otro, sin embargo aún no entendía como se desesperaba tanto por cosas que ni siquiera habían ocurrido, recordó el día en el que comenzó a llorar porque si en algún momento no tenía cuidado al cruzar la pista, podía atropellarlo un carro. Con tan sólo pensarlo había iniciado un mar de lagrimas que cómo buen compañero debía consolar.

— Las clases inician en veinte minutos. — Había avanzado unos pasos para llegar cerca al otro. La cara de Zenitsu al escuchar eso, tuvo dos cambios, de una llena de miedo, a una sorprendida y finalmente a una molesta. — ¡El horario es diferente idi-, tonto! ¡Entramos 10 minutos antes! — Exclamó volviendo a su desesperación.

Eso tomo de sorpresa al de cicatriz. Luego se dio cuenta que el de cabello rubio se había puesto a chillar imaginándose cualquier cosa, por lo que decidió avanzar agarrando la mano del otro. Al parecer intentar iniciar una conversación con él había sido mala idea. Comenzó a caminar con el paso acelerado, igualmente tenían diez minutos para llegar, estaba seguro que podrían llegar antes, aún si caminaban a una velocidad normal. Pero para el bienestar mental de ambos era mejor llegar antes.

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Después de caminar una cuadra Zenitsu había recobrado un poco la compostura, gracias a las palabras e intentos de calmarlo de Tanjiro, era una suerte. Estaban pasando en frente a la Academia Kimetsu cuando el rubio volvió a gritar. — ¡Tanjiro! ¡Necesito tu ayuda! — Y comenzando a tomar una postura algo desparramada, con los hombros hacía abajo y haciendo unos ruiditos extraños. Ninguno de los dos sabía como habían logrado mantener aquella amistad. — ¿Que pasa? — Preguntó el mencionado mientras, podía ver a lo lejos como Inosuke llegaba a la escuela, se sorprendió un poco al ver que ese día llevaba la camisa bien abotonada y un bolso con sus cuadernos.

Kimetsu no Yaiba Historias CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora