La Mirada del Vecino

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Jimin se sentía observado.
La sensación era extraña y desconcertante, como si alguien estuviera siempre al acecho, aguardando el momento adecuado para invadir su privacidad.
Desde que su nuevo vecino se mudó, las sombras de la paranoia comenzaron a danzar en su mente. A veces, se encontraba mirando por la ventana, escudriñando el vecindario en busca de cualquier indicio que confirmara su inquietud.

Cada mañana, cuando se despertaba, su ritual comenzaba con la revisión de las cámaras de sus dispositivos. Con un movimiento casi mecánico, colocaba pequeños trozos de cinta adhesiva sobre las lentes de su celular y su computadora.
No importaba que la mayoría de sus amigos lo consideraran exagerado; él prefería errar por el lado de la precaución.
Sin embargo, en su interior, luchaba contra una voz que le decía que estaba siendo demasiado dramático.

A medida que pasaban los días, la sensación de ser observado se intensificaba.
Jimin no sabía qué era lo que lo perturbaba más: la llegada del nuevo vecino o el hecho de que las historias sobre ciberacosos, que solía escuchar en la televisión, parecían cobrar vida. La forma en que su vecino lo miraba cuando se cruzaban en el pasillo le ponía los pelos de punta.
Había algo en sus ojos, un brillo inquietante que le hacía dudar de sus intenciones.

Esa tarde, mientras revisaba sus redes sociales, encontró un artículo titulado "Ciberacoso: cómo protegerse de los ojos invisibles". Se detuvo a leerlo, pero rápidamente se sintió abrumado por una mezcla de escepticismo y desprecio. "Esto no me puede pasar a mí", pensó, cerrando el artículo con un gesto despectivo.
Después de todo, era joven y moderno; las preocupaciones sobre la privacidad le parecían un tanto exageradas.

Sin embargo, al caer la noche, mientras las luces del vecindario parpadeaban, Jimin no podía sacudirse la sensación de que algo no estaba bien.
El silencio en su departamento se volvió ensordecedor, y el eco de sus propios pensamientos resonaba en su cabeza.
Se sintió atrapado en un ciclo de ansiedad, luchando entre su escepticismo y la creciente inquietud.

Cuando finalmente se acostó, con la esperanza de que el nuevo día le traería un poco de paz, se dio cuenta de que había olvidado cubrir la cámara de su laptop.
Con un suspiro, se levantó de la cama y fue a buscar un poco más de cinta adhesiva.
En el momento en que lo hizo, un crujido sonó en la puerta de su vecino, seguido de un murmullo que le hizo erizar la piel.
Era como si algo o alguien estuviera al otro lado, observándolo, aguardando.

Sin poder contenerse, Jimin se acercó a la puerta y escuchó.
Pero todo lo que oyó fue el silencio, denso y pesado, que se extendía por el pasillo.
Cuando volvió a su habitación, la luz de la calle iluminó brevemente su computadora, proyectando su sombra en la pared.

"Sólo es mi imaginación", se repitió una y otra vez, aunque en el fondo sabía que sus miedos podían ser más reales de lo que quería admitir.

Así, la noche avanzó, y con ella, la sensación de que su vida había cambiado para siempre, llevándolo por un camino que nunca había imaginado.

stalker (ver.vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora