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Minho llegó a su casa luego de lo que consideró un largo pero divertido día. Se había despedido de la señora Bang y de Chan, por desgracia no había podido conocer al resto de la familia pero estaba seguro pronto tendría alguna oportunidad de hacerlo, después de todo, la señora Bang se había mostrado muy encantada con lo educado y amable que es, así que no dudó en invitarlo otra ocasión en la que Minho tuviera tiempo.

Tomó asiento en su sofá y miró al techo, mantenía una sonrisa en su rostro, no había tenido tiempo de pensar en todo lo que ocurrió en las últimas horas y vaya que había mucho por procesar, que increíble era todo eso.

—Almas gemelas... —dice colocando su brazo sobre sus ojos— que estupidez.

A Minho le da igual todo lo que conlleva amor y esas "mierdas de destinados", nunca se mostró interesado en encontrar a su persona, había posibilidades mínimas y era un desgaste mental enorme mortificarse por eso, además, el ritmo de vida que tomó hacía difícil que pudiera incluso considerarlo, pues no mintió al contarle a Chan la información que encontró sobre conectados de gente que termina en prisión, era muchísimo desgaste y quería ahorrarse eso.

Por el contrario, sabe que existen personas que pasan gran parte de su tiempo buscando, incluso aquellos que mueren sin haberlos conocido luego de una larga vida de búsqueda sin descanso, anhelando el día en que puedan sentir toda esa ola de emociones que embriagan a los conectados, era tan... Patético.

Aunque si debe ser honesto, se podía decir que incluso odia el tema.

—Sé que te prometí que nunca buscaría a mi alma gemela, no era mi intención, ahora siento que te fallé.

Miró hacia el gran mueble junto la pequeña televisión, dónde había una foto de él con su madre cuando era más pequeño, de las pocas fotos que tenían juntos ya que no podían costearse muchas cosas en ese tiempo, ni siquiera un marco decente para colocarla. Ese mueble era grande en contraste a todo lo pequeño y viejo del lugar, incluso Minho siente que él mismo combina con toda esa suciedad. Él también está roto.

Entonces recuerda el cosquilleo, esa sensación agradable y relajante cuando está cerca de Chan. Con que así se siente conectar con otro. Minho nunca pudo entender qué era lo maravilloso de todo ese suceso, qué tan diferente a la felicidad común podría llegar a ser.
Intenta compararlo, pensar en algún otro momento de su vida en el que se sintió tan feliz que puede decir sin miedo al error, que la sensación de un destinado no es tan diferente, pero no encuentra momentos así en su mente.

Después de todo, Minho nunca fue feliz y los únicos recuerdos que puede recordar con una sonrisa siempre terminan en llanto.

Saca su celular para revisarlo, después de un día tan largo ni siquiera había tenido tiempo de ponerse al tanto con sus mensajes, aunque no es como si tuviese muchos. De hecho, tiene tres, de un solo y único contacto agendado porque no es alguien que tenga amigos y tampoco estaba interesado en las redes sociales.

Yang Jeongin (trabajo)

Minho, ¿Está bien?

Faltó a su turno y es raro en usted,
me preocupé un poco. ¡Descuide,
yo lo cubrí hasta que llegó su relevo!

Por favor, avíseme que está bien
en cuanto lea esto

Minho hace una mueca de asco, encuentra desagradable ese gesto de preocupación por parte del menor. Eran compañeros de turno en el trabajo, pero no suelen interactuar más allá de lo estrictamente laboral, ¿Por qué se toma esas libertades? Es patético, Yang Jeongin es patético.

Hola, Jeongin :)

Estoy bien, agradezco tu preocupación,
tuve una situación de urgencia,
pero hoy asisto a mi turno sin falta.

HEARTBREAKER ❀ MinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora