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Despertó agitado, sentandose en la cama rápidamente, sintiendo su corazón latir yan fuerte que ya casi salía de su pecho. En cuestión de segundos sintió como se ahogaba con el nudo en su garganta y solto el sollozo que guardaba hace rato ya.

Una pesadilla; horrible, espantosa y dolorosa pesadilla.

Al empezar a analizarla un poco más, sus lágrimas se volvían más y más gruesas. Sintió movimiento a su lado; estaba en su cama matrimonial, cierto.

— ¿Gatinho? —: preguntó somnoliento y con la voz ronca, limpiando sus ojos. — ¿Estás bien? ¿Qué pasa, bebé? —: habló en un tono suave, tanto por la hora, como los movimientos del oji-azul, empezaba a enfocar su vista nocturna, notando la agitación del otro, asustándose.

Se sentó en la cama, mirando mejor al hombre a su lado, estaban temblando sus manos, daba respiros rápidos e inestables, su pecho se movía con los hipeos que guardaba y sus mejillas estaban llenas de lágrimas; se veía destrozado. Estiró sus brazos, dando espacio a su tan conocido hogar.

El hibrido inmediatamente se tiró a los brazos del castaño oscuro, dejando caer sus gruesas lágrimas y rotos sollozos en los brazos de cariño que su esposo ofrecía, sintiendo poco a poco, muy poco a poco, como se calmaba.

— Eles... Ellos desaparecían, Roier... —: explicó ahogado en lágrimas, con un tono de voz un poco elevado por sus lágrimas las cuales no le dejaban hablar. — Dejaban sus cosas por ahí, su camisa, su overol... No los podíamos encontr- —: no pudo seguir hablando, los brazos a su alrededor se aferraron a su ser, pegándolo más a la camiseta contraria, fundiendo sus lágrimas y palabras con la tela.

— Shh... Esta bien, bebé, esta bien. —: murmuró suavemente en el cabello del contrario, dejando uno que otro beso. Separó su rostro de su hombro y tomó sus mejillas, viéndolo a los ojos.

— Cellbit, no les pasó, pasa y mucho menos pasará nada. Tu sabes que nunca dejaremos que les pase algo a los niños, nadie dejará que les pase nada. —: afirmó dulce pero firmemente al contrario.

Le costaba aún tragar y respirar, temblando su cuerpo. Todavía habían varias cosas en su cabeza, un "Y si...", un "Pero si tal vez...", "pero, pero, pero, pero...".

— Ellos tienen a unos increíbles abuelos. —: reanudó Roier. — Dos hombres que los aman mucho; y una tía muy fuerte. — dijo en referencia a Leo, que, aunque fuera pequeña, era entrenada y buena en defensa.

— También tienen a Rivers, Mariana, Spreen y Quackity, los 4 mejores tíos de la isla, muy fuertes y dedicados que los aman muchísimo. —: explicó con una sonrisa orgullosa y llena de cariño. — También una tía fuertísima que ha entrenado conmigo: Jaiden.  Ambos sabemos que ella es capaz de hacer cualquier cosa por Bobby Y Richarlyson. —

— Tiene a 4 padres muy dedicados; un presidente que lo ama y es su soporte emocional; los dos mejores constructores de la isla que son capaces de empezar una rebelión; un tío capaz de encontrar la piedra más fuerte de este mundo y sobrevivir a la federación. —: habló de sus hazañas con orgullo y respeto. Sus lágrimas se iban pegando a sus mejillas, pero no caían más, solo estaba intentando regular su respiración para este punto.

Notó como empezó a hablar mayoritariamente en caso de Richarlyson, por mucho que eso le calmara, lo dejaba algo inquieto el pensar que tal vez Bobby no tenga tanta protección como Richas, pero al mismo tiempo, sabe que tiene al muchacho más fuerte, testarudo, orgulloso y valiente de la isla.

— También tienen a un padre que lleva empuñando una espada desde que esta pequeño, que hace sacrificios desde hace mucho por los que ama y que es buenísimo manipulando gente. —: guiño el ojo con diversión.

— Pero por último y más importante. —: Cellbit levantó la vista al mismo tiempo que Roier levantaba su mirada con las manos que no se quitaban de sus mejillas, limpiando pequeños restos de las dolorosas gotas.

— Te tienen a ti, Gatinho, un hombre inteligente, audaz, valiente, orgulloso, bastante testarudo, fuerte, y dispuesto a hace lo que sea necesario para proteger a los que amas. —: explicó decidido, con una brillante sonrisa y amor en sus ojos, abrumando al hibrido que, de la impresión, volvió a llenar sus mejillas de, esta vez, dulces lágrimas.

Se dieron un abrazo, nuevamente con Cellbit clavando su rostro en el cuello contrario, empezando Roier a mecerse y calmarlo, como solo el sabe hacerlo.

Una vez se calmó de nuevo, dejó un beso en los labios contrarios.

— Gracias, Guapito... — murmuró con amor empapando su voz.

— De nada, Gatinho. — respondió con el mismo tono.

Ambos vieron la puerta de la habitación abrirse lentamente, cautelosamente, notaron una cabeza asomarse con cuidado: Bobby. No mucho después otra: Richarlyson.

Hablando de los reyes de roma.

— Pai, Richas tuvo una pesadilla y ahora no quiere dormir. — explicó el pequeño de cabello castaño alborotado, con su hermano menor de la mnito, mientras el pequeño hipaba en silencio, limpiando sus ojos en silencio.

Cellbit fue rápido en recomponerse y arreglarse, aclaró su garganta y estiró sus brazos.

— Está tudo bem, venha aqui. —: habló de forma dulce y reconfortante. Ruchas rápidamente subió a la cama de sus papás y se abrazó al torso de su padre; Cellbit sintió una reconfortante paz al saber que su hijo estaba aquí, con el, en el mismo espacio y que podía sentir sus abrazos.

Roier veía la escena conmovido, notaba como la tensión se disipaba de los hombros del brasileño, sonrió con cariño. Volteó hacía la puerta, en dónde seguía parado Bobby, sin saber muy bien que hacer, irse, quedarse, esperar; esa fue la que eligió.

Estiró sus brazos a su niño de igual forma. Bobby caminó sigilosamente y se abrazó a su padre de igual manera, este acomodándose con un poco más de cuidado; Bobby no era un niño muy expresivo, de ninguna forma, suponía que estando enfrente de Cellbit y Richas era incluso más difícil mostrarse dócil, aún no se acostumbraba a las nuevas muestras de cariño, pero no las rechazaba tampoco.

Se acomodaron los cuatro en la cama, los niños enmedio de ellos, y los esposos en el borde de la cama. Bobby se abrazó a la espalda de su hermanito, en busca que calmarlo un poquito más, al mismo tiempo, tomó la mano de su pai; ni era tan bruto, si notó lo triste que estaba cuando entraron al cuarto.

Cellbit se sentía completo y en paz, contento. Miró a su marido, el cuál estaba a la misma altura de sus ojos, sonrió feliz y fue correspondido al instante.

Estaban bien, estaban completos.

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❝ l o v i n g ❞ - g u a p o d u oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora