❝ l o v i n g ❞ - g u a p o d u o

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Abrió los ojos rápidamente, sintiendo su respiración acelerada y el pulso constante, resonando en sus oídos de forma abrumante. No era algo común la situación nocturna; había tenido una pesadilla.

No era una tan espantosa y delicada cómo para despertarse gritando (cómo le suele ocurrir a su esposo) pero tampoco fue tan indiferente/ajeno a ella cómo para no levantarse exaltado.

Soñó con un mundo en el cuál se encontraba solo, era un evento de supervivencia en el que tuvo que participar hace unos meses; Purgatorio.

Era una cosa interdimensional, recuerda haber visto a varias personas que parecían imágenes viejas en su memoria. Fue una experiencia nostálgica.

No recuerda que el evento fuera difícil, hizo equipo con personas que sabían luchar en la isla, reforzando amistades y peleando al lado de sus hermanos de isla. Todo el mundo regresó a salvo a sus hogares.

Sin embargo, en esta pesadilla no estaban Bobby ni Richarlyson, Mouse estaba en su equipo, peleando a su lado y Cellbit estaba en el contrario, obligándose a si mismo a matarlo por su propia supervivencia.

No se atrevía a conmemorar lo demás del sueño.

Era tan vívido y lúcido, se sentía mareado y podía jurar de sus pupilas se encontraban dilatadas.

Volteó a su derecha, encontrando un par de orejas gatunas las cuáles revoloteaban suavemente ante su repentino cambio de respiración, molestando visiblemente al hombre que estaba dormido abrazado a su torso. Con razón no podía respirar correctamente.

Suspiró aliviado, pensando en cómo acostó a sus hijos hace unas horas, seguro de que ellos estaban en cama, en su, probablemente, quinto sueño ya.

— Mmh. —: se quejó Cellbit levemente, levantándose de su cómodo lugar en los brazos de su esposo, viéndolo por unos segundos con los ojos muy sutilmente abiertos.

Se quedaron viendo un par de segundos, y cómo si fuera arte de magia, sabía que Cellbit podía deducir que algo estaba mal con él, y estaba apunto de ser un buen esposo e intervenir... Si no tuviera tanto sueño.

En vez de eso, solto otro pequeño sonido y, básicamente, jalo a Roier contra su pecho, pegando su cabeza directamente contra sus pulmones. Se abrazó automáticamente a su torso.

Cellbit empezó a masajear el cuero cabelludo de su marido, apoyando al mismo tiempo su barbilla en el tope de su cabeza. Todo esto mientras soltaba un leve ronroneo para convencer a su esposo de ceder contra el sueño. Era lo máximo que su subconsciente tenía para ofrecer.

El castaño oscuro sintió una avalancha de emociones que casi lo hacían llorar, la posición, el cariño, el calor y el leve ronroneo de su esposo era demasiado para procesar.

Se abrazó un poco más fuerte al hombre, sucumbiendo al sueño abrazador.

Estaban bien.

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