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Había pasado al menos 1 mes de su noviazgo y HoSeok había descubierto miles de cosas sobre YoonGi. Por ejemplo, que era la cosita más bella y preciosa que podría haber encontrado en toda su vida.

YoonGi que se veía como un malhumorado de primera, además de un busca pleitos y alguien sin sentimientos, cuando te tenía confianza se soltaba su verdadera personalidad, que era todo lo contrario a su apariencia ácida. Era como las capas de la Rockaleta, primero picante, luego ácido y hasta el fondo dulce.

La dulzura de YoonGi era inigualable. Era alguien sensible, que lloraba si le mostraban videos tristes de gatitos o perritos, era también muy risueño, riéndose de manera profunda y sonora, pero mezclada con esa sonrisa gomosa que lo hacía ver realmente tierno, más cuando tenía sus mejillas sonrojadas. También le encantaba ver videos de animalitos, eso le gustaba mucho. Le desagradaban las películas de terror, le aterrizan aunque no se notara. Le gustaba tomarse de las manos con HoSeok, siempre tenía una extraña necesidad por estar tomado de la mano con él, pero HoSeok no le negaba aquello, de hecho le parecía demasiado tierno que su novio quisiera su atención. Le gustaba tocar el piano de vez en cuando y se veía tan hermoso haciéndolo, que HoSeok casi tenía su galería llena de videos y fotos de él.

Cuando YoonGi estaba feliz y estaban ellos dos solos hacía un bailecito feliz sacudiendo sus brazos como un pulpo mientras sonreía.

Los pucheros. Los pucheros de YoonGi eran el talón de aquiles de HoSeok, más cuando estos venían acompañados de sus grandes ojos brillosos y sus cachetitos levemente inflados. HoSeok le entregaría todo lo que deseara su pequeña masita con sólo poner esa tierna expresión.

Sus carcajadas, a veces HoSeok lo hacía reír a más no poder para que el contrario soltara su risita animada. Era realmente hermosa ante HoSeok.

También estaba esas veces que le llamaba por su característico apodo que él mismo le había propiciado.
"Hoba, esto" "Hoba, lo otro" "Hoba" "Hoba".

Por si no quedó claro, YoonGi era la cosa más hermosamente tierna del jodido planeta.

HoSeok se sentía más enamorado de su novio con el pasar de los días y YoonGi no era la excepción puesto que HoSeok le inspiraba confianza y se había vuelto como un lugar seguro para él, podía confiar en él, podía expresarse como realmente era y no era juzgado por ello, podía decir lo que sentía sin ser ignorado y eso era una de las mejores cosas que HoSeok podía darle. La sonrisa de HoSeok le inspiraba calma y cada vez que la veía un sonrojo y palpitaciones aceleradas se hacían presentes en el cuerpo del blanquecino.

Sin duda, HoSeok era lo mejor que le había pasado, pues estar rodeado entre sus brazos para recibir sus caricias y besos, era algo sublime, algo relajador que le hacía olvidarse del estrés de su día.

Ambos estaban realmente cómodos con su relación, no se ocultaban nada pues su comunicación era bastante buena, no había celos de por medio y no había más que amor en sus corazones para compartirlo mutuamente.

Hoy el pálido se encontraba de camino al trabajo de su novio, el cual lo esperaba con ansias. Era algo temprano y casi no había clientes porqué anteriormente estuvo lloviendo, pero eso no detuvo al pálido de ir a ver a su castaño novio con dulce aroma a café adormecedor.

— Buenos días, Yoonie — sonrió y saludó el castaño para recibir a su novio con un beso en la frente y uno pequeño en los labios.

— Hoba — sonrió un poco al recibir aquellos mimos, para luego abrazar al susodicho poniendo su cabeza en el pecho contrario donde pudo apreciar el aroma a granos de café tostado, un aroma realmente reconfortante y aunque algo fuerte lo hacía sentir bien.

Café de gatos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora