LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE MARIANA

ESA JUVENTUD YA NO TE PERTENECE, PERO TE LA DEVOLVERÉ.

Ya había sido un golpe fuerte para Otis el hecho de perder su juventud, como para también saber que no le pertenecía, pero ¿a qué se refería con eso?, ¿en qué se basaba?.

Otis lo veía con extrañeza, lo que decía no parecía ser lógico, además de ser muy cruel.

—¿A qué te refieres?— inquirió, —no entiendo, ¿Qué no me has dicho?— preguntó este entre lágrimas.

— Al parecer vamos a tener que entrar en detalles. -Contestó Gus —¿Qué te gustaría saber primero?.

Otis seguía mirándole con el ceño fruncido, parecía no conocer a quien tenía enfrente.

— Por donde empiezo. A buena idea. Vamos, desde el principio—dijo Gus mientras tomaba asiento de nuevo, se acomodó en el césped de aquel bosque y comenzó a contar como había conocido a Otis.
Y las cosas se dieron así: —Esta historia dio inicio hace mucho tiempo cuando yo solía viajar solo, no sabía ni siquiera si Jett existía. Pues a él lo conocí un año después de encontrar un anciano en las montañas estaba muy herido, parecía haber sido mordido por una víbora y no podía con el dolor, nunca presencie una muerte en los doscientos años que tenía así que al pasar al su lado, lo ignore mientras agonizaba.

>>Pero, él me tomó de la toga y me suplicó le ayudará, todavía recuerdo esa conversación:

—¡Por favor, ayúdame! —dijo el anciano con una voz quebrada.

—Debo irme. —Contesté de mal gustó.

—¿Puedo ir contigo? -pregunto el anciano, con una voz trémula.

— No puedo llevarte conmigo en ese estado, estas a punto de morir.

—¡No quiero morir solo!, he pasado casi toda mi vida buscando quien quiera estar conmigo. Sin embargo, me encuentro… Así.

>>La apariencia de aquel hombre era horrible.

—Te ayudaré, pero ¿respóndeme algo?

—¿Qué?

—¿Qué estás dispuesto a perder?

El anciano sonrió entre la agonía y le respondió.— No hay nada en mi vida que valga la pena. Así que pídeme lo que sea.

— ¿Te molestaría perder la memoria?

—No hay nada en mi memoria, que sea digno de recordar así que ¡estoy dispuesto!— respondió el anciano.—Pero, ¿no entiendo, porqué perdería mi memoria?

—Entonces lo tome del suelo como a un niño el anciano era pesado, sin embargo, lo levante y cargue, poco a poco el cuerpo de este fue volviéndose cada vez más joven, hasta llegar al tamaño y la imagen de un niño de tan solo tres años había rejuvenecido y sus heridas habías sido sanadas

>>Era un niño hermoso. Con la piel suave, unos hermosos ojos azules y un cabello castaño oscuro. ¡Ahora puedes venir conmigo! Comente para mí, más que para el niño.

>>Él me miró sorprendido y comenzó a llorar, desconsoladamente preguntando por su madre. Yo… lo habría llevado con ella, pero únicamente regresé el tiempo para aquella persona, y que por consiguiente la madre ya había fallecido. Así que lo llevé en mis brazos y lo calmé diciéndole que lo guiaria  hacia  ella, pero eso nunca sucedería.

>>Al caer la noche lo llevé a una cueva para que descansara, pero él siguió llorando sin pensar en lo demás. Pasaron los días y él seguía llorando, un mes después él tenía menos recuerdos y casi no lloraba, a los dos meses el niño tenía exclusivamente recuerdos vagos y llegados los tres meses el niño se había adaptado, después de olvidar a su madre para siempre.

>> supuse que era mejor olvidarla que vivir con sus recuerdos porque sabía que no la volvería a ver. Así cuando él creció y comenzó a hacer preguntas le conté la verdad, que lo había salvado de morir, pero no le dije que le devolví la juventud a base de magia él lo entendió y creció a mi lado. Sin reproches, ahora nada más nos teníamos el uno al otro.

>>La magia que corría por las venas de Otis lo hacía joven. Y al sacarla él volvió a su edad, reflexioné en muchas maneras para evitar su muerte y la única solución fue sacrificar a la criatura para que su vida durase más tiempo, al menos unos meses, serán suficientes para encontrar más magia y devolverle la juventud.- Concluyó Gus con una sonrisa de satisfacción.

Todos le miraron muy extrañados y confusos, pero nadie dijo nada… Ooo a lo mejor nadie sabía qué decir.

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Hola, gracias por leer.