Capítulo III

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|| ¿Qué prefieres...? ||

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"Llegar al final del callejón no significa que has encontrado un final sin salida...
A veces el muro es más pequeño de lo que puedes pensar..."

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Apenas estaba amaneciendo y ya estaba de mal humor. Me encontraba dentro de la respectiva universidad a la que asisto mientras escuchaba todo lo que mi profesor tenía para decir en cuanto a quejas sobre nuestros resultados en los últimos exámenes. Él siempre había sido tan sincero como lengua suelta, así que estaba de más mentar todas las barbaridades que dijo de nosotros como sus estudiantes. Mientras apoyaba mis manos sobre mi pequeña mesa y miraba al adulto con aburrimiento, me sumisa en mis propias meditaciones. Este sujeto siempre iba de lo sublime a lo ridículo cuando se acercaban los parciales y no es que nos hubiese ido excelente en los primeros. Pero nadie puede culparnos, al menos, a esa gran mayoría que no tuvo la suerte de obtener una nota máxima o decente. Es un ambiente diferente con un ritmo diferente. Mis notas fueron bastante decentes, así que me permití el obviar la existencia del profesor al no tomarme para nada personal lo que estaba diciendo.

El sermón abarcó unos preciados 17 minutos de mi tiempo de vida que nunca voy a recuperar, los cuales invertí en mirar cualquier cosa del entorno que llamase mi atención, hasta que finalmente la lección del día comenzó. Todo lo que hice por las siguientes horas fue añadir apuntes a mis notas y mi mano estaba rezando por un merecido descanso. Una fortuna la mía el hecho de que mi programa solo ocupa unas pocas clases al día o de lo contrario mi escasa paciencia se esfumaría como la niebla matutina. Además, hoy también tenía que lidiar con los perros y las tareas pendientes de los cursos de cada materia que se encontraban esperando por mí en mi bandeja de emails. Menudo muermo tener tantas responsabilidades, ¿quién rayos fue la persona que me mintió diciendo que la fase universitaria era la mejor de la vida? Todo lo hago es perder paciencia, fastidiarme la espalda con apuntes e incluirme a la nueva religión de "quiero pasar el año". Todavía no entiendo cómo hay estudiantes con carreras más complejas que tienen tiempo de sobra para irse de fiesta hasta que salga el sol. Creo que necesito hacer arreglos en mi vida...

—Parece que estás a punto de matar a alguien. —comentó Kokichi mientras me miraba con cierta burla. No hacía mucho que había regresado después de andarme por ahí con los cuatro perros de siempre y ofrecerles su paseo diario. Apenas crucé la puerta comencé a procesar maldiciones hacia todo lo relativo con los asuntos educacionales, muy para su entretenimiento. Por lo que pude observar, él había estado invirtiendo su tiempo en prácticas de repostería porque aparentemente le llamó la atención, es increíble cómo la cocina no es un desastre sabiendo como son las cosas cuando se intenta algo nuevo, pero supongo que no podemos culparlo. Si ser "perfecto" en su idioma se refiere a ser bueno en todo lo que hace, entonces no puedo esperar menos.

—Uy, ¿qué comes que adivinas? No sabía que eras un genio. —respondí con todo el sarcasmo que mi cansancio me permitía emitir.

—Y veo que traes mal carácter. Vete a tu habitación y no me dirijas la palabra hasta que se te bajen los humos.

—Sí, "mamá". —me burlé, pero me digné a arrastrar mi mochila conmigo y encerrarme en mi habitación. Invertí todo lo que restaba de la tarde-noche durmiendo para calmar mis malas pulgas. Admitámoslo, ¿qué mejor que dormir antes que estallar de estrés y enojo? Una buena siesta te deja los ánimos como nuevos.

Desperté ante el sonido molesto de mi tono de llamada taladrando mis oídos. Mi móvil se encontraba a escasos centímetros de mi rostro, vibrando sin descanso. ¿Quién diantres me llama a esta hora y qué quiere? Sin muchas ganas de moverme, agarré el aparato y respondí la llamada sin siquiera responder mi duda sobre la persona que me estaba llamando a tales horas, interrumpiendo mi pequeña siesta. Y fue entonces cuando se desató el caos, todo lo que percibía a través del altavoz era música a máximo volumen, gritos, gente riendo como si no hubiera un mañana y a Miu hablando en un idioma incomprensible para mi cerebro. El ambiente es entendible, vaya, trabaja de DJ, ¿pero realmente se había ido de cuadra con las copas?

To love a Dragon [Dragon!Kokichi Ouma x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora