Al filo de la noche.

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Ahora es cuando me duelen las palabras mal intencionadas y llenas de desprecio que alguna vez me dije, solo porque no me sentía digna de amor.

Algunas veces llore por las decisiones  buenas, malas y las que casi fueron solo para que el se sintiera cómodo; renuncié a mi buen juicio y permití que sea él, el juez de mis actos; para que luego me descalificara y me acusara de tramposa.

Nunca voy a olvidar que era a esta hora que me acordaba del brillo en sus ojos, de la manera en que la comisura de sus labios esbozaba una sonrisa cada que veía algo en su celular mientras ignoraba mis palabras.

Estaba tan cegada que veía lo bueno en sus malas intenciones, sus acciones guiadas por el egoísmo eran excusas de masculinidad. 

Nunca me quiso ver feliz, pero le gustaba que sonriera cuando estaba junto a el. Me callé muchas veces ante su posición de macho, permití que menospreciara mi corazón.

Por la mañana le gustaba saber de mí, pero al llegar la tarde cuando su día se tornaba interesante yo quedaba en ultimo lugar; y por las noches simplemente me borraba de su memoria.

Estaba enamorada de esa idea de amor que alguna vez el pintó en mi cabeza, lo hizo parecer perfecto, tanto que me costó cerrar mi corazón ante tal magnitud de belleza.

Un día.....

Simplemente llegué tarde, no supe como estamparle la cara en sus mentiras y me derrame en lágrimas al filo de la noche,  me escondí en mi oscuridad por un tiempo para sanar y borrar todo  el desastre que su presencia había ocasionado. Era como un derrumbe.

Y fue Al filo de otra noche que me lo encontré solo, vagando y desvariando entre las tumbas de todos sus "buenos" intentos de amar; ahí me di cuenta que el llegar tarde salvó de la desgraciada muerte a mis esperanzas de ese tan anhelado amar.  

Diario de DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora