Capítulo 5. La lechuza de la discordia

42 3 0
                                    

Ya en La Madriguera, Harry y Ron no descansaban ni un instante con su trabajo de Pociones. Cuando Ginny les pedía entrenar para quidditch, estos le decían que les era imposible, por lo que la pequeña de los Weasley pensó que debía ser muy importante lo que se traían entre manos y quiso ayudar. Ella también elegiría la carrera de auror por lo tanto, algún día tendría que hacer también algo sobre belladonas para Snape. Prestó mucha atención a todo lo que le explicaban, sobre todo, a lo que Harry decía. A pesar de tener novio, seguía enamorada de él como el primer día y, para su desgracia, había veces que le era imposible ocultarlo o disimularlo.
Llegado el viernes, les quedaban tres días para volver a Hogwarts y Harry comenzó a entristecerse. Por primera vez, no estaba loco de alegría por volver al colegio, y nadie comprendía el porqué. El sábado, Hermione fue a La Madriguera con los trabajos de sus amigos para la profesora McGonagall. La señora Weasley le informó que Harry estaba preparando el baúl en el cuarto de Ron. Ella subió con el pergamino y abrió la puerta sigilosamente para sorprender a su amigo. La escena que vio, le llenó los ojos de lágrimas. Harry, abrazado a su Saeta de Fuego, contenía las lágrimas y hablaba con ella como si aquella escoba pudiese responderle.

—Será mejor que no te lleve... ¿Para qué? No voy a poder usarte prácticamente nuca y, verte en el armario será una enorme tentación. —La abrazó aún con más fuerza—. Tú eres de o más importante que hay en mi vida, la primera cosa por la que fui admirado por la gente. La primera vez que hice algo bien... volar, el quidditch. Y, me lo han quitado... Va a ser un año muy duro sin ti...
—Harry... —susurró emocionada Hermione—. Llévala contigo, los fines de semana podrás usarla un poco... Siento no poder hacer nada por esto —Hermione fingió no ver las lágrimas de Harry.
—No, será mejor no llevarla. He perdido lo que más quiero en un mismo año. Perdí también a Sirius, daría mi Saeta de Fuego por verle de nuevo, por tenerle conmigo. Si él estuviese vivo, la falta de quidditch sería más llevadera.
Hermione abrazó a su amigo y estuvieron abrazados hasta la llegada de una lechuza. No parecía de Hogwarts, tenía un distintivo oficial al cuello y el pergamino estaba sellado con el lacre del Ministerio de Magia. Fue Hermione la que tomó la carta, diciéndole a Harry que era para él. En ese momento entró Ginny en la habitación, seguida del resto de los Weasley. Todos querían saber si aquella lechuza del Ministerio traía malas noticias para Harry. Al abrir el pergamino, Harry reconoció la letra escrita con tinta rosa y leyó lleno de pánico:

"Estimado señor Potter: La presente es para comunicarle la decisión tomada por el Ministerio en pleno sobre su cese en su práctica del deporte brujeril denominado quidditch. Tras varias reuniones con el Comité y teniendo en cuenta su buena conducta durante este verano y viendo que era cierto que Quien-no-debe-ser-nombrado está entre nosotros y reclutando mortífagos, hemos llegado a una decisión que queríamos hacerle partícipe lo antes posible. Con el documento adjunto se le permite volver a jugar oficialmente a quidditch, tanto en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería como en los próximos mundiales en los que nos gustaría que formase parte como buscador del equipo nacional de Inglaterra. Si acepta, tendrá que someterse a un entrenamiento mucho más riguroso al que está acostumbrado. Esperamos su pronta respuesta.
Se despide atentamente:
Dolores Umbridge.
PD: Si se está preguntando si seré yo su profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, lamento comunicarle que el Director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y miembro del Comité del Ministerio de Magia, el señor Albus Dumbledore, decidió prescindir de mis servicios y contratar a un nuevo profesor procedente del extranjero al que conocerá en su debido momento."

—¡¡¡GENIAL!!! ¡Vuelvo al quidditch! ¿No es maravilloso, chicos?
—¡Oh, si, es perfecto! —exclamó Ginny llena de decepción y resentimiento—. Y ahora yo, ¿qué? ¡Te odio, Harry Potter! —y salió de la habitación como una ráfaga de viento. Lo siguiente que vieron fue a Ginny montada en una Barredora volando lejos de La Madriguera.
—Se le pasará, cariño, ya lo verás —aseguró la señora Weasley—. Estaba muy emocionada por ser la buscadora de la Casa Gryffindor, pero sabía que era algo transitorio, que tú regresarías... Lo entenderá. Sólo dale un poco de tiempo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 10, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Harry Potter y el Príncipe MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora