Una promesa inquebrantable

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V. Madre
Mi casa podra caerse,
Y el mundo podrá morir,
Pero yo,
Nunca me olvidaré de tí

V. Hijo
A través del tiempo y las estaciones,
en cada esquina de mi mente y corazón,
se alberga un amor eterno y profundo,
Lleno de una luz brillante que no quema ni se apaga.

En el ocaso de mi vida, cuando todo se desmorone,
y las grietas de mi casa empiecen a romperse,
juraré al viento y firmaré ante el firmamento,
de que nunca olvidaré tu presencia ni tu aliento.

El mundo puede colapsar y desvanecerse,
sus cimientos tambalearse y desaparecer,
pero tu imagen grabada en mi ser,
permanecerá intacta sin padecer.

Cada rincón de mi casa puede romperse en una eterna agonía,
las paredes temblar con tristeza y melancolía,
pero en los rincones más profundos de mi ser,
tu voz resonará con esa dulzura que me hará renacer.

Tu ausencia se convierte en una tormenta despiadada,
como un ciclón que destroza todo a su paso,
pero mi amor por ti es el faro ante la tempestad,
que me guiará por los senderos por los que debo caminar.

Pueden desvanecerse los sueños y las ilusiones,
desmoronarse como castillos de arena con el viento,
pero el fuego que encendimos juntos,
arderá inextinguiblemente, resistiendo cualquier tormento.

En cada amanecer sentiré la pasión que desbordas en mi pecho,
el amor que siento por tí palpita y se niega a desaparecer,
siendo eternamente leal a tí, mi único tesoro al que no puedo renunciar.

Cuando el mundo se sumerja en la tristeza,
y las lágrimas inunden todos los corazones,
mi recuerdo de ti será un bálsamo suave,
que llevará mi consuelo y toda esperanza contra todas las peores situaciones.

Podrán pasar mil años y todos los seres amados se marchitarán,
pero mi amor por ti nunca perderá su brillo,
ya que serás la estrella más hermosa en mi cielo.
Y la llama que enciendes en mí, siempre iluminará mi camino hasta tu encuentro.

Podré olvidar las palabras, los nombres y las caras,
pero la esencia de tu ser nunca abandonará mi existencia,
cada sentimiento que afloró en nuestro encuentro,
se grabó en mi ser con amor y una gran resistencia.

Así mi casa pueda derrumbarse y el mundo perecer,
que  en lo más hondo de mi ser, siempre estarás tú,
inmortalizado en cada latido de mi corazón,
como un lazo eterno imposible de deshacer.

Cuando llegue mi último suspiro y cierre los ojos,
recorreré todo camino hacia nuestro último destino,
te prometo sin dudas que mientras exista un aliento en mí,
nunca me olvidaré de ti, ya que te convertirse en mi amor más querido.

El Legado Renacido: Reescribiendo los poemas de mi madre después de 30 Años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora