Hubiera sido una mañana como otra cualquiera para Emilia, si al despertarse no se encontrará acostada encima de algo que hallo en extremo blando. Pues tal vez no recordaba, pero el avisó de despedida de su madre horas atras, que partía hacía el trabajo, la hizo ponerse en alerta por 5 minutos en los que intento levantarse, tropezando y fracasando en la misión, por la cuál terminó tumbada encima de dicho señor que había acogido la madrugada anterior.
Apenas abrió los ojos, lo primero que vio fue la figura de Nathanael debajo de ella -Era un chico muy apuesto- sin dudas pensó. Sus ojos negros rasgados, que ahora se encontraban ligeramente pegados, le daban una mirada afilada, que calaba hasta su último hueso, las pestañas eran largas y se veían tan bien, que parecían abanicos en los párpados, su nariz era tan fina y perfecta que se cuestionó si realmente el era de este mundo, los labios entreabiertos como vía de respiración, hacían pucheros durante el paso de los minutos, unos pucheros bien bonitos de hecho - se río- En general había una expresión de tranquilidad en su rostro, y ella se alegro de haberla proporcionado.
Sin querer invadir más su privacidad, se levantó lo más suave que pudo para no despertar al muchacho que dormía plácidamente en el piso de su cuarto. No es que realmente había algo que hacer, pero se imagino que estaba ya un poco avanzada la mañana, pues tenía algo de hambre, y pensó que cuando Nathanael se levantará aunque no lo dijera, tendría hambre también y como buena anfitriona le quería dar algo de comer antes de que se marchará.
Fue corriendo al baño, y se apuro lo más que pudo en la ducha y en hacer los hábitos de limpieza ya premeditados, era bastante limpia y organizada desde niña, siempre fue muy presumida y no es que andará todo el tiempo de vestido y gala, pero trataba de verse diariamente lo más pulcra posible. Abriendo la cortina y secándose pausadamente cada parte del cuerpo, puso un pie fuera de la regadera y se percató de que no había ninguna pieza de ropa aparente para el uso diario.
-Emilia, Emilia, esto solamente te pasa a ti niña tonta, que tan basada en novelas puede ser tu vida para que sea tan predecible esta escena -se dijo.
Meditando un rato su próximo movimiento, se dío cuenta que al final tanto apuro había sido en vano, ya que lo que trato de no retrasar, al final la había retrasado más de lo previsto. Sin ninguna solución cuerda a la vista, se resigno a abrir la puerta del baño y prepararse para la que sin duda, sería la vergüenza que iba a perseguirla por el resto de su vida.
Asomó la cabeza suavemente, esperando ver al chico dormido como lo había dejado quizás ya 30 minutos atrás. Su cara fue de sorpresa absoluta, cuando no vio a Nathanael por ningún lado en la habitación.
-Donde se metió? -preguntó en voz alta, y el pensamiento de que tal vez ya se había ido, paso por su mente.
- Pero si lo deje acostado, en que momento él recogió las dos camas y se marchó? - le vino a la cabeza otra incógnita en lo que abría la puerta y salía del baño, ante la vista de que no había nada de que preocuparse si andaba en toalla.Colgar esta en el enganche del closet, y empezar a ponerse la polera,fue como si sirviera de llamado para que Nathanael apareciera por la puerta del cuarto como si nada, ella estaba a medio vestir, con las bragas al aire y aguantando los bordes de la prenda de Metálica que había encontrado en una tienda de ropa ancha, pues era lo que más usaba para estar en casa.
El asombró por parte de ambos fue tal, que empezaron una guerra de miradas, de la que cada uno tenía propósitos diferentes, era claro. Ella por su parte, lo único que podía transmitir era terror y vergüenza. Él, pues él solo podía observar como su estatura guardaba tantas curvas.
-Dónde estabas? -ella rompió el hielo al preguntarle, mientras deslizaba la pieza por su cuerpo, con la mayor naturalidad que pudo, como si por dentro no estuviera deseando que la tierra la tragara y la sacará de ahí, por su tan estúpido descuido.
-Buscando otro baño -dijo él como si nada.
-Lo encontraste ?- Le preguntó Emilia en la búsqueda de alejar su atención de lo sucedido.
-Sí, al final de el pasillo, por cierto, un poco incómodo, ya que es raro que los invitados suban a la segunda planta en busca de un baño - él captó rápidamente su mensaje, y fue más que cortés al complacerla.
-Es que no solemos tener muchos invitados por acá, las amigas de mamá, se saben el camino de memoria, y a mi, bueno no me gusta que nadie venga a visitarme -se rasco la nuca.
-Entiendo - dio él su respuesta.
Se quedaron sumergidos en un silencio, que para ninguno de los dos fue incómodo, hasta que cierto ruido proveniente de un estómago atrapó la atención de ambos.
-Emilia querida, si tenías hambre, lo hubieras dicho antes, yo como muestra de agradecimiento, me ofrecía encantado como plato fuerte - dijo Nathanael con una expresión muy pícara implantada en el rostro y acercando su cuerpo de a poco a ella.
- Te lo agradezco querido, pero he comido platos mejores - dijo con soberbia la chica que solamente había tenido una experiencia.
- Bueno en ese caso, es una pena -le dijo él.
- Vayamos a comer, seguramente tu también tienes hambre - y antes de que tuviera la oportunidad de negarse, ella lo agarro por el brazo y lo arrastro, escaleras abajo hacia la cocina.
- Sabes cocinar, no pensaba que así fuera el caso -le dijo después de estar unos minutos observando lo bien que ella se desenvolvía en esta área. A su vista estaba preparando unos panqueques, ya había hecho un batido, y por otro lado se estaban tostando unos panes. No es que él conociera inicialmente todas estas cosas, pero llevaba ya un tiempo prudente por este lugar, como para tener idea de lo que preparaba.
- Me gustaría hacer algo más por ti - dijo ella girando hacía él para mirarlo con cierta timidez en el rostro.
- No tienes que hacer más nada por mi, ya has hecho suficiente, de verdad y te lo agradezco.
- Te quería proponer, al menos durante esta semana, mi cuarto para que pudieras descansar, es poco tiempo, lo sé, pero así me sentiré mejor, realmente la noche no fue tan mala como imaginé, así que no me molesta ayudarte el tiempo que no voy a ir a la escuela.
Él se quedó perplejo ante su propuesta, de verdad pensó que iba a tener que esforzarse mucho para que ella accediera a eso, que ya había pensado, pero aún no le había pedido. Sólo pudo asentir con la cabeza sin que le saliera una palabra coherente.
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. holaaa
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Ida y vuelta al más allá
Fiksi Remaja¿y si toda la sobrecarga que tienes encima te hace alejarte tanto al punto de no saber donde te encuentras? ¿q pasaría si todo lo que recuerdas después de ver unas luces son los ojos negros de alguien? ¿te asustaría no poder despertar, sin saber que...