Más Allá de la Traición

Capitulo III

A Jada la dieron de alta y la llevo a su casa.

—Muchas gracias Steven, ¿Y como te irás?.— Recuerdo que El chófer me buscará en menos de 20 minutos a la universidad.

—Eso no importa, cuídate Jada, adiós.— Salgo como meteoro para ir a la universidad, está muy lejos de aquí y si mi madre se entera no será agradable, busco un taxi que me lleve a la Universidad.

Conseguí uno.

—¡TAXI!.— El taxi se detiene cuando a la esquina veo el auto de mi madre.

—¡Rápido, a la universidad!.— El taxi arranca y desde la ventana veo a mi madre mirando al taxi que me monté.

Espero no se haya dado cuenta.

Mientras vamos de camino a la universidad, me pongo a pensar en ese chica, lo que me hace ruido en la cabeza es de dónde sacó mi información, no creo que sea tan amante de investigar la vida privada de las personas.

Pensando en la chica me di cuenta que en su brazo derecho llevaba un tatuaje con forma de una de ave negro, es un símbolo que creo que he visto en la televisión, su tatuaje se veía muy antiguo, me pregunto cuántos años tiene la chica, su rostro la hace tener como 20 años, su cabello rubio natural combina con su tono de piel, ojos azules, en su brazo derecho llevaba consigo unas cuantas pulcera, cada vez que hablaba tocaba sus pulceras, pareciera que fuera víctima de la ansiedad.

Que interesante chica.

Llegamos a la universidad y veo de lejos a mi chófer.

—¡No te pases!.— A pocos metros viene Christian.

—Amigo, ¿Dónde has estado?, Perdiste el primer día de clases.

—Despues hablamos, necesito que vayas a mi casa, me pasarás lo de hoy.— Doy la vuela y salgo corriendo hacia el chófer.

—Ah ok, como tú digas.

Llego a donde está el chófer, me monto en el auto y el chófer arranca.

—¿Esta todo bien Señor Steven?.

—Si Max, ¿Por que lo preguntas?.

—Por que llamaron a la mansión, no estabas en la Universidad hoy.— Soy hombre muerto.

—Se presentó un accidente con una chica Max, y tenía que ayudar, es todo.— El chófer cambia la mirada.

—Muy bien.

En todo el camino no dije una sola palabra, iba pensando que escusa dar, se que al llegar a la casa iba a ver un tremendo problema sin pensar que mi madre me vió cuando me monté en un taxi.

Llegamos a casa y Samsum me espera en la puerta principal.

—Su madre lo espera en su cuarto Señorito Steven.

—Muchas gracias Samsum.

Entro y voy directo a mi cuarto, al entrar veo a mi madre sentada en mi escritorio de espalda.

—Sientate. — Noto a mi madre un poco molesta, me siento en mi cama y suelto mis cosas.

—Ya estoy sentado, ya puedes voltear la silla.— Mi mamá voltea.

—Que yo sepa pago tu universidad para que estudies, no para que estés alcahueteando los accidentes que le pasan a las chicas cualquieras.

—Madre disculpa pero no estoy alcahueteando nada, solo ayude a una chica, ¿Que querías que pensara?, ¿Que la dejara allí sangrando, o que poco a poco se fuera muriendo?.

—Ese es tu problema Steven, no piensas, y por eso pones en primer lugar a cualquiera que a ti mismo, ¿Quien te pondría a tí en primer lugar?, ¿Mmm?, Me gustaría escuchar esa respuesta.— Mi madre levanta la ceja que hace que me enfurezca un poco y me levanto de la cama.

—No se trata de pensar en mi, se trata de ser empático, de ayudar, y si, nadie me pondrá de primer lugar, pero en este mundo no solo existen personas con corazones de piedra, que solo piensan en si mismo y no le importa pisotear a las demás personas, no solo existen personas egocéntricas, hay personas que si valen la pena, y lo digo con toda la seguridad.— Mi madre se levanta de la silla.

—Pues de eso no estés tan seguro Steven, ya lo veremos.— Ella va y abre la puerta y se pone de espalda para salir. — Las cosas no siempre son lo que parecen a primera vista.— Ella trata de cerrar la puerta.

—¿Ah sí?, Pues lo dices con tanta seguridad, con razón, tu aparentas ser una persona diferente cuando estas en público, ya puedo verlo.— Ella entra y da una sonrisa.

—Despues no digas que no te advertí Steven, y si piensas que no te vi cuando te montaste en el taxi, si te vi, no te diré nada, ya lo que tenía que decir, lo dije.— Ella se acerca. —Solo quiero cuidarte del mundo que nos rodea, soy tu madre y se que es lo mejor para ti.

—No estés tan segura de eso Madre.— Ella sonríe y besa mi mejilla, y se va.

Trato de calmar mi furia y llamo a Christian, el es un gran amigo, así me puede pasar lo que vieron hoy.