III

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El Señor del Viento y su maravilloso (loco) plan 


Paso alrededor de un incienso hasta que todos decidieron que era necesario salir de la habitación, y afuera los estaban esperando Pei Ming y la Señora de la Lluvia. Y de la habitación salieron Xie Lian junto a Hua Cheng, He Xuan y Shi Qing Xuan, y Quan Yi Zhen, que había entrado a la habitación solo porque le daba curiosidad ver a Jun Wu joven.

Mei Nian Qing salió un rato más tarde. Dejando al joven dormido en la habitación, junto a algunos oficiales médicos.

– Esta bien, ¿Qué demonios está pasando? – Shi Qing Xuan fue el primer en hablar, al sentir el aire tenso entre todos los presentes. Todos menos Hua Cheng y He Xuan, a ellos les importaba un carajo.

Ambos supremos habían llegado a Tonglu antes de que Mei Nian Qing avisará sobre la situación, siendo alertados por su energía espiritual.

En el palacio del Señor del Viento, las habitaciones eran grandes y los pasillos aún más. Dentro, había balcones interiores que daban a la primera planta. Los pasillos parecían puentes de jade blanco y había plantas y aire fresco por todas partes.

Los pisos eran de jade, las paredes tenían columnas esmeraldas pastel y los floreros eran de distintos tonos de verde y azul.

Xie Lian fijo la vista en uno que tenía grabados de mariposas y espadas.

– ¿Perdió la memoria? – preguntó Xie Lian.

– Pero. . . también volvió a su apariencia de príncipe – decía Mei Nian Qing, más para sí mismo que para los demás. Murmurando bajo sus pensamientos y apoyando los codos en el barandal del pasillo.

– La lengua en la que habló hace unos momentos, ¿no es la lengua de WuYong? – fue lo que dijo Hua Cheng, milagrosamente, uniéndose a la conversación.

– No solo perdió la memoria, también sus poderes espirituales – habló He Xuan, recargado en una pared.

Los presentes lo miraron.

He Xuan, de todos los presentes, junto a Mei Nian Qing, en su vida mortal habían sido eruditos y cada uno se especializó en conocimientos específicos, precisamente, He Xuan era el que más sabía sobre poderes espirituales. Aparte de Hua Cheng, no había muchos que pudieran entenderle a la primera. Incluso Mei Nian Qing, que había estudiado en diversas áreas en más de veinte siglos, nunca se interesó en el poder espiritual a tal magnitud.

He Xuan era el experto, así que se tuvo que explicar.

– Cuando un inmortal pierde sus poderes espirituales, todos los conjuros que se usen en el momento también se pierden, el cambio de forma es una de ellas – siguió, y los demás esperaron a que llegara a la parte menos obvia – Pero también hay una condición, y es que el estatus alcanzado se pierde, perdiendo la inmortalidad de paso. Y si es un mortal, su cuerpo entrará a un estado de trance donde el organismo intentará adaptarse a la falta de poderes espirituales.

– Puede que haya perdido la memoria por el trance – completo Xie Lian.

– Pero la pregunta que me hago es, ¿En verdad es él? – preguntó Shi Qing Xuan, y todos lo miraron con caras de duda – Digo, a todo esto, no encontramos el cuerpo de Jun Wu, solo lo hallaron a él cuando entraron su Alteza, Xueyu Tanhua y He-Xiong, pero se les olvida que también vimos a Bai Wuxiang saliendo del horno. 

– Eso no explicaría nada, entonces ¿de dónde salió? – dijo Xie Lian – Simplemente, ¿todo esto paso de la nada o es algo que ya venía planeando? Jun Wu es despiadado, podría haber estado maniobrando todo esto debajo de nuestras narices.

Eterno VolcánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora