I.- POR AZARES DEL DESTINO

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"Se solicita empleada para área de venta. Interesados favor de marcar al número que viene en la parte inferior de éste apartado o presentarse en nuestras oficinas el día Martes de 12 pm- 5 pm".

Era lo que el anuncio en la sección de empleos ofrecía a sus lectores el día Lunes por la mañana. Pero claro, la joven Elízabeth que parecía no saber en qué día vivía, había leído el periódico justamente el día Martes a las 9 am.

Cuando reaccionó a la vida y se dio cuenta de lo que pasaba no pudo evitar escupir su café, ensuciando la mesa.

- No puede ser! Por qué hoy?! Es decir, por qué tuve que leer el periódico de ayer hasta hoy? Tal vez debería dejar de procrastinar...

Sacó su celular, confirmó la hora que era. Entonces decidió rapidamente pero con mucha precisión cada paso que iba a tomar en las siguientes 3 horas. Optó por una ducha rápida. Cuando estuvo lista, tomó unos Jeans azules, un top rojo, no, eso sería demasiado informal para una solicitud de empleo. Así que se decidió por una camisa blanca y unos botines negros. Demasiado formal para su gusto. Si no fuera por la ocasión, llevaría sus Jeans negros, camisa negra y sus zapatillas negras... Pero definitivamente necesitaba la mejor impresión. Necesitaba el trabajo.

- Hola soy...

Estaba comenzando a hablar por el pequeño celular de teclas hasta que del otro lado escuchó esa desagradable voz... "Buen día, no te desgastes, estoy ocupada y no responderé hasta que tenga tiempo de hacerlo".

Un gesto de incredulidad hacia aquel aparato asomó por su cara y el viejo pero amable conductor de taxi se atrevió a preguntar:

- Señorita, se encuentra bien? Necesita crédito para alguna llamada? Puedo prestarle mi celular si gusta.

Elizabeth agradeció la atención pero negó. En realidad no era motivo de novedad que su amiga estuviera ocupada la mayoría del tiempo, pero detestaba que fuera cuando ella más la necesitaba. Porque claro, contarle un chisme, entre amigas, prácticamente se considera una necesidad.

-Llegamos. Gusta que la recoja en algún horario?

- No, pero muchas gracias don Tomás. Si necesito de su transporte le llamaré. Buen día.

Después de pagarle al Taxi. Entró en la gran tienda. Siempre había soñado trabajar ahí. Comúnmente un trabajo en ventas, en una Agencia de autos, suele no ser un empleo de lujo. Pero esta Agencia tenía historia, sentimental. Al menos para ella.

Su abuelo la había fundado. Tras duro esfuerzo durante años, que al final, rindió sus frutos. Él siempre le había dicho que su lugar estaba asegurado, pues era su sangre. Pero ella siempre fué de la mentalidad de que todo lo que consiguiese tenía que ser por su propio esfuerzo y porque lo merecía. Así pues, se quemó las pestañas durante noches enteras para poder tener las mejores calificaciones en las mejores escuelas pagadas. Obtuvo los mejores Diplomas y se convirtió en la mejor persona preparada para hacer Marketing, estudió Administración de empresas y siempre destacó.

- Buenas tardes señorita -Elizabeth entrecerró los ojos para poder distinguir el nombre en el gafete de la joven- Laura? Vengo a las entrevistas para el empleo de Ventas.

-Claro -dijo la chica, con tono amargo. De esas personas que definitivamente parece que odian su trabajo- Necesito su Currículum. Tiene experiencia en trabajos similares? Y su identificación. Póngalas en esta carpeta y tome asiento. Mi jefe la llamará cuando sea su turno.

Elizabeth hizo lo que se le indicó y se fue a sentar. Excepto que claro, no quedaban asientos disponibles. Había tres sillas únicamente para espera. En una silla había un chico pulcramente aseado. Como si no hubiera dormido durante la noche por estarse preparando. Su imagen era digna de un trabajador de tan importante empresa pero sus ojos, Dios, parecían rogar por un instante de sueño. A su lado estaba una chica como de su edad, sólo que tenía un semblante de estar ahí rogando a Dios no conseguir el empleo. Su presentación era definitivamente descuidada. Y su cabello un desastre. No es que el de Elizabeth fuera algo increíble pero se esmeraba en mantenerlo en su lugar, y esa chica, definitivamente le daba igual. Y por último, en la tercera silla, estaba su real competencia. Una chica perfecta. Sacada de la serie más popular de Hollywood. Una Sydney Sweeney en todos los aspectos. Tenía un cuerpo increíble. Su cabello rubio y sedoso que parecía estar justo como ella deseaba todo el tiempo. Una piel envidiable, que ni las mejores cremas que Eli poseía le harían justicia. Sus ojos azules, penetraban y la hacían sentirse intimidada cuando ella volteaba. De su vestimenta, bueno, de esa mejor ni hablamos, el concepto quedó bastante claro. Así que no tuvo más remedio que pararse en una esquina mientras veía por la ventana de cristal el tráfico de la ciudad.

LEGADO Y PASIÓN.Where stories live. Discover now