VIII.- SECRETOS

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Llegaron al ansiado lugar. Era grande. Tenía unos jardines tan grandes e increíblemente cuidados que Eli creyó estar en un libro de encantos. Se sintió Cenicienta en su noche triunfal. Caminando de el brazo de un príncipe. Cuando lo había visto no le había tomado importancia, pero a la luz de las luces era tan guapo. Su sonrisa era única. Después de todo si reía. Imponía presencia, cada paso que daba era tan seguro de sí mismo. Jamás había conocido a alguien así, le recordaba al actor Regé-Jean Page de una de sus series favoritas.

Salió de su ensoñación cuando vio a Rowell -la otra chica de ventas que fue invitada- caminar hacia ella.

-Querida, que bien luces. Nadie te reconocería. Lo bueno es claro, que nadie te conoce -dijo en tono burlón- de cualquier modo, intenta comportarte. Hay gente muy importante por aquí, incluida la madre del jefe.

-¿Cómo? -preguntó incrédula-.

-La madre es todo lo que debe preocuparte. Si le desagradas a ella, adiós empleo. Así es siempre. Cuídate querida.

Rowell se alejó como si fuera una más de las magnates empresarias aquí. Tomó su papel muy personal.

En un momento a otro, se le heló la piel. No sabía qué había sido de Ander desde el día que le habló de sus sentimientos, pero ahora, lo veía del brazo de una mujer. Era más grande que él, algunos 50 años. Su cabello era dorado como el oro, en toda la noche no miró a otra mujer que pareciera más refinada o elegante que ella. Se estaban acercando.

-Oh, están aquí -dijo Erick-. Madre, ella es la señorita Elizabeth Carter. Elizabeth, ella es Allison Jones, mi madre.

La señora observó cálidamente a Eli, pero en el fondo la estaba examinando.

Le tendió un ligero asentimiento de cabeza y le dijo: El placer de conocerte es grande querida. Has crecido mucho. Ander me habló de ti.

¿Qué? ¿Ander habló de ella con su madre? Eso era bueno o malo. De pronto volteó a ver a Ander a los ojos y, no, no había rastro de dolor, o rencor. Había, algo más...¿qué era?

-¿Con mamá? Que astuto. ¿Qué te dijo madre? -preguntó curioso Erick.

-Pues lo magnífica que es esta niña con las ventas. Dijo que tenía un gran potencial. Y claro, que si hubieras seguido el legado que tu abuelo había dejado, la Agencia sería sin dudar la número uno en todo el país.

-¿Abuelo has dicho? - Erick miró a Elizabeth sin comprender qué pasaba-

Su madre le explicó quién era ella. Le sorprendió bastante que el no lo supiera aún.

Entonces Erick comprendió todo. El repentino amor de su hermano hacia la chica. Ella no sabía qué estaba pasando pero en los ojos del moreno vió como se llenaba de ira.

-Claro que tenías un plan, ¿eh?-dijo mirando a Ander y después se marchó hacia otro lugar que Elizabeth no alcanzó a notar-.

La noche transcurrió y se sintió mal porque no había visto en horas a su acompañante. Había estado charlando con otras esposas de empresarios y bebiendo vinos caros. Salió al jardín y en un rincón vió a Ander escondiéndose como si estuviera cometiendo un gran pecado.

Se acercó y se sorprendió al ver que éste aspiraba por la nariz un polvito blanco...

-¿Qué haces? -dijo con voz temblorosa, sintiendo pena por el chico- No pensé que tu podrías...

-Shhh... -interrumpió Ander mientras la jalaba del brazo hacia los adentros del jardín para evitar que los vieran- Por favor no digas nada. Es solo una distracción cuando siento que toco fondo.

-¿De qué hablas? Tienes todo lo que quieres. Por qué recurrir a esto si..

-No, no tengo todo lo que quiero Elizabeth -Ander la miró con ojos de súplica y se acercó- Hay una cosa que quiero y no pude tener...

Dijo tan cerca de Eli, que ella podía oler el alcohol en su boca. Podía ver esos ojos azules tan cerca que sentía que el mundo sólo existía en ellos.

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó en un tono tan bajo que no supo si en verdad lo dijo o sólo lo pensó-.

Ander comenzó a atraerla hacia su cuerpo, apartó el riso que colgaba en su rostro y se acercó a su oído.

-¿Aún quieres saber cuál es mi estilo, pequeña Elizabeth?

Comenzó a besar su oreja, y a bajar hacia su cuello mientras con su mano acariciaba sus glúteos.

Elizabeth no sabía cómo reaccionar. Tenía miedo, tenía curiosidad, quería decir que no, que se detuviera, que esto era una locura pero en cambio, su ser la traicionó y sólo dijo:

-Muéstramelo... 

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⏰ Last updated: Sep 13, 2023 ⏰

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