Elizabeth se encontraba sentada con el pequeño celular en la mano. Con los labios temblorosos, los ojos hinchados de pelear telefónicamente con Enzo, le preguntó: "por qué no puedes alejarte de ella"?
"Ella", era una chica llamada Anne, Enzo la había conocido por casualidad en un bar y se habían hecho amigos en una ocasión que se había dado un tiempo con Elizabeth. Solían salir y platicar por teléfono a menudo. No es que estuviera mal que Enzo tuviese amigas, el problema real era que le dedicaba más atención de la que le dedicaba a Eli. Eso la hacía sentir insegura, ya que tenía algunos problemas de autoestima, gracias a los malos tratos psicológicos que el chico le había causado. Era una relación tóxica y Bambi se lo había dicho, pero a veces no es tan fácil salir de un lugar donde has puesto todo de ti.
-Por que no suelo ser cruel sin motivo -dijo Enzo excusándose-.
-No pido que seas cruel. Sólo que me des mi lugar. Te duele perderla?
-Por Dios! No..
- Te duele perderme a mi? -preguntó Eli, con tanto miedo de saber la respuesta que su corazón pareció hacerse del tamaño de una pasa seca-.
- Si tiraras un billete de $20, te dolería perderlo? Si supieras que va a volver una y otra y otra vez cada que lo pierdas? -dijo el chico, molesto. Sin tacto. Sin pensar en el daño que acababa de hacerle a Elizabeth, esa chica que había puesto tanto de ella misma en él y su relación. Rompió su pobre corazón. Y así obtuvo la respuesta que en el fondo ella conocía. Pero solo le aterraba estar en la razón-.
- No quiero ser más un billete de $20... No quiero ser un.. No..
Elizabeth se despertó exaltada. Había sido ese sueño de nuevo... Excepto que más que un sueño, era su pesadilla frecuente. Era un recuerdo. De cómo el chico que amaba la había reemplazado. Su amor. Sus confidencias. Su tiempo. Sus sueños. Sus ilusiones. Desde ese día ella se juró para sus adentros no volver a ser un billete que siempre vuelve y poco a poco pierde su valor. Dejó el tema del amor como un asunto zanjado. Cerró su corazón y su interés en cualquier persona que intentara algo parecido. Abrirse siempre resulta peligroso, de algún modo siempre tienes que volver a cerrarte, el asunto es que hacerlo dolía demasiado.
Se levantó de la cama intentando pensar en cosas más animadas. Pensó en asearse. En sus planes del día. Se puso su pantalón de vestir, su camisa y su saco. Como toda una Ejecutiva en ventas. Acomodó su cabello lacio y negro tras sus hombros. Retocó su labial rojo. Algo de perfume. El perfume siempre es importante, pero no puso demasiado.
El Taxi la esperaba afuera, así que salió a su encuentro. De camino a la Agencia, había una manifestación que imposibilitaba a los choferes llegar a su destino. No podía llegar en auto, y mucho menos a tiempo. Aún así, pagó al taxi lo que correspondía, y se bajó. Comenzó a caminar hacia su destino. Mala idea. Demasiado mala. Su tacón se atoró en una rendija. "Maldición. Quién inventó las agujas en los zapatos?". Se quitó ambos zapatos y siguió su camino. Cuando estaba a punto de llegar, recordó que no había cogido su reporte de venta que había preparado en casa. "Estoy muerta. Seguro me he quedado sin trabajo". Corrió a el negocio de la vuelta de la esquina para imprimir de nuevo el reporte que hábilmente tenía en una USB. Esto ya ha había retrasado 30 minutos. Sin contar que no tenía zapatos. Su cabello era un desastre y ni siquiera tenía carpeta en su trabajo para presentar.
Antes de entrar a la Agencia, tuvo ganas de llorar. Le daba vergüenza entrar en semejante imagen. Pero necesitaba entregar ese reporte pues era cierre de mes. Además debía al menos informar del motivo de su retraso. La secretaria que tanto odiaba seguramente le iba a dar mucho gusto su desgracia. La otra chica de ventas probablemente se mostraría compasiva pero en el fondo sabía que estaría rezando porque la despidieran y así poder quedarse con su puesto. La señora del aseo probablemente le diría tantas lindas palabras para consolarla que Eli terminaría cediendo a las ganas de llorar que estaba reprimiendo. Tuvo una mala noche con sus sueños, el camino había estado mal y su llegada aún peor. Qué cara pondría su jefe cuando la viera así? Querría siquiera atenderla?
- Aún no llega Elizabeth Carter?!!
Preguntó Ander justo antes de ver que la chica cruzaba la estancia. Más que una pregunta, estaba gritando. Ella nunca lo había visto molesto. Era por su tardanza? No lo sabía. "Aquí estoy señor, -comenzó a decir Eli con notorio miedo en su voz- disculpe es que la manifestación y mi zapato y..."
-A mi oficina, ahora -exigió el jefe-.
El personal se quedó atónito. No sabían qué pasaba. Muchas veces ocurría que algunos llegaban tarde, aunque se esforzaran en llegar temprano, el tráfico y las manifestaciones eran el pan de cada día en esa ciudad. Pero jamás lo habían visto así.
Elizabeth entró con la mirada baja. No sabía si hablar, disculparse o callar. Sólo se limitó a cerrar la puerta y permanecer callada.
- Señorita, por un momento creí que no iba a volver usted por aquí.
El tono de Ander era un poco más suave que el que había gritado hace un momento. Elizabeth lo miró y sólo reconoció esos ojos azules amigables de siempre. Pero veía algo más...miedo?
-Lo siento señor...
-Dime Ander cuando estemos juntos. Demonios Eli te lo he pedido cientos de veces.
- Si señor... lo siento, si Ander.. Lamento mi retraso, es que la manifestación y cuando venía mi zapato se estropeó y por la prisa había olvidado el reporte y...
-Al carajo el reporte! Esta semana te he cargado tanto trabajo, y horas extras, y ese reporte que ni siquiera era tu obligación... Te quité demasiado tiempo que creí que te habías hartado y decidido no volver -dijo Ander con un tono de voz tan extraño. Eli jamás lo había visto así-.
- Jamás le dejaría el trabajo botado.
- No me importa el trabajo Elizabeth -dijo mientras se acercaba a ella tan rápidamente como si tuviera miedo de que ella saliera corriendo de repente y no volviera nunca más-.
-No entiendo yo...
-No me dejes botado a mí. No lo harás, verdad pequeña Eli? -dijo casi en forma de súplica-.
Ella no sabía qué ocurría. Había tomado algo su jefe? Era tan buena en su trabajo de verdad? A qué se debía esa actitud? Dió dos pasos atrás lentamente mientras decía:
-No pienso dejarlo solo con la Agencia, mucho menos en fin de mes. Si decido hacerlo yo le informaré con antelación...pero no se preocupe soy feliz con mi empleo...
El corazón de Eli latía como si quisiera salir huyendo de esa escena. En cambio, no lograba descifrar el de su jefe.
Ander se sintió aliviado al escuchar estas palabras. Pero lo que dijo dejó helada a la pobre mujer.
-No lo entiendes. Hemos trabajado codo a codo 7 meses, y han sido increíbles. Cada minuto que compartimos, cada risa que me das. Cada idea. Cada palabra. Son lo mejor que me han pasado en mucho tiempo. Conocí a tantas mujeres antes de ti, que creo que después de tanto por fin he conocido lo que es...
No pudo termina porque Eli no pudo soportar escuchar más de aquello.
-NO. Señor, por favor no siga. No puedo... Ha sido lindo el tiempo que hemos pasado, pero yo no puedo...no ahora...
La confusión que Ander sintió lo mareó. No lo entendía, pensó que Eli sentí lo mismo. Era extraordinaria, ambos lo eran cuando estaban juntos pero, quién no se enamoraría de un hombre guapo, rico y exitoso como Ander Hub? Jamás ninguna chica había rechazado estar con él. Claro, eran solo cosa de una noche, pero jamás recibió un "no". Le dolió el orgullo, pero, esta vez, le dolió más el corazón. Jamás había sentido esa horrible sensación. Y ahora qué? Qué debía hacer? Qué debía decir?
- Entiendo -fue todo lo que salió de su boca un amargo nudo estaba en su garganta y las lágrimas parecían luchar por salir-.
-Yo...
.Salga, deje su reporte y tómese el día libre para reparar su calzado -fue todo lo que dijo-.
Eli asintió. "Nos vemos mañana Ander, lo siento realmente"-dijo-.
-Llámame Señor.
Tras esto, la puerta se cerró y quedó en la fría oficina, solo. Más solo de lo que se había sentido 7 meses atrás, antes de conocer a la pequeña Eli.
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LEGADO Y PASIÓN.
Teen FictionUna chica en busca de estabilidad entra en un mundo laboral que supera sus expectativas aunque parece sencillo. Pero no sólo encuentra empleo, pues también choca con la historia familiar, y la melancolía de lo que un día fue, la atrapa. Por suerte t...