CAPÍTULO 699. ESTABLECER LAS REGLAS DEL MUNDO (1)
Rong Qing entrecerró ligeramente los ojos. No les creía en absoluto.
Si la tensión entre humanos y demonios pudiera aliviarse tan fácilmente, habría mejorado hace miles de años. Si esta gente pudiera aceptar a los cultivadores demoníacos tan fácilmente, esos grandes o pequeños enfrentamientos se habrían evitado hace mucho tiempo el mundo no se construyó en un día. ¿Cómo podría aliviarse la tensión tan fácilmente?
En este momento, de repente querían seguir el ejemplo del Gran Mundo. Era una bonita excusa, pero la mayoría de las sectas no eran tan razonables, como la Secta Shaohan y la Secta Shenyin. ¿Qué les hizo estar de acuerdo en mejorar la relación con los cultivadores demoníacos?
De repente, Rong Qing recordó la conversación que había tenido con Helian Hongzhan esta mañana. En ese momento, Helian Hongzhan parecía muy seguro de que Rong Qing podría participar en el Concurso de Pintura de Flores de las Diez Sectas. Rong Qing se volvió hacia Helian Hongzhan, que estaba a su lado. "Shifu, ¿tiene esto algo que ver contigo?"
La boca siempre fría de Helian Hongzhan se curvó ligeramente, y puso su brazo alrededor de los hombros de Rong Qing, diciendo en voz baja: "La fuerza manda en el mundo del cultivo. Cuando tienes que razonar con otros, significa que no eres lo suficientemente fuerte. En el pasado, Lingyun se convirtió en la primera secta justa por su fuerza, pero no llegó a ser un verdadero líder. No fue porque los líderes de la secta fueran indiferentes al poder, sino porque no eran lo suficientemente fuertes. No bastaba con ser más fuertes que los demás. Tenían que ampliar la brecha hasta que no pudiera estrecharse durante generaciones."
La expresión de Rong Qing cambió, y dijo: "Shifu, quieres decir..."
"Cuando tu fuerza supere la percepción de la gente de este mundo, podrás establecer las reglas de este mundo."
¿Establecer las reglas de este mundo?
Rong Qing se emocionó. Era cierto. Si eran más poderosos que cualquiera en este mundo y estaban a una altura que otros nunca alcanzarían en su vida, ¡podrían modificar las reglas de este mundo!
En el Pequeño Mundo, humanos y demonios eran enemigos. Si Rong Qing quería que hicieran las paces, tenían que hacerlo. Si ponían alguna objeción, los golpearía hasta convencerlos. De esta forma, no habría nadie que se atreviera a ir contra él.
A partir de ahora, ¡el Pequeño Mundo seguirá sus reglas!
Rong Qing agarró el brazo de Helian Hongzhan y dijo con ojos brillantes. "Shifu, ¿saliste anoche? ¿Saludaste a esas sectas y les informaste de tus nuevas reglas?"
Helian Hongzhan rió en voz baja y dijo: "Nuestras nuevas reglas."
Rong Qing sonrió aún más brillantemente, y su corazón lentamente se llenó de emociones indescriptibles. Su Shifu Helian Hongzhan siempre hacía muchas cosas por él sin decírselo y le allanaba el camino. Helian Hongzhan siempre pensó cuidadosamente en Rong Qing.
Así que, bajo la petición de varias sectas importantes, Rong Qing se quedó.
El Concurso de Pintura de Flores de las Diez Sectas comenzó oficialmente.
La gente de otras sectas se apresuraba a colocar sus flores en las pantallas de piedra, pero Rong Qing no tenía prisa porque sabía lo que Helian Hongzhan iba a hacer.
Helian Hongzhan, vestido con una túnica negra, se mantuvo firme al lado de Rong Qing y desenvainó su gran espada, clavándola ligeramente en el suelo y poniendo las manos en la empuñadura. Cuando la punta de la espada tocó el suelo, una fuerza poderosa y casi visible surgió y barrió el escenario.
