Capítulo 11

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Alguien pronunciaba mi nombre "Luna... despierta" era una voz tan encantadora que no quería abrir los ojos para seguir escuchándola.

–Te traje el desayuno... –besa mi frente y abro mis ojos.

–Buenos días, Lancelot.

–Escucharte decir mi nombre siempre es agradable, espero que ahora lo hagas más seguido.

Formo una pequeña sonrisa, me siento en la cama y Lancelot acomoda todo para mí, poniendo una bandeja de plata en mi regazo con bastante comida.

–Esto es para ambos, ¿no?

–Yo desayune temprano, justo ahora debería faltar poco para que sea la una de la tarde.

–¿¡Cómo dices!? Por qué no me despertaste temprano.

–Quería que descansaras a noche fue muy duro para ti –toma mi barbilla y besa mis labios– traje bastante comida para que tengas energía.

–¿Haremos algo hoy? –dije confundida.

–Sí, pero necesito que tengas más energía para más noche –Lancelot puso una sonrisa burlona y se dirigió a la puerta– vístete, te espero abajo.

Después de terminar mi comida me dirigí al armario y tome un vestido color purpura hermoso, quería que combinará con mis ojos, arregle mi cabello y agregue unas cuantas flores azules pastel en él, sin olvidar algunas joyas. Quería verme linda, se sentía como tener una cita.

Me dirigí a la primera planta del castillo y justo al final de las escaleras Lancelot me estaba esperando, vestía un hermoso traje estilo medieval negro con un bordado morado oscuro y botones plateados que se miraban tornasol con el reflejo de la luz, digno de un Rey.

Me sentía como una princesa de cuento de hadas.

–Lindo morado, parece que pensamos en lo mismo –dije riéndome.

–¿Olvidaste que amo el color morado por tus ojos, mi Reina? –Lancelot extiende su mano a mí y la tome con gentileza.

Durante todo ese día Lancelot fue más atento conmigo de lo que ya era y me llevo a visitar tantos lugares como pudo, descubrí cosas que nunca hubiera imaginado que existieran no solo se trataba de comidas, criaturas o animales, también de paisajes.

Estábamos en un bosque hermoso y con la oscuridad que surgía hermosas luciérnagas venían con ella.

–Parece que ya anocheció.

–¿Deberíamos regresar al castillo? –dije un poco desanimada.

–No... todavía necesitas ver algo más.

No entendía por qué Lancelot nos había traído a este bosque, pero menos entendía por qué nos adentrábamos tanto en él.

–¡Balerion! –grito Lancelot y una enorme sombra surgió de los cielos.

Era un dragón, mi estomago se retorció del miedo, asombro y emoción. Era enorme, podría decirse que su tamaño era alrededor de los 150 metros de largo, su cráneo era gigante, pero sus alas lo superaban por mucho.

El dragón bajo del cielo y se colocó en el suelo, bajando su cabeza como si estuviera listo para ser montado.

–¿Es tuyo? –pregunté, estaba nerviosa, pero mantuve mi voz en calma.

–Era de mi padre, salió del huevo siete días después del nacimiento de mi padre, así que eran muy unidos.  Un dragón puede vivir cientos de años, lo mismo que un Rey demonio, pero mi padre murió en una batalla, por lo que decidí que yo lo cuidaría...

luz y sombra. La leyenda del Reino de las Hadas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora