Leyendo: Octava Ala

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"Si me disculpas" uzume dijo arrebátanos rápidamente el libro de manos de Homura

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"Si me disculpas" uzume dijo arrebátanos rápidamente el libro de manos de Homura

No quería perderse esta supuesta pelea entre miya y shirou

Aun que si shirou decidía retirarte de último minuto no lo culparía, estaría un poco decepcionada pero lo entendería

La misma miya parecí acomodarse para ver mejor la pantalla, sabía que al menos podía defenderse pero también quería saber el alcance de sus habilidades

"¡Shirou-san!" Escuché la llamada de voz emocionada de Musubi desde afuera del cobertizo. "¡Es hora! ¡Es hora!" Esa fue toda la advertencia que recibí antes de que la puerta se abriera y ella asomara la cabeza. "¡Date prisa, Shirou-san!" Si la chica fuera un poco menos excitable, podría haber confundido su imperativo con una orden. Tal como estaba, sonaba tan ansiosa y desesperada que parecía más como una súplica.

"Es hora?" Pregunto Homura nerviosa esperando que no sea sea lo que piensa

"Es hora del duelo!" Exclamo musubi emocionada

Minato se preguntó si musubi conocía la referencia que acababa de hacer pero lo dudaba seriamente

"Ya voy", le dije, tomándome un segundo para terminar de clavar el clavo en el panel de corcho. Después de bajar el martillo junto a la astilla de metal medio clavada para poder colocar una segunda a unas pocas pulgadas de distancia, volví a subir el martillo e hice lo mismo con el clavo nuevo. Después de colocar el martillo en los dos clavos para que colgara bien, miré el resto del tablero y 'hmmm' apreciativamente. Había numerosos clavos similares colocados a lo largo de su longitud, y cada juego acunaba un tipo diferente de herramienta.

"Ese es mi cobertizo?" Pregunto miya con una ceja levantada

Que hacía ahí?, realmente no lo usaba mucho pero bueno, seguía siendo parte de su posada

"Shirou-san" Musubi se quejó lastimosamente, molesta por la demora mientras rebotaba en su lugar. Con una última mirada a los utensilios colgantes, me moví hasta que pude bajarme de la mesa en la que había estado arrodillado, estirándome mientras lo hacía para relajar mis piernas ligeramente rígidas.

"Está bien, está bien", le aseguré a la inquieta e impaciente chica del santuario, quien instantáneamente juntó las manos y salió de la habitación.

"¡Él está viniendo!" gritó alegremente de regreso a la posada. Habían pasado cuatro días desde que acepté tener una pelea con Miya, y desde entonces la pobre Musubi había estado esperando desesperadamente al borde de su asiento. Estaba seguro de que ella había estado anticipando el partido incluso más que nosotros dos que íbamos a tenerlo.

"Pelea!, pelea!, pelea!" Exclamo musubi emocionado

"Ugh, por favor se amable conmigo" minato trago saliva nervioso

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