Habían decidido que hoy sería día de picnic.
La familia entera estaba sentada en una de las partes llanas que rodeaba la casa principal, habían colocado un bonito mantel de cuadros rojos para salvaguardarse de posibles insectos y diferentes platos reposaban sobre la misma.
Jennie mantenía sus ojos cerrados mientras disfrutaba del sonido de los animales a lo lejos. Respiraba hondo cada pocos segundos, llenándose los pulmones de aire fresco y puro, todo lo contrario a lo que solía respirar en sus años neoyorquinos. Podía sentir las manitos de Beomgyu posadas sobre su pecho, dónde lo tenía recostado tomando una siesta, y las risitas de su cachorro mayor siendo perseguido por Lisa.
Sin embargo, toda tranquilidad se vio opacada cuando un repentino llanto hizo que su loba se alertara. Abriendo los ojos de golpe, captó como las facciones de Yeonjun se deformaban hasta terminar en un prominente puchero y posteriores lágrimas.
Lisa lo cargó entre sus brazos, dirigió su cabecita hacia su glándula aromática y besó entre sus cabellitos, todo esto mientras se acercaba a paso tranquilo.
ㅡ¿Qué sucedió, alfa? ㅡinquirió preocupada
ㅡTranquilo, amor, Yeonnie lastimó su dedito ㅡrodó los ojos con algo de diversión por el escándalo que una simple cortada podía provocar.
ㅡDámelo.
Y no tuvo que pedirlo dos veces porque el mismo cachorrito prácticamente se lanzó a sus brazos, teniendo cuidado de no aplastar a su hermano en el proceso.
ㅡDuele, mami... ㅡsollozó con fuerza.
ㅡLo sé, amor, pero tranquilo, mami curará tu dedito ㅡliberó su aroma amielado en un vil intento de calmar la situación.
ㅡ¿Quieres que sostenga a Beomgyu? ㅡofreció Lisa ya sentada a su lado.
ㅡPor favor, alfa.
Lisa tomó en su regazo al menor, meciéndolo un poco para que no despertara de su siesta, aunque el niño no lo haría a menos que el mundo realmente se estuviese acabando.
Jennie, ahora con los brazos libres, apresó al cachorro contra su pecho. Al sentirlo más sereno, examinó el dedito que Yeonjun le mostraba. En el índice podía apreciarse apenas una cortadita, era mínima, pero por supuesto que para un niño de tres años ardería y dolería cantidades abismales.
Sin mucho tiempo que perder, se guío por sus instintos, llevando el falange a su propia boca y lamiendo un poco la cortada. El suspiro de alivio que abandonó los labios de su hijo le hizo saber que había tomado el camino correcto, por lo que repitió la acción un par de veces más. Luego, se puso de pie, le avisó a Lisa que iría a la casa principal por el botiquín, recibiendo un "ordenamos aquí y los alcanzamos" a cambio y se encaminó.
ㅡYa, mi amor, pronto te sentirás mejor, te lo prometo.
ㅡYa no duele muchote, mamá ㅡmurmuró el alfita mientras sorbía su nariz.
ㅡEso es bueno, aunque debes saber que a mami siempre podrás decirle cuando algo duela.
ㅡSé, mami, pero soy alfita fuerte ㅡintentó gruñir como su madre hacía cuando jugaban, aunque terminara siendo un mero intento.
Jennie lo sentó en la mesa de la cocina y le sonrió con amor.
ㅡPor supuesto que eres mi alfita fuerte, pero el que demuestres dolor no te hace serlo menos, te hace ser humano ㅡinstruyó antes de dejar un suave besito en la punta de la nariz solo porque adoraba ver cómo se arrugaba, tal como la de mi Lisa.
ㅡ¿Humano? ㅡladeó la cabeza el niño.
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The family's farm | Jenlisa
Fanfiction↪Lisa y Jennie se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritos. ¿...