Capítulo 13

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ㅡ¡Mira, mamá! ¡Es banco! ㅡYeonjun tenía la carita prácticamente pegada a uno de los grandes ventanales del frente de la casa. 

ㅡSí, bebé, la nieve es blanca ㅡLisa revolvió sus cabellos mientras observaba lo mismo que su hijo pero desde una distancia mucho más alta. 

La realidad era que el invierno había llegado a la granja y junto con él el trabajo se había multiplicado. Ambas adultas estaban inmersas en adaptar los diferentes ambientes para que las consecuencias fueran las menores posibles. Era una de las primeras estaciones de ese tipo en la que sus hijos estaban conscientes de su alrededor, por lo que la emoción por lo que para ellos podría considerarse desconocido era indudable. 

ㅡ¿Salimos a jugar? ㅡlo observó con enormes ojos de cachorrito persuasivo. 

ㅡLo siento, bebé, pero no creo que a mami le agrade la idea de que salgamos en medio de una tormenta de nieve. 

ㅡ¿Tomate de nieve? ㅡel alfita frunció su ceñito sin entender del todo. 

Lisa carcajeó ante la pregunta, le hacia demasiada gracia la etapa de confusa formulación de palabras del más pequeño, y es que Yeonjun justamente se encontraba en ese momento de la infancia en donde le gustaba curiosear por todos lados y básicamente absorber como una esponja toda clase de conocimiento y palabras de su alrededor. 

ㅡTormenta, mi amor ㅡaclaró. 

El niño terminó de entender cuando observó los grandes árboles fuera sacudirse con furia mientras el viento silbaba al correr. Grandes copos blancos se desprendían del firmamento para terminar amontonándose sobre el fino césped. A Yeonjun le gustaría probarlos con su lengua solo para tener idea de a que saben. 

Jennie entró abruptamente con la punta de la nariz colorada. Se quitó el abrigo y zapatos mojados y prácticamente corrió en dirección a la chimenea que se encargaba de mantener una buena temperatura en la planta baja.

ㅡ¡Amor! ¿por qué saliste con el clima así? ㅡinquirió Lisa a la vez que se acercaba y estrechaba fuertemente a la omega para intentar trasmitirle un poco de su calor corporal.

ㅡUno de los caballos se había escapado del establo, lo vi cuando estaba preparando a Beomgyu para su baño ㅡtiritó entre sus brazos sintiendo poco a poco la grata sensación calurosa ingresar en su sistema.

ㅡ¿Por qué mami pudo salir a jugar en el tomate de nieve y nosotros no? ㅡYeonjun preguntó con sus manitas entrelazadas frente a su barriguita y con un tono que rozaba lo acusador. 

ㅡNo estaba jugando, Yeonnie, estaba ayudando al señor Coco a volver a su casita ㅡLisa le respondió sin dejar de prestar atención a los temblores del cuerpo contrarioㅡ ¿podrías por favor traer la manta de lana que cuelga del respaldo del sofá? mami necesita calor. 

El alfita asintió antes de corretear hasta donde su madre le había indicado. A duras penas tironeó de la larga frazada y a rastras la llevó hasta donde los adultos se encontraban. 

ㅡ¡Yo cuido a mami! 

ㅡEso es, buen cachorro ㅡLisa arropó bien a su omega y la dejó sentadita junto a su hijo mayor en el mullido mueble a su derechaㅡ iré por Beomgyu a su cuarto. 

Como lo había sospechado, Jennie se había encargado de que su cachorro estuviera abrigado y dormidito en su nido antes de salir en auxilio del caballo. A veces le sorprendía lo rápido que era la omega en cuanto a su actuar, nunca se le escapaba un detalle y siempre estaba dispuesta a ver por el otro. Antes habían llegado incluso a discutir por el corazón tan compasivo que tenía y es que sin duda alguna muchas veces la había colocada en situaciones peligrosas, como aquella vez que le plantó cara a un alfa abusivo por estar jaloneando de otro omega en la fila del supermercado, pero rápidamente descubrió que nada podía hacer para que las cosas fueran diferentes. Amaba a su omega y siempre que estuviera en peligro ella iría a socorrerla. 

The family's farm | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora